La joven creadora lisboeta arranca el calendario expositivo de la galería Pedro Cera en Madrid con una muestra de origen místico y marcado carácter religioso, fruto de su férrea educación familiar, donde el simbolismo numérico recreado por los polos opuestos juega un papel decisivo, lejos de imposiciones. Hasta el 24 de febrero
Arranca el año y con él, un aluvión de propuestas creativas. La sucursal de la emblemática galería lusa Pedro Cera complace con la primera exhibición, en la capital, de la artista Isabel Cordovil (Lisboa, 1994). Bautizada como “Dos cosas tan desiguales”, toma su referente de un poema místico, delicado como el dulce que inspira, la obra de la Santa carmelita de Ávila, Teresa.
Con ello, Cordovil de profunda raíz cristiana, propone un momento para la confesión en el notable espacio, en dos alturas, que alberga la sede de Barceló nº 13 e invita, fuera de fario, a una introspección en estos primeros caminares o sendas del año, donde el caprichoso destino acecha y construye el futuro incierto, ¿escrito o no? Juzguen ustedes. Así, une dos cosas dispares, distintas, tan desiguales, pero que parecen estar condenadas a entenderse a pesar de su diferente materia, composición o sentido. El sempiterno baile de la atracción, a veces tóxica, de los opuestos.
Formada en el mítico Central Saint Martins University of Arts de Londres y en la prestigiosa Head Geneve University of Arts and Design suiza nos narra, a modo de evangelio particular, una serie de obras creadas ex proceso para la muestra madrileña en la que la creadora también cinematográfica, Doclisboa y Queer Lisboa han proyectado sus trabajos fílmicos, relee su existencia y da marcha atrás, bucea en la búsqueda… en el génesis de la tradición judeocristiana, a pesar de la notable falta de fe reinante en la actualidad, y retoma la realidad, dándole forma y sentido a su juicio, dotándolas de una vigencia, no caduca, como se puede apreciar y obra el milagro, convirtiéndolas en un hecho tangible con identidad espiritual propia.
Para ello se basa en el empleo de materiales como el hierro y bronce, en la serie Script, hasta siete, y My womb II, My kingdom for a kiss. O el trabajo en piel en Chest. Sin olvidar el papel que usa en recientes creaciones especiales con impresión inkjet (14 elementos) como Pútrido (vía crucis) y Cólere (Nanterre) del año pasado. En el presente, tiene prevista una residencia en Unlimited Nueva York que sin duda arrojará nueva luz a sus proyectos.
Expresión que ya ha puesto de manifiesto en su joven trayectoria expositiva con su férrea condición católica, por ende, misionera portavoz de las enseñanzas, doctrinas y tradiciones de la Iglesia, en el intento personal de dar a conocer su interior luminoso, sin imposición, eso sí.
Reconoce “el poder del inconsciente colectivo y las huellas que la religión ha marcado a través del Arte”. Donde las estructuras de poder jerarquizado, remarca la existencia de una alteridad, de un Ser superior, su dios, donde la relación entre conocimiento y religión, ahora muy evaporado, están condenadas a entenderse ya que forman parte del discurso y comprensión del ser humano en el mundo.
El lenguaje numérico que utiliza para cada composición, como simbología, siete bancos, de sentarse, aunque juega con la imagen de un cajero destruido, asemejan a los siete días de La Creación universal, y define la obra de esta maestra que en 14 arcos recrea su particular visión de las pausas suspiro de Cristo en el arduo camino hacia su fin último. O la sábana arrugada que simula el ya no está, Resurrección absoluta, en la que dejo imposta el cuerpo yacente, que ella recrea y hace suyo también, para la eternidad artística.
Objetos de veneración cual altares que reflejan el paso de la existencia, su existencia, la ausencia calórica del ser, de una vida que se aferra a modo de muesca, arañazo, zarpa u otras señas de identidad que nos define, cual cicatrices, como la pertenecía a algo, a una familia, a un núcleo, como si de una revelación mística a modo de bucle se tratara, “tú eres esto por esto… “cortes o firmas sinuosas que afloran del pasado y reafirman la creencia adquirida, ahora contemporánea.
Vida y muerte, alegría y sufrimiento que caminan de la mano, a la par, unidas por el azar, condenados a entenderse sin quererlo a nuestro pesar, que escapan muchas veces al raciocinio. La mochila personal de las creencias, no solo religiosas, ideológicas, la pertenencia o no al grupo, cierto gregarismo… En la diferencia reside quizá la esencia de la verdadera personalidad. Una serie de símbolos que suponen una llave artística que porta cada uno y abre o no la puerta a una querida liberación o refugio según se mire.
César Serna
Datos útiles
Isabel Cordovil, dos cosas tan desiguales
Galería Pedro Cera, calle Barceló, 13. Madrid.
Hasta el 24 de febrero de 2024.