El ‘Mare Nostrum’ convertido en cementerio

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Isidro López-Aparicio presenta La misma sombra en el Centre del Carme Cultura Contemporània (Valencia), una exposición comisariada por Carlos Delgado Mayordomo en la que a través de 14 instalaciones, el artista reflexiona sobre la identidad y la crisis migratoria que llevamos años sufriendo en el Mediterráneo. Hasta el 13 de octubre

Desde sus inicios, el trabajo de Isidro López-Aparicio (Santisteban del Puerto, Jaén, 1967) siempre ha estado marcado por un fuerte compromiso social, por entender las creaciones culturales como una herramienta eficaz para transformar el mundo en que vivimos o al menos para mostrar lo que ocurre cada día a nuestro alrededor, para crear una altavoz desde el que se puedan oír las voces de quienes habitualmente no las tienen. Así lo demostró en obras tan visual y conceptualmente potentes como Invertidos, aprendiendo a relacionarse (2013, realizada en varias ocasiones) o desde la reflexión teórica en Arte político y compromiso social. El arte como transformación creativa de conflictos (CENDEAC, 2016), como también con su participación en ARTifariti, un proyecto cultural que utiliza el arte como lenguaje y herramienta para reclamar los Derechos Humanos en el Sáhara Occidental.

Sobre estas líneas, una de las piezas de la exposición La misma sombra. Arriba, retrato de Isidro López-Aparicio en su estudio.

Trabajos todos con una fuerte carga social/política pero donde nunca busca ni el artificio ni la provocación. Para él este tipo de trabajo “es un proceso de vida”, por eso siempre hablamos de compromiso y responsabilidad cuando hablamos de arte. El compromiso y la responsabilidad de quien sabe que tiene en la cabeza y en las manos la posibilidad de hacer algo bueno por los demás, de contribuir a mejorar sus vidas o de denunciar injusticias, opresiones y discriminaciones.

Ahora presenta en el Centre del Carme Cultura Contemporània de Valencia una exposición en la que ha estado varios años trabajando. La misma sombra, comisariada por Carlos Delgado Mayordomo, reúne catorce instalaciones que reflexionan sobre la identidad y la crisis migratoria que llevamos años sufriendo en el Mediterráneo, ese mare nostrum convertido, con la aquiescencia de las autoridades políticas europeas, en un gran cementerio. “Ese mar sosegado que guarda trágicas historias de vida y de supervivencia”, como señaló José Luis Pérez Pont, director del Centro, en la presentación de la muestra.

Vista de las piezas Colección Migrante.

Las obras reunidas son instalaciones, videocreaciones, fotografías y performances agrupadas en tres grandes apartados, que corresponden a las ideas de identidad, frontera y migración. El día de la inauguración se celebró un “peculiar” desfile de moda como una acción, Colección Migrante. Las prendas, lucidas por niños y niñas, habían sido confeccionadas por López-Aparicio con telas utilizadas para rescatar a migrantes en las fronteras del continente. La performance fue grabada en vídeo y ahora forma parte de la muestra, realizada en colaboración con la ONG València Acoge, convirtiendo así la exposición en un espacio solidario de aprendizaje intercultural. La pregunta “incómoda” que lanza el creador es ¿hasta cuándo vamos a mirar para otro lado?, ¿hasta cuándo vamos a permitir que esto siga ocurriendo un día sí y otro también?, ¿hasta cuándo Europa va a seguir haciendo oídos sordos a los gritos angustiados de quienes llevan décadas pidiendo ayuda?

Pérez Pont destaca este compromiso social del que hablamos, que convierte el arte en una herramienta de transformación y de denuncia. Las obras de “esta exposición buscan interpelar al espectador sobre una problemática que no nos es ajena como es la crisis migratoria en torno al mar Mediterráneo… y nos abre otra mirada hacia ese mar al que los valencianos pertenecemos, ese mar sosegado que guarda trágicas historias de vida y de supervivencia dependiendo de en qué orilla resida tu lugar de nacimiento”.

Instalación en una de las salas de esta muestra.

Por su parte, el comisario señala que “la obra de López-Aparicio plantea siempre opciones interrogativas sin soluciones prefabricadas y que, al ser enunciadas en voz alta, señalan la emergencia de trazar un horizonte en el que edificar una igualdad de derechos que no suponga la imposición universalista de nuestras particularidades”.

Como decíamos, el trabajo de López-Aparicio siempre ha partido de esa responsabilidad del artista como constructor de sociabilidad, estudiar los objetos que forman parte de su obra, el mensaje que nos pueden dar cada uno de ellos e incorporarlos al discurso general de una exposición, de una acción o de un proyecto social. En relación con el título de esta exposición de Valencia que nos ocupa todos estamos bajo el mismo sol y proyectamos la misma sombra”, “la realidad es que uno de los problemas que hay es que parece que la vida humana tiene distinto valor. El desfile de modelos Colección migrante es una paradoja: hasta qué punto queréis que asumamos la muerte sistemática en el Mediterráneo como parte del sistema capitalista en el que vivimos”.

Todas las obras de Isidro López-Aparicio.

Como es habitual en un proceso de creación, más cuando se trata de una obra de esta envergadura, “el arte se genera en el proceso de trabajo. La creatividad no existe si no asume la capacidad de error”. Algunas de las obras le han llevado ocho o doce años y son el resultado de un trabajo colaborativo en contacto con diversas comunidades. Esto último nos parece especialmente importante porque no se trata del trabajo realizado por un artista encerrado en su “torre de marfil”, mirándose en los espejos de su estudio, sino de un proceso planteado como trabajo de campo donde el resultado final es obra tanto del creador como de las personas de la comunidad. Diríamos que es una posición de mediador entre los protagonistas, los verdaderos protagonistas de la obra de López-Aparicio, y los espectadores que contemplan la muestra. Unos espectadores que no deben recorrer las salas como visitantes pasivos de un museo que salen igual que entran, sino que deben sentirse impelidos, es más incomodados por lo que están viendo, lo que, por otra parte, vemos cada día en los telediarios y en los periódicos.

Delgado Mayordomo ha construido la exposición no como espacio de contemplación sino de reflexión. A veces tanto exceso de noticias nos puede dejar como anestesiados y esto es precisamente lo que quieren romper el autor y el comisario, porque “de esta colaboración ha surgido, asimismo, un proyecto de mediación que acompañará a la muestra con personas inmigrantes que trabajarán a lo largo de los próximos tres meses reflexionando, creando diferentes acciones en torno a lo que cada pieza les sugiera”.

En definitiva, con La misma sombra estamos ante el arte y la cultura como constructo social/político y ante la obra de un constructor de sociabilidad que se toma en serio su trabajo, no ya como artista sino como ciudadano de un mundo donde las fronteras se han convertido en espacios en tensión.

Juan Ramón BARBANCHO

 

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