Las Galerías de Italia (Milán) exhiben más de un centenar de piezas de destacados artistas reunidas por importantes mecenas, coleccionistas y filántropos en distintos museos de todo el mundo. Hasta el 26 de marzo
El mecenazgo, practicado desde hace más de dos mil años, es un término que deriva del nombre de Gaio Cilnio Mecenas (nacido en el año 68 a.C.), quien fue la mano derecha del emperador Octaviano Augusto y un gran impulsor cultural durante toda su vida.
Sabido es que el fenómeno del mecenazgo, tal y como lo consideramos en la actualidad, consiste en la tendencia a proteger y ayudar a los artistas y estudiosos, motivado tanto como símbolo de estatus social como por el placer de poseer la belleza o como inversión económica. En el Renacimiento, los príncipes y las personas adineradas y con poder estaban dotados de una gran intuición y refinado gusto lo que les permitía identificar las promesas y/o revelaciones artísticas.
Y, precisamente, la muestra De los Médici a los Rothschild. Mecenas, coleccionistas, filántropos ha reunido más de 120 obras de diferentes épocas, procedentes de prestigiosos museos (Galería Nacional de Londres, Museo del Louvre, Albertina de Viena, Staatliche Museen de Berlín y el Morgan Museum de Nueva York), de autores como Verrocchio, Miguel Ángel, Bronzino, Caravaggio, Gherardo delle Notti, Valentin de Boulogne, Antoon van Dyck, Angelika Kauffmann o Fracesco Hayez, además de una pieza inédita de Giorgio Morandi.
Sus comisarios, Fernando Mazzocca y Sebastian Schütze, han estudiado y buscado en las extraordinarias colecciones reunidas por grandes mecenas, muchos de ellos banqueros, como muestra de sus inteligentes inversiones al “transformar el capital económico en capital cultural y simbólico”, en palabras de Pierre Bourdieu.
En época renacentista, junto a los Médici otras notables familias de banqueros toscanos (Davanzati, Portinari, Baroncelli y Arnolfini) jugaron un papel muy activo tanto en Florencia como en Brujas, gran centro económico y artístico de Flandes. A su vez, en Roma brilla la gloria del banquero Agostino Chigi, entre los más importantes mecenas de todos los tiempos, que atesoró obras de artistas del nivel de Sebastiano del Piombo y, especialmente, gran amigo de Rafael, quien pintó para él su famoso fresco Cupido suplica a Júpiter por Psique para la Logia de Cupido y Psique en la Villa Farnesina.
Otro ejemplo notable del Renacimiento italiano y alemán fue Jacob Fugger de Augsburgo, cuyos intereses financieros lo condujeron a menudo a Italia. Privilegió a Durero, así como a Tiziano, quien fue llamado a Augsburgo por Carlos V en 1548, y en la propiedad de Fugger el pintor realizó el famoso retrato ecuestre del emperador tras la victoria de Mülberg.
Ya en el siglo XVII, en el coleccionismo destacan dos importantes figuras: Vincenzo Giustiniani y Ottavio Costa, banqueros de origen genovés, aunque activos sobre todo en Roma. La enorme Colección Giustiniani, formada por grandes obras maestras –incluido Caravaggio–, se diseminó a inicios del XIX. Al mismo nivel, cabe citar al alemán, nacionalizado francés, Everhard Jabach, cuya colección se había formado, en parte, por la venta de obras de coleccionistas ilustres como Ludovisi o Carlos I de Inglaterra.
De todas formas, será la centuria del XVIII donde se desarrolle un notable incremento del coleccionismo entre los grandes banqueros, que en esta época alcanzaron un gran poder y auge en toda Europa gracias al afianzamiento e influencia de la burguesía, como Mortis von Fries, entre los dos siglos, y en Italia, Giovanni Raimondo Torlonia, el veneciano Giacomo Treves, el milanés Ambrogio Uboldo, el alemán italianizado Enrico Mylius, que fueron reuniendo las más codiciadas firmas. Y, sobre todo, es la Lombardía del mismo siglo donde se formaron importantes colecciones artísticas bajo el impulso de la gran circulación de capitales motivada por la actividad industrial y comercial, como Uboldo, cuya vocación filantrópica fomentaba el arte.
En los años posunitarios, se distinguió la potentísima dinastía de los Rothschild –con ramas inglesa, francesa, austríaca y napolitana–, interesada tanto en el arte antiguo como en el contemporáneo; entre ellos, demostraron una verdadera vocación Edmond de Rothschild en Francia, así como Nathaniel Meyer y Albert Salomon en Viena, que entablaron intensos vínculos con Jean-Auguste-Dominique Ingres y Giovanni Boldini, entre los pintores, y Chopin y Mendelssohn, entre los músicos.
Once secciones, once banqueros
La muestra, dividida en once secciones, cada una de ellas dedicada a un banquero en la que se exhibe una selección de obras que delinea el perfil de estos filántropos-banqueros italianos, franceses, alemanes, austríacos y norteamericanos, que actuaron en tiempos, lugares y contextos muy diversos, dejando una señal inconfundible en la historia. En definitiva, este ambicioso y logrado proyecto ha sido posible gracias a la generosa colaboración de muchas instituciones de Italia, Europa y Estados Unidos.
Como subraya Giovanni Bazoli, presidente emérito de Intesa Sanpaolo (la institución promotora), “el resultado es una original y refinada exposición que narra cómo del Renacimiento a la Edad Moderna la relación entre banqueros y artistas ha transformado la riqueza financiera en un patrimonio artístico de inestimable valor. La confianza y el apoyo otorgado a grandes artistas por estas figuras, banqueros y mecenas, han hecho posible, en el curso de los siglos, el nacimiento de tantas obras maestras. Algunas de estas se pueden admirar en esta cita gracias a préstamos concedidos por museos nacionales e internacionales”.
Por su parte, Paola D’Agostino, directora de los Museos del Bargello de Florencia, recuerda que este espacio expositivo “conserva algunas de las mejores obras maestras escultóricas encargadas en el siglo XV por los Médici a los principales escultores activos en Florencia: desde Donatello a Verrocchio y Bertoldo di Giovanni, escultor de esta saga familiar y último alumno de Donatello y maestro de Miguel Ángel. Y es que la escultura en lugares públicos fue impulsada para la afirmación social y política de los Médici”.
Y, como afirma Ralph Gleis, director de la Alte Nationalgalerie de Berlín, “el papel esencial desarrollado por el mecenazgo privado en la creación de las colecciones de arte público sigue siendo un aspecto en el que no se ha estudiado suficientemente, que aún hoy día no se ha encuadrado en una panorámica comparativa, y por fin esta exposición ofrece la ocasión de profundizar en la estrecha relación entre compromiso privado y representación pública además de rendir justicia a los precursores coleccionistas de obras artísticas”.
En resumen, como indica el subtítulo de la exposición, “desde Cosme de Médici a los Rothschild”, muchos de los mayores mecenas, coleccionistas y filántropos de todas las épocas fueron grandes banqueros que quisieron consagrar su auge social compitiendo con la aristocracia y los soberanos en la protección de los artistas al encargarles trabajos y adquirir sus obras. Algunos de estos conjuntos desaparecieron, mientras que otros confluyeron en los museos o finalmente fueron conservados unidos hasta hoy, formando legados que aún siguen siendo propiedad de los herederos de aquellos coleccionistas.
Datos útiles
De los Médici a los Rothschild. Mecenas, coleccionistas, filántropos.
Lugar: Galerías de Italia (Milán)
Fecha: hasta el 26 de marzo de 2023
Horario: de martes a domingo de 9.30 a 19.30 h., jueves hasta las 22.30 h. Lunes cerrado
Carmen del Vando Blanco