La pintura ha recuperado su estado original en virtud de un convenio de colaboración suscrito por el Museo del Prado y el Banco de España en 2013
Esta intervención del Museo Nacional del Prado en el cuadro pintado por Francisco de Goya, perteneciente a la Colección de Arte del Banco de España, ha permitido verificar que una medalla que aparecía pintada sobre el pecho del retratado -una condecoración de Carlos III-, fue añadida por un pintor posterior a Goya, por lo que ha sido eliminada de la composición para devolver la obra a su estado original.
El retrato de José de Toro-Zambrano y Ureta, uno de los primeros directores del Banco de San Carlos, predecesor del Banco de España, fue el primero de los seis retratos oficiales pintados por Goya para la institución entre 1784 y 1788.
Sobre el retrato de José de Toro-Zambrano y Ureta
La Junta de Gobierno del Banco de San Carlos decidió encargar retratos de sus directores, una vez cesaban en sus puestos, “con el fin de adornar con ellos las salas de sus juntas, y de conservar la memoria de sus buenos servicios”. Los directores podían elegir al pintor que realizase su retrato. Se cree que Toro-Zambrano escogió a Goya por recomendación de Ceán Bermúdez, que era el secretario del Banco.
Goya siguió en el retrato de Zambrano la sencillez, claridad, precisión y estudio de la personalidad y del carácter del personaje que había iniciado en España, casi veinte años antes, Anton Raphael Mengs. La sobriedad no es, sin embargo, un obstáculo para convertir el retrato en una obra de arte magnífica y nueva.

La técnica de Goya capta los aspectos externos de Zambrano, el color de su tez, la finura y elegancia de sus manos, el color profundo de su casaca, pero también la frialdad de sus ojos azules, que enjuician con distanciamiento a quien tiene delante, el gesto seco y tenso de la boca o la firmeza de su puño sobre el antepecho de piedra, que revela su carácter acostumbrado a imponer su opinión.
Unos meses después de finalizado el retrato, Toro-Zambrano fue galardonado con la cruz de Carlos III y se encargó el repintado de la medalla a un pintor desconocido en un momento posterior del que no ha quedado constancia. Esta condecoración no respetaba la calidad ni la composición de la obra de Goya, por lo que el primer restaurador del Museo Nacional del Prado, Federico Amutio y Amil, la hizo desaparecer en una restauración a principios del siglo XX. En esta ocasión, el equipo del Museo del Prado ha podido verificar que la medalla añadida no había sido obra de Goya y ha eliminado los restos de la anterior intervención y devuelto la obra a su estado original.
Sobre el convenio entre el Banco de España y el Museo del Prado
El convenio entre el Banco de España y el Museo del Prado prevé la realización de actividades conjuntas y la colaboración en proyectos culturales, centrados en el asesoramiento, estudio, formación y perfeccionamiento científicos en relación con la colección artística del Banco de España.

Además, contempla la restauración de dos obras de la colección por año. Desde su firma, en 2013, se han realizado 16 restauraciones. Las más recientes, finalizadas en 2024, han sido el retrato de José de Toro-Zambrano y Ureta (Francisco de Goya, 1785), y la obra Voltaire contando uno de sus cuentos (Joaquín Sorolla, 1905).