En la pequeña localidad austriaca de Wattens, Los Mundos de Cristal de Swarovski reflejan a través de diversas disciplinas artísticas el sello inconfundible del fundador de este imperio. En 1995 André Heller diseñó un universo poético y atemporal en el que el cristal es la fuente de inspiración de los creadores más destacados del arte contemporáneo
Los Mundos de Cristal de Swarovski, en la pequeña localidad tirolesa de Wattens (Austria), reflejan a través de diversas disciplinas artísticas el sello inconfundible de un soñador. El fundador de este imperio, Daniel Swarovski, comenzó a pulir su pasión junto a su padre, un artesano del cristal que se dedicó en cuerpo y alma a su modesta fábrica de vidrio en Bohemia del Norte. Tras visitar la Primera Exhibición Eléctrica en Viena, el joven Daniel afinó la que se convertiría en una patente millonaria: una máquina que permitía cortar el cristal con precisión. En 1895, junto a sus socios Franz Weis y Armand Kosman, instaló entre los majestuosos alpes del Tirol, al abrigo del agua (tan necesaria para producir el cristal) y de la central hidroeléctrica local, indispensable como fuente de energía, la fábrica que materializaría su propósito: crear un diamante para cada persona. Apenas tenía 30 años.
Para celebrar el centenario brillante de la compañía, André Heller diseñaba, en 1995, un universo poético y atemporal en el que el cristal fuera la fuente de inspiración de los artistas más sobresalientes del arte contemporáneo. La textura de las emociones de Zaha Hadid, André Heller, Yayoi Kusama, Arik Levy, Salvador Dalí, Andy Warhol, Alexander McQueen, Fernando Romero o Jaime Hayón, son algunos destellos que iluminan el interior y el exterior de 75.000 metros cuadrados expositivos.
Los destellos más artísticos de Swarovski
La bienvenida impacta: un gigante de 17 metros custodia 17 cámaras de las maravillas subterráneas. Un guiño hacia la curiosa colección de obras de arte y tesoros fantásticos de la naturaleza que Fernando II recopiló en el siglo XVI. Rarezas del pasado que actualmente se exponen, de manera permanente, en el Castillo de Ambras, en Innsbruck. En Los Mundos de Cristal de Swarovski, cada una de las cámaras alberga la visión de un artista en torno al cristal. Cada sala tiene su perfume a medida. Su propia melodía.
En el exterior, una sucesión de piezas singulares sobresale en un mundo onírico. Incluso el canto de los pájaros, en perfecta armonía con el entorno, juguetea con las escalas cristalinas creadas por el músico Emil Berliner. Lo cierto es que en Los Mundos de Cristal de Swarovski todo es posible: desde el hallazgo de una muralla romana hasta el reflejo, simplemente asombroso, de las 800.000 luciérnagas de cristal que Andy Cao y Xavier Perrot proyectaron sobre el agua. Nunca imaginamos que el óxido de silicio y el plomo pudieran inspirar tanta belleza.
Los ojos cristalinos de un gigante de agua
En medio de las cumbres caprichosas y elegantes del corazón de El Tirol, la cabeza de un gigante verde de 17 metros de altura da la bienvenida a Los Mundos de Cristal de Swarovski, uno de los lugares más visitados de Austria. Desde 1995, más de 15 millones de visitantes de países de toda Europa, EEUU o La India han descubierto este secreto mágico y de carácter atemporal. Bajo su cascada de agua, recurso necesario para fabricar los míticos cristales, 17 cámaras de las maravillas deslumbran gracias a las creaciones de reconocidos artistas nacionales e internacionales.
Salvador Dalí deshace el tiempo de cristal
El tono azul profundo desarrollado por el artista francés Yves Klein reviste la primera cámara subterránea de un mundo particular. El interior de esta cueva elegante, el preámbulo de futuros descubrimientos, acoge obras de grandes artistas internacionales. Nana de cristal de Niki de Saint Phalle o las Gemas de Andy Warhol abren el apetito artístico ante un cristal de magnitud artística sorprendente. La persistencia del tiempo de Salvador Dalí, transparencia sugerente congelada entre horas surrealistas, destaca entre la densidad del color ultramar.
Próxima parada, el interior de un vidrio
La Cúpula de Cristal fue modelada a partir de la cúpula geodésica del arquitecto e inventor Sir Richard Buckminster Fuller (1895-1983) y su diseño refleja perfectamente el principio de esta disciplina científica dedicada a la medición geográfica y la representación de la tierra. Sus colores cambiantes y sus 595 espejos crean un efecto de profundidad muy llamativa. Además, ocho «espejos espía» ocultan fascinantes objetos de varios artistas. La banda sonora de este lugar (muy solicitado para bodas), que regala la curiosa sensación de estar dentro de un cristal, fue creada por Brian Eno.
Las cuatro estaciones del invierno
La cámara que acoge Silent Light, el árbol de cristal diseñado por Boontje y Alexander McQueen, es una maravilla que alcanza los -10 grados Celsius. En 2020 se abrió esta sala poética, la única donde nieva los 365 días del año. Los copos que caen constantemente invitan a reflexionar sobre la fugacidad y la fragilidad de la naturaleza en el mundo que nos rodea. Si se busca, este pino esconde entre sus ramas un ratón, la primer figura animal emblema de la casa. En su tronco, un simpático búho no está dispuesto a volar fuera de esta suite inolvidable.
Las locuras de una música brillante
Incluso en los difíciles años 30 que siguieron a la Gran Depresión, Daniel Swarovski invitó a soñar gracias al brillo de sus particulares diamantes. Divas del cine sustituyeron sus piedras preciosas por las pequeñas joyas que se fabricaban en Wattens. Incluso Marilyn Monroe cantó aquel cumpleaños feliz encorsetada en un vestido de diminutos destellos. Maestros de la alta costura como Christian Dior, Yves Saint Laurent o Armani incorporaron el brillo elegante entre las costuras de su atelier. El arte de la performance, la muestra recién inaugurada, celebra la faceta más deslumbrante de Swarovski. Por esta exposición histórica, comisariada por el famoso diseñador de vestuario Michael Schmidt e imaginada por el galardonado escenógrafo Derek McLane, desfilan atuendos originales de Elton John, Cher, Lady Gaga y Beyoncé. También algunas recreaciones exactas: Blonde Venus nos recuerda que, en 1932, Swarovski se estrenaba en la gran pantalla con Marlene Dietrich.
La lámpara infinita de la precursora del arte pop, Yayoi Kusama
Si hay una cámara maravillosa que irradia un magnetismo relajante es Chandelier of Grief, o Lámpara de Duelo. La japonesa Yayoi Kusama, una de las artistas más influyentes, polifacéticas (y longevas) de la actualidad, se caracteriza por la búsqueda incesante de lo infinito. Los Mundos de Swarovski pueden presumir de albergar, con carácter permanente, una de las instalaciones de espejos más espectaculares hasta la fecha. Una lámpara de araña giratoria de cristal, cuyo brillo cobra vida en una habitación completamente forrada de espejos, crea la ilusión real de formar parte de una habitación sin final.
Prima, la magia inolvidable que nació en Bagdag
El legado de la arquitecta iraquí, y premio Pritzker 2004, Zaha Hadid, ilumina un sinfín de localizaciones y altitudes de la capital de El Tirol. A tan solo 20 kilómetros de Innsbruck, entre los 75.000 metros cuadrados que Swarovski dedica, en la pequeña localidad de Wattens, al arte poliédrico que inspira el cristal, una de las emociones la encontramos en Prima. Los cinco objetos modulares, recubiertos con una laca metálica e iluminados por bandas LED, impresionan por su tamaño, de once por ocho metros. En 1993 Hadid realizó su primer edificio con la estación de bomberos, concretamente en los terrenos del Museo Vitra en Weil am Rhein. Veinte años después, traduce este diseño a la escultura Prima.
Una torre de cristal para jóvenes aventureros
En este mundo de ilusiones no puede faltar un lugar en el que la fantasía de los niños no tenga límites. Diseñada por el famoso estudio de arquitectura Snøhetta, el edificio consta de 160 facetas cristalinas, aunque no hay dos exactamente iguales, y millones de pequeños motivos de animales impresos entre sus paneles. Cuatro niveles dan rienda suelta a los juegos y actividades que los más pequeños puedan imaginar. Escalar, deslizar, flotar y balancear son verbos que conjugan muy bien en esta atalaya para pequeños valientes.
Soñar en un carrusel español de 15 millones de cristales
Incluso los adultos se enamorarán de este carrusel del artista y diseñador madrileño Jaime Hayon. Adornado con 15 millones de cristales de Swarovski, la elegancia de esta atracción en blanco y negro es aún más sobresaliente entre el entorno mágico que la vista agradece cuando recorre las formas montañosas de El Tirol. Entre 12 paneles de techo, 16 paneles de pared y una iluminación cálida de ensueño, Hayon se inspiró en el folclore y los cuentos de hadas para crear los personajes fantásticos de los asientos. Sus rostros, sin duda, expresan la alegría y el candor que los niños no pueden disimular cuando giran en un carrusel. Galardonado con el Wallpaper Design Award 2020 como «Mejor Viaje», este tiovivo emociona.
La luz cambiante de 800.000 luciérnagas
Andy Cao y Xavier Perrot han inmortalizado una metáfora mágica en torno al cristal, el embrujo de un destello y el agua. Sobre una superficie total de 1.400 metros cuadrados, una Nube de Cristal engarzada con 800.000 cristales Swarovski, montados a mano, se transforma sobre el lago en pura poesía: su reflejo se redibuja con el clima, el momento del día, el viento, las nubes del cielo y los ciclos de la naturaleza. De día y de noche, esta danza de luciérnagas es, sencillamente, maravillosa.
Lali ORTEGA CERÓN