Este espacio expositivo madrileño acoge el trabajo de cinco destacados creadores, Carlos Marcote, Bea Sarrias, Carlos Albert, Eduardo Marco y Pedro Quesada, que muestran desde los paisajes del norte de España, pasando por las calles de Nueva Delhi, la arquitectura de Santa & Cole, un espectacular edificio del arquitecto Baldrich, o bodegones tridimensionales. Hasta el 13 de septiembre
En el mundo del arte, el año comienza tras el paréntesis veraniego por esos muchas galerías apuestan para despedir la temporada por exposiciones colectivas en las que mostrar las obras de los artistas de la “casa”. En este caso, la galería Ansorena ha elegido ofrecer una exposición intergeneracional e interdisciplinar de cinco creadores que trabajan la pintura, la escultura y la fotografía.
El más veterano, Carlos Marcote (Salvatierra, Álava, 1950), presenta un conjunto de paisajes del norte de España, escenas casi oníricas donde la elegante pincelada y la incidencia de la luz se convierten en sí mismos en elementos principales del cuadro. Colinas verdes, sugerentes y ensoñadoras, que se muestran como una representación de “la piel del mundo”. El pintor comenzó a exponer en los años setenta, y desde entonces destaca por ser uno de los mejores representantes del realismo español contemporáneo de su generación.
También la pintura protagoniza el trabajo de Bea Sarrias (Barcelona, 1978), en este caso, los espacios habitados. Tras una estancia en Berlín, a su regreso a su ciudad natal en 2004, empieza a trabajar en sus obras a partir de la experiencia de la pérdida. Sus interiores han evolucionado desde las tinieblas a la luz, y es en la búsqueda de esta luz donde elimina el color, y en estos espacios refleja la poesía y el rastro del ser humano para retratar toda su vida. Los protagonistas de sus obras son la arquitectura y la luz y, aunque estas estancias puedan tener ciertos toques de nostalgia, esta joven artista catalana es capaz de transmitir una celebración de la vida. Esta línea de trabajo es la que ha realizado en el proyecto INSIDE, que acaba de concluir por encargo de la OTAN en su sede central de Bruselas. En la presente exposición muestra su último proyecto, un personal retrato de la sede de Santa & Cole, un espectacular edificio del arquitecto Manuel Baldrich.
Nacido en el mismo año que Sarrias, el escultor Carlos Albert (Madrid, 1978) se inició en el trabajo de la forja junto al escultor Martín Chirino en 1999, de quien no solo aprendió la técnica y la concepción escultórica, sino que le ayudó a descubrir nuevos caminos en su creación plástica. Desde entonces su proyección no ha hecho más que crecer, tanto a nivel nacional como internacional. En esta exposición de la galería Ansorena muestra un conjunto de piezas entre las que destaca Recuerdo olvidado, una espectacular obra en acero corten de tamaño monumental, donde, como en todo su trabajo, el dibujo y la composición se ponen al servicio de la búsqueda del movimiento.
La materia y la tridimensionalidad también forma parte del proceso creativo de Pedro Quesada (Madrid, 1979), pero si Albert se centra en la geometría y la abstracción, a este alumno de Julio López y ayudante de Antonio López durante diez años le interesa sobre todo la figura humana, aunque en esta ocasión Quesada presenta un nuevo proyecto: bodegones. Unas naturalezas muertas en las que las frutas y verduras, de una belleza cándida y delicada, algo que caracteriza toda su obra, son de una gran belleza y sobriedad. Unas piezas que en cierta forma nos recuerdan a los bodegones pintados por Giorgio Morandi. Pese a su juventud, Quesada está desarrollando una brillante carrera que le ha hecho merecedor de multitud de premios, en 2017 fue ganador del Concurso Figurativas del MEAM y, en 2018, obtuvo el Primer Premio en el Concurso Reina Sofia.
Y, por último, en esta exposición también está representada una de las disciplinas más jóvenes del arte: la fotografía. Una disciplina que, desde los comienzos de su carrera artística, ha apasionado al brasileño Eduardo Marco (Porto Alegre, Brasil, 1970). Si antes hablábamos de los paisajes de Marcote o las arquitecturas de Sarrias, el fotógrafo combina las dos temáticas en el proyecto que presenta en esta exposición, The Painted World (inédita en España), y es que sus instantáneas también son paisajes, eso sí, urbanos, calles, rincones, casas, donde el ser humano no aparece explícitamente pero en cambio su presencia es omnipresente (ropa tendida, motos, herramientas…) porque hay que tener en cuenta que este trabajo es fruto de una residencia artística realizada en 2015 en Nueva Delhi, una de las ciudades más densamente pobladas del mundo. En definitiva, en estas fotografías, Marco sublima la belleza existente en lo humilde, incluso en lo decrépito, es la mirada de un artista que ve belleza en todo aquello que le rodea.
Una interesante y, por qué no, refrescante muestra para calmar la sed artística del caluroso verano madrileño (agosto cerrado).