Restauración de Retrato II de Miró

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El lienzo, fechado en 1938 y de gran importancia en la evolución artística del creador catalán, ya puede verse de nuevo colgado en las salas del Museo Reina Sofía. Este proceso de intervención ha incluido un exhaustivo estudio y análisis de la obra que ha profundizado en el conocimiento de las técnicas de ejecución del pintor y una limpieza que ha recuperado sus espectaculares colores. Además, se ha descubierto que en el reverso aparecen tres firmas y tres fechas

Realizado por Joan Miró (Barcelona, 1893-Palma de Mallorca, 1983) en 1938 en París, tras una etapa inicial de mayor acercamiento al surrealismo, Retrato II (Portrait II), es una obra casi excepcional porque en esos momentos el artista estaba volcado en la producción escultórica. El lienzo se caracteriza por su rotunda monumentalidad, una peculiaridad que a partir de estos años estará cada vez más presente en su trabajo. En este sentido, Retrato II contrasta vivamente con las composiciones iniciales de Miró, por ejemplo, La casa de la palmera (1918), también en la Colección del Museo Reina Sofía.

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Sobre estas líneas, Retrato II (Portrait II), por Joan Miró, 1938, Madrid, Museo Reina Sofía. Arriba, el óleo y su reverso, donde aparecen las tres firmas y las tres fechas.

Retrato II combina colores puros aplicados en grandes superficies que contribuyen a transformar la figura en una presencia impactante, cualidad que Joan Miró logró también en la mayoría de sus esculturas. Estos rasgos de severidad y rigidez monumental, habitual en óleos de Miró realizados durante estos años, pudieron surgir como consecuencia de los terribles acontecimientos de la Guerra Civil española.

De izquierda a derecha, Joaquín Arenas, presidente de Bank of America Merrill Lynch para España y Portugal; Ricardo Martín Fluxa, presidente del Real Patronato del Museo Reina Sofía, y Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, febrero de 2019.

La pieza ingresó en el Museo Reina Sofía en 1988 (hasta ese momento, los trabajos de Miró estuvieron ausentes en las colecciones del Estado), convirtiéndose en una de las obras cruciales de su colección. Así, esta obra fundamental tanto para el propio museo como en la trayectoria de Miró porque, como decíamos antes, marca un punto de inflexión en la evolución de su lenguaje plástico hacia la madurez, vuelve a la sala de la pinacoteca nacional tras su restauración que ha contado con el mecenazgo del Bank of America, que a través de su programa Proyecto de Conservación de Arte concede subvenciones a museos e instituciones culturales sin ánimo de lucro para ayudar a preservar el patrimonio cultural.

Proceso de restauración: un hallazgo revelador

Traslado del óleo de Joan Miró a la sala donde se ha colgado de nuevo.

La restauración, realizada por el equipo de Restauración del Museo Reina Sofía y que ha contado con la tecnología más puntera, ha llevado a cabo un exhaustivo estudio de la obra que ha profundizado en el conocimiento de las técnicas de ejecución del pintor, y ha procedido a una limpieza integral para recuperar los espectaculares colores de la misma, procediendo a la vez a la retirada de algunos materiales ajenos al cuadro original.

Test de limpieza con agua.

En el proceso de estudio y análisis de la obra lo primero que sorprendió a los restauradores es un singular hallazgo: en el reverso del cuadro aparecen tres firmas del autor con otras tantas fechas. Esto hace pensar que la pintura estuvo en manos de Miró a lo largo de muchos años y que este retomó la ejecución de la obra en distintos momentos.

Pruebas de limpieza.

El que el artista haya ido cambiando la forma de firmar ha ayudado a los expertos a hacer el seguimiento material de la evolución de Retrato II. La firma más antigua corresponde al año de su ejecución, en 1938. Miró firmará así durante los años cuarenta como se demuestra mediante un estudio comparativo con otras obras de la colección del Museo.

Pruebas de limpieza.

La siguiente rúbrica descubierta es similar a la utilizada por Miró en los sesenta. Es posible que en esos momentos el artista interviniera de nuevo la obra para reforzar el color, ya que no se observa ninguna modificación de composición.

Aparece una tercera firma, análoga a otras realizadas en la segunda mitad de los setenta, que puede responder a una restauración que se realizó en la época con el objeto de reparar dos roturas que sufre el cuadro en los traslados efectuados con ocasión de su exposición en el Museo Español de Arte Contemporáneo de 1978.

Desestucado.

Una primera fase del proceso de restauración ha incluido una serie de estudios técnicos con imagen (gigapíxeles con luz normal, ultravioleta, infrarroja y rayos X). También se han realizado diversos análisis químicos para identificar los materiales presentes en la obra, tanto los utilizados por el artista, como los incorporados en las intervenciones posteriores al proceso de ejecución. Técnicas instrumentales como la microscopía óptica, microscopía electrónica de barrido, espectroscopia infrarroja o la cromatografía, han permitido analizar en profundidad desde el soporte de la tela original hasta los pigmentos o el aglutinante presente en la misma.

Eliminación de repintes.

También se ha retirado una cinta de papel engomado del perímetro del lienzo que fue colocado, posiblemente, a finales de la década de los setenta. Su proceso de eliminación ha sido muy lento –cerca de dos meses– y laborioso porque el poder adhesivo de la cola podía afectar a la fina y delicada capa pictórica. Las pérdidas provocadas por el papel han sido debidamente reintegradas. Especialmente complicada ha sido la intervención en la parte superior de la obra, donde la superficie pictórica se encontraba más alterada. Finalmente, se consiguió eliminar los repintes, situados en dos roturas que en su día ya fueron restauradas.

Proceso de eliminación de cinta engomada.

Esta restauración es la tercera en la que el Museo Reina Sofía ha contado con la ayuda de Bank of America, la más reciente: La Mujer Azul, de Pablo Picasso (1901). Una colaboración que para Joaquín Arenas, presidente de esta institución en España y en Portugal, se resume en la importancia del arte para la sociedad porque “impulsa la economía y contribuye a un mayor entendimiento entre culturas. Creemos que mantener un sector artístico vibrante es crucial para garantizar comunidades vivas y economías sólidas, y nuestro diverso programa de desarrollo cultural internacional se ha desarrollado en torno a esta idea. El apoyo económico de este proyecto ha sido fundamental para restaurar piezas de gran relevancia internacional como esta magnífica obra de Joan Miró, que ahora podemos volver a admirar en todo su esplendor”.

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