La Academia Carrara (Bérgamo) muestra al público esta obra del pintor, tras su reciente atribución en mayo de 2018 y su gira internacional, en una exposición que ofrece un recorrido de más de quinientos años, desde 1492 hasta nuestros días, desde las pinturas antiguas hasta el innovador mundo multimedia. Hasta finales de julio
Desde 1930 y hasta mayo del pasado año se pensaba que La resurrección de Cristo (1492-93) era una copia del maestro italiano. Pero Giovanni Valagussa (conservador de la Academia Carrara), que estaba catalogando las obras anteriores a 1500 de la colección de pinacoteca de Bérgamo para un catálogo, descubrió que era del propio Andrea Mantegna (Isola di Carturo, h. 1431-Mantua, 1506). Un hallazgo que fue confirmado posteriormente por el mayor experto mundial del pintor, Keith Christiansen. El precio de la pintura podría ascender a una cifra superior a los 20 millones de euros.
Además de la calidad del trabajo, Valagussa se dio cuenta de un pequeño pero definitivo detalle: una minúscula cruz de oro situada en la parte inferior del cuadro, que era igual a otra que el experto había visto en otra obra de Mantegna, Descenso de Cristo al Limbo, que sí estaba registrada como original y no como una copia.
Según los estudios de Valagussa, La resurrección de Cristo corresponde a una mitad de una única obra, y la otra parte sería precisamente Descenso de Cristo al Limbo, de la Colección de Barbara Piasecka Johnson y que vendió en una subasta de Sotheby’s (Nueva York) en 2003 por 28,5 millones. Según explica el propio Valagussa, lo más seguro es que la obra fuese dividida por motivos comerciales y, aunque no se sabe a ciencia cierta cuándo se realizó, piensa que debió ser tras la muerte de Mantegna.
Valagussa está investigando si estas dos obras podrían formar parte de un tríptico, compuesto también por El tránsito de la Virgen, hoy conservada en el Museo del Prado, y Cristo con la animula de la Virgen, actualmente en la Pinacoteca Nacional de Ferrara. Y es que, como añade, “desmanteladas igualmente en su día, el corte que presentan es muy parecido al de La resurrección de Cristo”.
Tras su gira internacional por Londres y Berlín, la pintura regresa a casa y lo hace a lo grande, con una exposición que narra, utilizando la tecnología más avanzada, tanto la historia de la pintura como el trabajo de investigación que se ha llevado a cabo.
La restauración de la tabla, precedida de una amplia campaña de análisis diagnósticos realizada con la colaboración de varios institutos de investigación, duró seis meses y se mostró en directo. Los visitantes pudieron ver cada paso de la operación, llevada a cabo por Delfina Fagnani, que trabajó en un cubículo especial de cristal instalado en una de las salas de la galería de la pinacoteca. Los materiales de estudio y las fotos técnicas muestran el estado original de la pintura, en sus dimensiones reales, con los clavos y las cruces en la parte posterior (ahora desaparecidos). Gracias a estos trabajos de investigación, la tabla pintada en temple y oro ha sido datada en 1492-93.
El tema muestra el momento en que Jesucristo emerge triunfante del sepulcro con el estandarte de la cruz, frente a cinco soldados que miran asombrados. Hay que destacar el paisaje rocoso que forma un espolón oblicuo muy alto, que se asoma sobre la figura de Cristo, porque es muy interesante además de tener una calidad sobresaliente, como también lo es la terraza saliente en primer plano, sostenida por un imponente arco natural, sobre el que se desarrolla toda la escena.
En la exposición, la obra se muestra de manera que el visitante pueda percibir su tangibilidad física y acceder a la parte posterior, donde las palabras Andrea Mantegna están escritas en la parte superior central, en una bella escritura en mayúscula, trazada con lápiz o con un pincel fino.
El aspecto y formato original
La tecnología permite recrear el aspecto original de la obra, completándola con la parte inferior (El descenso al Limbo) y el panel izquierdo, desaparecido y que se conoce por una antigua copia que ahora se encuentra en los Musei Civici de Padua. Por último, se ilustran también las distintas hipótesis sobre la posición original de la obra en el Castillo de San Giorgio de Mantua, junto con un mosaico de antiguas obras inspiradas en esta pintura de Mantegna, como prueba del éxito de la composición del pintor italiano.
La exposición continúa en las galerías del museo con una nueva instalación que pone de relieve algunas obras maestras, acompañando al visitante en un viaje a través de siglos de pintura y en los secretos de los grandes maestros, examinando aspectos de la historia y del arte en torno a Andrea Mantegna.
Con el apoyo de numerosos materiales didácticos, RE-M MANTEGNA también examina algunos aspectos relacionados con el coleccionismo en una sala dedicada a Guglielmo Lochis (quien donó esta obra), a las técnicas de restauración y a los recovecos de la historia de algunas obras erróneamente atribuidas, mutiladas o dispersadas, de las que la reciente historia de la Resurrección es un ejemplo con un final feliz.
Y, por supuesto, hay un apartado dedicado a la historia de esta pintura, la atención meticulosa a los detalles y la variada fortuna crítica, desde la desgracia hasta el feliz redescubrimiento, gracias a la investigación de Giovanni Valagussa. La pequeña cruz que une dos paneles: La resurrección de Cristo con El descenso al Limbo. Y luego la resonancia internacional, los comentarios, las portadas de los periódicos, la restauración, la gira internacional y, finalmente, el regreso a casa. Una experiencia extraordinaria que ha sido posible gracias a la tecnología Epson y a la investigación multimedia de Museyoum.
Los visitantes podrán conocer también el contexto histórico y artístico de Andrea Mantegna a través de otras pinturas suyas y el mecenazgo y coleccionismo de personajes como Guglielmo Lochis o Jacopo Bellini.
Los otros mantegnas de la colección Carrara
Desde San Alejo (1458-60) y San Jerónimo (1458-60) de Schiavone (h. 1436-1504), considerado por el coleccionista Guglielmo Lochis como “otros mantegnas”, hasta la Virgen y el Niño (h. 1440), de Jacopo Bellini (h. 1395-1470/1), suegro del maestro de Mantua, como ejemplo de pintura anterior. Y también dos obras maestras de diferentes épocas de Mantegna, de su juventud temprana, San Bernardino (h. 1450), y de su plena madurez, Virgen con el Niño (h. 1485-90).
Giovanni Bellini
El cuñado y colega de Mantegna, Giovanni Bellini (h. 1430-1516), está presente también en la exposición con tres obras de diferentes épocas, que muestran el color, la luz y la delicadeza de la pintura veneciana de finales del siglo XV. Vemos cuán intensos y frecuentes fueron sus contactos con Andrea Mantegna (que se casó con su hermana Nicolosia en 1453) en la década de 1450, aunque los dos artistas se separaron más tarde. De este autor se muestran El Cristo muerto entre María y Juan (h. 1455), Virgen con el Niño (h. 1440, Colección Lochis) y Virgen con el Niño (h. 1487, Colección Morelli).
Guglielmo Lochis dona una Mantegna
Giovanni Carnovali, conocido como Piccio (1804-1873), muestra el rostro del coleccionista de obras de Mantegna y de muchos otros artistas, en su Retrato del conde Guglielmo Lochis (1835), en el apartado dedicado a contar la historia de la colección de este aristócrata del siglo XIX y uno de los grandes mecenas de la Academia Carrara.
Misterios que desentrañar
Este apartado ilustra cómo la investigación y el estudio pueden conducir a descubrimientos y “reconstruir” obras maestras de arte cuya historia, al menos en parte, se ha perdido en medio de viajes, traslados, cambios de propiedad y acontecimientos que no siempre han sido amables con las obras en cuestión. Un ejemplo muy positivo es la atribución a Andrea Mantegna de La resurrección de Cristo, que es, en efecto, una historia con final feliz, pero muchas obras siguen ahí fuera, esperando ser redescubiertas y reunidas. Este es el reto que se plantean los estudiosos, en viajes que en ocasiones son muy complejos, pero que ahora se ven favorecidos por las modernas técnicas de investigación, los métodos de diagnóstico, las tecnologías y los sistemas de comunicación. En este sentido, este apartado hace hincapié en dos cuadros: Caín matando a Abel (1510-15), de Mariotto Albertinelli (1474-1515), al que le falta una pieza en la parte superior, ahora en la colección norteamericana del Fogg Art Museum de la Universidad de Harvard, y las Historias de Griselda de Francesco di Stefano, llamado Il Pesellino, ahora dividida en dos piezas, pero que originalmente formaba parte de un solo panel.