Situada en el centro histórico de Málaga y tras una modélica restauración, la que fuera vivienda del escultor granadino acoge el Museo Revello de Toro dedicado a este pintor malagueño nacido en 1926, de quien se exhiben 132 obras. Inaugurado en 2010, el proyecto museológico pone asimismo en valor la figura de Pedro de Mena, cumbre de la imaginería religiosa del siglo XVII
Desde que Giorgio Vasari escribiera, a mediados del siglo XVI, las biografías de numerosos creadores italianos, no ha dejado de crecer el interés hacia las circunstancias personales de los artistas, a lo que ellos mismos han venido contribuyendo al incluir más o menos solapadamente sus rasgos (y aun los de su familia al completo, como hacía Velázquez) en sus obras. En ese sentido, la conservación de las casas mateanas hubiera servido para completar de algún modo la imagen del gran maestro medieval, del que incluso podemos intuir los rasgos a través del santo dos croques, acercándosenos su figura desde las alturas del Olimpo de genialidad al que lo auparon sus obras.
No es habitual, desde luego, que se puedan reconocer todavía viviendas o talleres de los artistas antiguos y medievales. Casi por un milagro, quedan ruinas notables del taller de Fidias en Olimpia, como pueden reconocerse los restos de la casa de Tutmosis (retratista de Nefertiti) en el-Amarna o de un escultor romano en Baia, pero lo normal es que haya que esperar a la Edad Moderna para encontrar los lugares donde los artífices vivían y, en ocasiones, llevaban a cabo sus creaciones. La profesora Olga Pérez Monzón ha identificado algunas casas de pintores en los fondos de ciertas tablas góticas; en Barcelona, las viviendas con soportales que rodean a la lonja tenían antiguamente el nombre de arcs dels pintors por el oficio de quienes las habitaban.
Como se ve, algunas casas de artistas han desaparecido hace no mucho tiempo, desde la Quinta del Sordo hasta, hace pocos años, la de Berruguete en Villatoquite. Especialmente dolorosa es la demolición de la casa de Diego de Siloé en Granada, que fue echada abajo a comienzos del siglo XX a costa de las obras de una de las calles más absurdas, inútiles y peor trazadas de España: la Gran Vía granadina. Su portada, acompañada de una curiosa inscripción, se abría al fondo de un callejón, y las distintas estancias se disponían en torno a un patio porticado. Manuel Gómez Moreno, que la llegó a ver, nos dejó de ella un plano y algunos dibujos y fotografías.
La modélica restauración de la casa de Pedro de Mena en Málaga parece así, visto el caso anterior, una forma de reparación histórica. La vivienda malagueña de Mena posee una disposición casi idéntica a la de Siloé, incluyendo un pequeño patio de servicio o el mirador que antaño se asomaba sobre los tejados del apretado caserío. En una ciudad tan transformada en su trama urbana como Málaga, la casa de Mena nos ofrece no solo la posibilidad de contemplar dónde vivía y trabajaba (pues en la planta baja debió estar su taller) el gran escultor, sino de vislumbrar aspectos desaparecidos de la ciudad antigua. Entre los elementos recuperados gracias a la restauración figura incluso una estrecha callejuela, reliquia del trazado urbano de origen medieval, componiendo un conjunto que nos permite imaginar aquello que suele quedar fuera de la historiografía pero que, si es posible conocerlo, complementa la visión que podemos tener de un artista: el aspecto de su lugar de trabajo y hasta ciertos detalles de su vida cotidiana.
Extracto del artículo de Miguel Sobrino que forma parte del dossier que dedicamos a Pedro de Mena en la revista del próximo mes de octubre.
Situada en la calle Afligidos, hoy sin salida, esta vivienda doméstica del siglo XVII es hoy la sede del Museo Revello de Toro y cuenta con planta baja, primera o principal y una última abuhardillada. La distribución de los espacios se organiza en torno a un patio principal con galerías cubiertas donde destacan las columnas toscanas de mármol en la planta baja y la galería alta recuperada en su configuración primitiva con pies derechos de madera y antepechos revocados de mampostería. Destaca también la escalera principal y la carpintería original además de un pequeño patio de servicio en torno al cual se encontraban la cocina, el aljibe, el granero y la despensa.
Sala Memorial Pedro de Mena (1628-1688)
En el diseño del proyecto museológico se ha tenido un especial cuidado en visualizar y poner en valor a Pedro de Mena y Medrano (Granada, agosto de 1628-Málaga, 13 de octubre de 1688), cumbre de la imaginería religiosa del siglo XVII. Junto al monumento que se ha erigido delante de la fachada, obra de Virgilio, destaca la Sala Memorial dedicada al escultor, dotada de la tecnología más avanzada.
Un audiovisual de diez minutos ofrece al visitante, de forma amena y rigurosa, los principales hitos de su vida y de su producción. El proceso de creación artística desde su nacimiento y formación en Granada junto a su padre, el también imaginero Alonso de Mena, y su maestro Alonso Cano; su establecimiento definitivo en Málaga a partir de 1658 para tallar la sillería del Coro de la Catedral; la tipología y difusión de sus creaciones devotas en madera policromada por España y América, y, sobre todo, sus Ecce Homos y Dolorosas de busto y devoción doméstica.
Una recreación portentosa de su mítico y desaparecido Crucificado de la Buena Muerte del Convento de Santo Domingo completa el contenido de esta sala a la que se accede directamente desde el patio principal de la casa. Un punto de información interactiva dirige al visitante interesado hacia los lugares donde se localiza la obra de Mena en Málaga (Abadía de Santa Ana, Catedral o el Santuario de la Victoria) y en el resto de España.
Museo Revello de Toro
Esta pinacoteca, que abrió sus puertas un 27 de noviembre de 2010, cuenta con una colección de 132 obras del pintor Félix Revello de Toro (Málaga, 10 de junio de 1926), de las que se muestran al público 117, siguiendo criterios temáticos y técnicos.
Las salas 1 y 2 de la planta baja están dedicadas a mostrar el trabajo más personal e íntimo del artista, se exhiben tanto sus primeros escarceos en el campo de la pintura como los retratos de su entorno familiar, sus bodegones y objetos cotidianos. Entre sus obras destacan su Autorretrato (1990), Mi Madre (1950), los retratos de su primera esposa Chini, los de su hija Carmen y los de su colaborador Miguel Echarri (2007). También sobresalen algunos bodegones y las naturalezas muertas como Elementos de Pervivencia (1978) o Visión Unitaria (1998), además de creaciones sorprendentes de su etapa inicial en acuarelas como La Pérgola.
En otro apartado, Figuras femeninas, se muestran, sobre todo, obras de gran formato donde se aprecia la evolución estilística del maestro desde los años sesenta hasta principios del siglo XXI. Destacan Una cita fugaz (1969), La perversa ingenua (1971), un desnudo portentoso como Donde el silencio duerme (1973) o Mis Tres Gracias (1986), su primer regalo a la ciudad de Málaga. Obras más recientes, algunas con un alto contenido simbólico, inspiradas en la tradición clásica o bíblica como El mito y ella (2002) o Tarragona Romana (2003), junto a otras donde vuelca sus sentimientos más íntimos como Vuelvo a ti (2006).
Finalmente, las salas 5 y 6 acogen con una disposición museográfica innovadora, aprovechando la estructura abuhardillada del espacio disponible, un interesante conjunto de dibujos y bocetos. En ellos Revello muestra su maestría con el lápiz en la serie Doce Retratos de Mujer, cedidos por Prensa Malagueña, o el proceso de creación de complejos retratos colectivos como en el Boceto del Cuadro del Comité Olímpico Internacional o sus famosos Estudios o en Sin título.
La colección permanente culmina con una de las grandes obras más queridas por el pintor, Sumida en el sueño (1989), toda una sinfonía de sus famosos blancos con su actual esposa como modelo.
El Museo Revello de Toro cuenta también con una sala de exposiciones temporales situada en la primera planta, al fondo del patio principal y en un cuerpo de nueva construcción anexo al edificio histórico. Con un diseño de líneas arquitectónicas rotundas y, a la vez, minimalistas y funcionales, se conjuga la iluminación artificial y la natural a través de lucernarios.
Esta sala acoge la exposición Las Fiestas en los carteles de Revello de Toro, una faceta de extraordinaria importancia dentro de la trayectoria del pintor y que goza de gran popularidad en su ciudad natal. Están presentes sus Carteles de Feria (1988 y 2007), los de Carnaval (2000 y 2010), el de la Feria Taurina (2006) y el de la Exaltación de la Mantilla (1998), de la asociación La Coracha. Además, el pintor ha querido que se exhiba como obra invitada, el Cartel de la Semana Santa de 1994.