Una llamada de atención a lo natural, al valor humano, que rompe con lo clásico trabajado, es lo que muestra esta tercera exposición individual del creador transalpino en el reflexivo espacio de Lucia Mendoza (Madrid). Hasta el 20 de mayo
Reza el dicho que no hay dos sin tres, por ello y por su especial expresión artística, la galería Lucia Mendoza, en el barrio de Las Salesas de Madrid, expone, de nuevo, obra del italiano Stefano Bonacci (Perugia, 1971).
“Estados flotantes”, así ha bautizado esta muestra recorrido, dialogo dinámico estético con la Naturaleza que a simple vista, supone un estallido de bello color en jaque a las superposiciones de líneas y círculos que asemejan cierta psicodelia primaveral.
Que se ha visto acompañada, en performance, mejor representación, con una nueva entrega del programa Danza en la galería. Dos disciplinas muy diferentes, pero que se diluyen a la perfección arrojando, por separado, todo un valor de sutiliza, al son de los acordes de bienvenida utilizados paralelo a los magistrales deslizamientos que interpreta la coreógrafa italiana, amiga, Chiara Cappaci, que vienen a complementar, cual prolongación, este chat natural del creador expuesto.
“Una nueva forma de entender la evolución de los sistemas naturales. La Ecología de la existencia. A partir del aprovechamiento de los recursos artísticos utilizados”, como señala Mendoza, cuyo espacio reflexivo, libre, es referente en el Arte sostenible contemporáneo.
Un escape, una búsqueda de la libertad para el artista, formado en la Academia de Bellas Artes de su natal ciudad y otras escuelas creativas instructivas extranjeras, que viajo ex proceso para presentar esta tercera creación, como un medio capaz de expresar el valor humano. Con una técnica que parte de la observación, del saber captar lo que verdaderamente importa. Y darle forma o transformarla en una síntesis de realidad no virtual. Como una capsula, una píldora beneficiosa para el organismo.
Ausencia de tristeza, a juzgar por el color empleado, azules Klein, soleados y juguetones amarillos cíclicos, cítricos naranjas en serpiente, rojos desenfadados y rabiosos solo rotos por pequeños guiños a negro, a modo de contrapunto transgresor en el pentagrama del lienzo.
Así recrea divertidas y pensantes series como Forme del tiempo y Solaris, como una dimensión, nueva, del cosmos al que pertenecemos y no podemos escapar, ya que rige nuestro destino. Black cells y Rhizones que sientan al espectador ante diminutas estructuras casi inadvertidas al ojo humano, pero que ahí están y aportan significado a la obra.
A ello contribuye sin duda el gran bagaje multidisciplinar latente que derrocha Bonacci en varias disciplinas, pintura, escultura… Adquirido en el taller de Allan Kaprow, en la Fundación Antonio Ratti o Pollock-Krasner para dar sentido a sus piezas-hijo que respiran poesía más allá de lo material.
En conjunto, una llamada a la vida. Al fluir natural, al respirar lo dinámico y estático. Que nos envuelve, en el que el caos, como reconoce, está presente también.
La obra flotante supone una huida hacia delante, un cambio en su registro. Atrás quedan las construcciones fractales. Un adiós al pasado creativo. Nuevos tiempos de una evolución del sempiterno renovarse o morir. Donde las prisas estas vetadas. Con un recelo hacia la invasión agresiva y tecnológica del Arte. Una vuelta de tuerca sin olvidar lo que somos, la base, de lo aprendido hasta la fecha, para poder continuar en la búsqueda de una nueva dimensión artística.
César Serna
Datos útiles
«Estados flotantes»
Galería Lucia Mendoza (Calle Bárbara de Braganza, 10, Madrid).
Hasta el 20 de mayo 2023.
