Una exposición en los Museos Capitolinos presenta al público 800 hallazgos que van del siglo X al VI a.C. y los descubrimientos más recientes, incluidas algunas primicias arqueológicas, con la idea de colmar el vacío relativo a la formación de la Ciudad Eterna. Hasta el 27 de enero
La Roma de los reyes. La arqueología narrada es la primera muestra de una serie de exposiciones temporales que permitirá a los visitantes recomponer, gracias a las estratificaciones arqueológicas, los valores fundacionales de la Ciudad Eterna. Aquellos que, a pesar del transcurrir de milenios –el nacimiento de Roma se remonta al año 753 a.C. según los estudiosos–, persisten aún en la vida de los actuales romanos: la evolución de la sociedad, la administración del territorio y la interacción con las otras comunidades.
De hecho, gracias a una gran labor de recomposición y de restauración por parte de la Superintendencia Capitolina, con la colaboración del Parque Arqueológico del Coliseo, que ha contribuido con los resultados de las últimas investigaciones en el Palatino y en la Velia, se muestran algunas primicias arqueológicas.
Así pues, valiéndose de datos y hallazgos presentados por primera vez al público, la exposición se orienta hacia la fase más antigua de la historia de Roma, destacando los aspectos más sobresalientes de la formación de la ciudad y reconstruye costumbres, ideologías, capacidad técnica, contactos con ámbitos culturales diversos, transformaciones sociales y culturales registradas en Roma en el periodo en el que la ciudad, según las fuentes históricas, estaba gobernada por reyes.
El recorrido parte del límite cronológico más reciente, el siglo VI a.C., hasta el X a.C. Apartados con significativos títulos como Santuarios y palacios en la Roma regia, que reúne piezas procedentes del área sacra de Sant’Omobono en el antiguo puerto del Tíber; Los ritos sepulcrales en Roma entre el año 1000 y 500 a.C., con ajuares funerarios de las zonas sucesivamente ocupadas por los Foros de César y de Augusto y del Foro Romano; El asentamiento más antiguo: la primera Roma, con la maqueta de la ciudad arcaica, que lleva desde la Roma actual a la de los orígenes; Intercambios y comercios entre la Edad del Bronce y la Edad Orientalizante, con testimonios encontrados mayormente en la necrópolis del Esquilino, uno de los conjuntos más importantes de la Roma prehistórica; Indicadores del papel femenino y masculino. Objetos de lujo y de prestigio, así como Ajuares funerarios entremezclados, con objetos encontrados también en el Esquilino que documenta la riqueza original de esa necrópolis.
Comisariada por Isabella Damiani y Claudio Parisi Presicce –que puntualiza que “nuestro trabajo tiene por objetivo la lectura de los materiales arqueológicos, propedeútica a un análisis a posteriori de las fuentes literarias, mientras usualmente se procede al contrario”–, la exposición retrocede a los inicios de Roma que, según la común imaginación, se confunden con los mitos de su fundación transmitidos por los historiadores de la Antigüedad, es decir, a partir de la Loba que amamanta a los Gemelos, Rómulo y Remo, hasta su disputa fratricida. Un imaginario colectivo sostenido por la circunstancia de que la imagen de Roma mayormente propuesta a lo largo de los siglos está ligada a los símbolos y a los edificios de su pasado imperial y, por otra parte, por la dificultad en recuperar obras inmediatamante relativas a las fases precedentes de la vida de la ciudad, a partir de la edad republicana e incluso más atrás en la historia.
Como añade el superintendente Parisi: “Hoy somos lo que fuimos, por este motivo la exposición sirve para comprender la importancia de la arqueología en esta ciudad, que según algunos crea problemas para la realización de las infraestructuras, pero la arqueología sirve para recomponer un mosaico de valores fundamentales para la humanidad”. Roma se reconfirma la ciudad eterna.
Carmen del VANDO BLANCO