Hasta el 1 de julio, la Fundación Sa Nostra-Caixa Balears (Palma de Mallorca) acoge el último proyecto de esta artista, Posidonia. Comisariada por Kosme de Barañano esta exposición reflexiona a través de 90 cuadros de gran colorido sobre la sobreexplotación, esquilmación y destrucción del Mare Nostrum que la artista encarna en esta planta que oxigena, limpia y purifica el agua
Si el océano ha inspirado a los artistas a lo largo de los siglos, como también es el caso de Mónica Ridruejo, donde el mar ha sido un referente en su trayectoria, en su último trabajo, Posidonia, es más un grito de socorro en defensa del Mediterráneo que la artista condensa en la situación de gran riesgo en la que se encuentran las praderas de posidonia oceánica, una planta fundamental para la regeneración y, por tanto, de la vida del Mare Nostrum porque oxigena, limpia, purifica, aclara y es un ecosistema rico para el resto de la flora y fauna del mar.
Como explicaba la creadora a los medios de comunicación el día de la presentación de esta muestra “existe una línea roja a la que nos estamos acercando y que no debemos cruzar. Si lo hacemos, no habrá retorno porque habremos roto el ciclo (…). Todavía estamos a tiempo de remediarlo”. Así, la creadora aporta su granito de arena y se suma, desde el lado plástico, a los 200 científicos que firmaron recientemente un manifiesto que reclama medidas urgentes para proteger este ecosistema marino.
Mónica Ridruejo (San Francisco, 1963) es una artista capaz de abordar muy variados registros expresivos, desde la figuración a la abstracción, desde el uso de técnicas tradicionales a otras más innovadoras o el uso de materiales que van desde el metraquilato hasta la tinta china o lana.
En definitiva, en Posidonia, la creadora propone un recorrido a través de 90 cuadros de gran impacto por la técnica y el colorido. Se presentan obras inéditas, incluyendo asimismo algunas obras de colecciones anteriores que versan sobre el mar y que sirven de punto de partida para la nueva propuesta.
La exposición arranca con la sección Posidonia, de gran color y expresión, principalmente figurativa, que denota la opulencia y riqueza del entorno marino Mediterráneo. Entre las obras que más llaman la atención se encuentra el tapiz que preside esta primera sala, hecho con lana en la que la artista hizo más de 15.000 nudos, y el cuadro elaborado con tinta, acrílico y resina y que lleva por nombre Posidonia Pink.
La segunda y la tercera parte de la exposición muestran esa otra cara de la moneda: el peligro del deterioro ecológico heredado. También para ello, la artista utiliza variadas técnicas pictóricas y expresivas que fomentan ese viaje de la interpretación de la muestra.
En resumen, en Posidonia, Ridruejo enfrenta al espectador a un encuentro con una gama original de colores, formas y texturas, y técnicas muy variadas, que están presentes en las 90 obras que conforman la serie. Es difícil definir la muestra dentro de los cánones habituales, porque su línea conductora no es tanto la que se deduce de su técnica o temática, como la capacidad que tienen sus elementos de producir determinadas sensaciones.
Y la artista lo hace a través de materiales y técnicas nuevos, que le han permitido lograr una continuidad temática y expresiva cuando menos inesperada. Obras sobre telas o sobre papel denso y rugoso o, por el contrario, fino y delicado, soportes en los que Ridruejo ha plasmado una gama cromática cálida y profunda (en tintas y acrílicos, combinadas con otras materias), que acoge ciertas formas reconocibles dentro de la abstracción. Desde el punto de vista técnico destaca el uso de los soportes como elementos expresivos más; la superposición de opacidades en los fondos como modo de proporcionar perspectiva visual y transparencias con materiales que ofrecen capacidad cromática, y los trazos dúctiles y armónicos con los que se crean las figuras.
El relato visual de Ridruejo en Posidonia conforma un guión estructurado y de desenlace progresivo. El uso de formas tenues, colores insólitos y texturas innovadoras facilitan que el espectador pueda identificar un trayecto ecológico visual, “una visión y un viaje por unos paisajes actualmente en peligro”, en palabras de Kosme de Barañano, comisario de la muestra.
Muy bonitos colores. He visto muchas obras que jugan asi con los colores y un gran ejemplo son las obras de Gabino Amaya Cacho en las que utiliza siempre vivos colores. Es muy bonito!
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