Pablo Pérez-Mínguez: “He sido más escritor que fotógrafo”

A partir de documentos personales que atesoraba el polifacético fotógrafo, su sobrina y colaboradora Rocío Pérez-Mínguez Escobar ha elaborado un retrato caleidoscópico de uno de los artistas más importantes del último cuarto del siglo XX

«Cuando yo muera se sabrá que he sido más escritor que fotógrafo», declaró Pablo Pérez-Mínguez allá por 2006, año en que le concedieron el Premio Nacional de Fotografía. Tal aseveración, como tantas otras desconocidas, puede leerse en la biografía autorizada del polifacético fotógrafo firmada por su sobrina y estrecha colaboradora, Rocío Pérez-Mínguez Escobar.

Y es que, gracias a los múltiples diarios personales que atesoraba, la fructífera correspondencia con familiares y amigos, así como las decenas de carpetas repletas de folios escritos a máquina con reflexiones sobre lo divino y lo humano, han permitido a la autora conformar un retrato caleidoscópico de su personalidad, «porque la verdad y la realidad son caleidoscópicas, con múltiples formas según la perspectiva con que se miren», como asegura.

P.P.M., iniciales con las que firmaba sus fotografías, lo tuvo claro desde niño cuando a los siete años le regalaron su primera cámara fotográfica y, desde entonces, nunca paró de fotografiar todo lo que veía, incluido a sí mismo. «La fotografía me da vida», solía decir, o escribir, en aquellos fototextos que desde los años noventa sacaba del bolsillo de su cazadora, como un mago de su chistera, para que el modelo en cuestión posara con ellos.

Repleto de anécdotas y de aforismos, fruto de sus reflexiones, el libro, Pablo Pérez-Mínguez. Vivir la Fotografía (Ed. La Fábrica, 2022), nos sumerge en la vida y obra del fotógrafo que iconizó en los ochenta a los personajes más emblemáticos de la Movida madrileña, como Alaska, Pedro Almodóvar, Fabio McNamara o Tino Casal, cuyos retratos forman ya parte del imaginario colectivo e ilustran, en blanco y negro y en color, sus páginas.

Algunos de los retratos fotográficos de P.P.M. que aparecen en esta biografía.

Para entonces, P.P.M. ya era un fotógrafo consagrado, con la puesta en marcha de una revista de referencia y rupturista (Nueva Lente) y de la primera escuela de fotografía que hubo en nuestro país (El Photocentro), revolucionando desde los años setenta el mundo de la imagen, no solo en España sino también en el extranjero.

Sus escritos, por supuesto, pero también el testimonio de hermanos, primos, amigos de la infancia y adolescencia, colaboradores, fotógrafos, galeristas y un largo etcétera, han sido piezas fundamentales para completar con éxito el puzle de su vida. La autora solo tuvo que seguir las huellas del que es, por derecho propio, uno de los artistas más importantes del último cuarto del siglo pasado y entretejer su historia.