El Museo Guggenheim Bilbao, en colaboración con la Tate Modern, repasa la trayectoria del artista danés, uno de los creadores decisivos de la escena internacional. En la muestra, una treintena de obras desafían de manera cautivadora los mecanismos de la percepción y replantean de forma crítica la naturaleza del espacio público. Hasta el 21 de junio
En 1999, Olafur Eliasson (Copenhague, 1967) realizó una serie de fotografías aéreas de glaciares islandeses y, en 2019, volvió a subirse a una avioneta semejante para repetir las tomas. En la inmensa sala 208 del Guggenheim Bilbao, a modo de colofón de la muestra, treinta parejas de imágenes de ambas series dan testimonio inequívoco del retroceso de los hielos como consecuencia del calentamiento global.
Olafur explica cómo ese periodo viene a ser la cifra aproximada de la trayectoria artística reunida el pasado año en la Tate Modern y ahora en Bilbao, que se inicia a mediados de los noventa, cuando recién acabada su formación académica en Copenhague abre su estudio en Berlín, y se instala en la primera línea de la escena internacional en 2003, cuando protagoniza el pabellón danés en la Bienal de Venecia y realiza en la Sala de Turbinas de la Tate The Weather Project, la instalación artística más aclamada y popular de lo que llevamos de siglo.
“El glaciar se está fundiendo mientras yo hago arte”, dice a modo de declaración de principios que encierra algunas claves de su obra: por una parte, la conciencia activista de que esta no puede permanecer de espaldas a aquello; por otra, que el tiempo es un ingrediente central de ella, tanto como su evidente cerco a los mecanismos de la percepción y a la mediación del cuerpo en la aprehensión y la construcción de la realidad.
Percepción y movimiento
La exposición Olafur Eliasson: en la vida real lleva la atención del espectador hacia algunas de las cuestiones más candentes de la actualidad a través de una treintena de piezas realizadas entre 1990 y el momento presente: esculturas, fotografías, pinturas e instalaciones que juegan con reflejos y colores, y desafían la manera en que percibimos nuestro entorno y nos movemos en él.
Empleando materiales como musgo, agua, hielo procedente de glaciares, niebla, luz o metales reflejantes, Eliasson anima a los visitantes a reflexionar en torno a la comprensión y percepción del mundo físico en el que están inmersos.
El arte de Eliasson procede de su interés por la percepción, el movimiento, la experiencia física y las sensaciones. Entre las claves de su práctica se incluyen su preocupación por la naturaleza, inspirada por el tiempo que pasó en Islandia; su investigación sobre la geometría; y sus indagaciones en curso sobre cómo percibimos, sentimos y damos forma al mundo que nos rodea.
Su estudio de Berlín, Studio Olafur Eliasson, es un espacio de trabajo, pero también de encuentro y diálogo, que reúne a un equipo variado de experimentados artesanos, arquitectos, archiveros, investigadores, administradores, cocineros, programadores, historiadores del arte y técnicos especializados.
La práctica de Eliasson se extiende más allá de la obra de arte, la exposición y la intervención pública para incluir proyectos arquitectónicos. Según Olafur Eliasson, “el arte no es el objeto, sino lo que el objeto hace al mundo”.
Convencido de que el arte puede tener un poderoso impacto sobre el mundo trascendiendo las fronteras del museo, Eliasson ha creado lámparas solares para comunidades sin electricidad, ha concebido talleres artísticos para refugiados y solicitantes de asilo, ha ideado instalaciones artísticas cuyo fin es incrementar la concienciación sobre la emergencia climática y en octubre de 2019 fue nombrado Embajador de Buena Voluntad del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Datos útiles
Olafur Eliasson. En la vida real
Hasta el 21 de junio
Me gusta, gracias.