El artista murciano es uno de los grandes escultores del barroco español que ya fue reconocido por sus contemporáneos. Su obra se basó en el estudio del natural e incluso lo transcendió para llegar a representar el bello ideal que para Mengs era el estadio más perfecto del arte. Ofrecemos a nuestros lectores su biografía y recorremos su museo en Murcia donde se exponen algunos pasos que procesionarán en Semana Santa
En el número 218, abril de 2017, dedicamos un dossier a este escultor y a la imaginería religiosa que ahora extractamos aprovechando la Semana Santa porque algunas de sus esculturas podrán verse en las procesiones que en estos días recorren Murcia, su ciudad natal, como los pasos de la Cofradía de Jesús Nazareno, más conocida como la procesión los Salzillos
Sus primeras biografías se escribieron una década después de su muerte. Aunque siempre se atribuyó a Ceán Bermúdez el honor de redactar la primera en 1800, hoy sabemos que los datos facilitados por el ilustrado amigo de Goya tuvieron como fuente de información dos manuscritos, los de Diego Rejón de Silva y Luis Santiago Bado.
Salzillo fue bautizado el 12 de mayo de 1707 en la parroquia de Santa Catalina de Murcia. Fue el segundo hijo, primer varón, de un total de ocho hermanos. Sus padres fueron el escultor Vicenzo Nicola Salzillo, nato en la villa de Santa Maria Capua Vetere, en el reino de Nápoles, y la murciana Isabel Alcaraz. Nicolás se había formado en el taller napolitano de Aniello Perrone, donde se practicaba una escultura definida por sus valores sensibles, su belleza idealizada, policromías esmeradas y de gran vitalidad. Debió llegar a Murcia en 1698 y un año más tarde se casa y establece taller.
El niño recibiría su magisterio y también pudo conocer las obras de grandes escultores que trabajaron en su ciudad entre el seiscientos y el setecientos, como el estrasburgués Nicolás de Bussy y el marsellés Nicolás Dupar. Del mismo modo fue testigo de la construcción del famoso imafronte de la Catedral de Murcia entre 1737 y 1754, diseño de Jaime Bort, un auténtico retablo en piedra con gran profusión de escultura barroca.
Se formó en el arte de la pintura con el presbítero Manuel Sánchez y en 1727, a la muerte del padre, con veinte años y siendo menor de edad, se hace cargo del taller, así como de su madre y sus hermanos pequeños, a los que sostuvo toda su vida. De hecho Salzillo se casó mayor, casi a la edad de cuarenta años, poco después de la muerte materna en 1745. Su mujer fue Juana Vallejos, hija de un platero y jurado de la ciudad de Murcia. Solamente le sobrevivió una hija, María Fulgencia.
En la escultura se reveló como un verdadero maestro del color, por lo que mostró la doble condición lograda por todo artista, la de ser escultor de la pintura o pintor de la escultura, como señaló el profesor Belda. Su obra se basó en el estudio del natural y para Bado incluso lo transcendió para llegar a representar el bello ideal que para el neoclásico Mengs era el estadio más perfecto del arte.
En 1755 el Ayuntamiento lo distinguió con el título de escultor y modelista de la ciudad. En 1763, a la muerte de su esposa, fundó en su propia casa una Academia particular, el precedente inmediato de la organizada por la Sociedad Económica de Amigos del País en 1779.
A lo largo de su vida tuvo multitud de encargos por todo el antiguo Reino de Murcia y fuera de él, por lo que su numerosa obra está repartida por las provincias de Murcia, Alicante, Albacete y Almería. Entre sus obras más reconocidas se encuentran los pasos realizados para la cofradía de Jesús de Murcia, que salen en procesión la mañana de Viernes Santo, el San Jerónimo hoy en el Museo de la Catedral de Murcia, así como sus bocetos y el belén que se conservan en el Museo Salzillo. Modelos iconográficos como sus Crucificados, Dolorosas, Inmaculadas, conjuntos como sus Vírgenes de las Angustias o sus Sagradas Familias, así como sus afamados ángeles o niños de Pasión, tuvieron gran impacto y dieron lugar a una importante escuela.
Sus patronos fueron fundamentalmente las cofradías religiosas, como la de Jesús en Murcia y la california en Cartagena. El aristócrata Jesualdo Riquelme le encargó el famoso Belén y, entre las órdenes religiosas comitentes cabría resaltar a los dominicos y franciscanos, próximas a la familia de Salzillo, que le encomendaron numerosas obras devocionales y para retablos. En el convento de Capuchinas es donde el escultor quiso ser enterrado con el hábito de San Francisco, al producirse su muerte en 1783. Su funeral constituyó una manifestación popular de duelo.
Como señala Pardo Canalís, su biografía nos revela “un hombre fervoroso, trabajador infatigable, amante de su hogar y apasionado de su vocación de artista (…) Feliz en su rincón, ni envidiado ni envidioso, desligado de intrigas y ambiciones”.
Museo Salzillo (Murcia)
Fue creado por decreto ministerial en 1941 e inaugurado en 1960, tras la adecuación de la iglesia de Jesús como espacio museográfico y la construcción de nuevas instalaciones en su lado norte. Pero ya desde el siglo XIX, la iglesia de planta centralizada de 1670, conformada como un teatro sacro con capillas que actuaban como escenarios para dar cabida a los pasos realizados por Salzillo y al titular de la cofradía, Nuestro Padre Jesús Nazareno (1600), era considerada como un auténtico museo.
Ya en el siglo XIX, tras la Exposición Sagrada de 1877, inaugurada por el rey Alfonso XII, y la conmemoración del primer centenario de la muerte de Salzillo, eran muchas las voces que pedían la creación de un museo monográfico. La misma escritora Emilia Pardo Bazán, en su visita a la iglesia, pidió un mejor acceso a la misma y que no se escondiese el arte, pues este “eleva y mejora a los que lo contemplan”.
Con el nuevo milenio, el edificio anexo a la iglesia fue totalmente remodelado según proyecto del arquitecto Yago Bonet (2004) y con la adecuación museográfica del también arquitecto Pablo Puente (2009).
Cuando el visitante llega a la plaza de San Agustín, antesala al museo, y lugar donde cada mañana de Viernes Santo salen los famosos pasos de Salzillo en procesión, puede contemplar tres fachadas. Una es la de la iglesia de San Andrés, antigua San Agustín, que formaba parte del convento agustino hoy desaparecido. Fue esta orden religiosa la que fundó en 1600 la cofradía de Jesús, que daba culto a la imagen del Nazareno. La otra fachada es la de Jesús, capilla transformada en ermita en 1670, gracias a los mayordomos de la cofradía y que consiguió independizarse de los agustinos en el siglo XVIII. Finalmente el conjunto se cierra con una tercera fachada de 1958, de los arquitectos Tamés y Jiménez Casalins, que era la antigua entrada al museo. La actual se encuentra en el lado norte, donde se trasladó la fachada renacentista del palacio Riquelme en 1969.
La primera sala está dedicada a la historia del museo y a la biografía de Francisco Salzillo, donde se exponen algunos de los retratos del escultor, así como las antiguas cartelas y las primeras fotografías de los pasos, documentos únicos para estudiar cómo se vestían las imágenes o cómo eran las antiguas tarimas antes de la incorporación de tronos más suntuosos a finales de siglo XIX.
La segunda sala corresponde a las tribunas de la iglesia de Jesús y en ella se cuenta la historia de la cofradía a través de una selección de grabados, pinturas, indumentaria, orfebrería e imágenes de oratorio. Los visitantes pueden contemplar desde los balcones el interior de la iglesia, decorada con las pinturas murales de arquitecturas fingidas que realizó el milanés Paolo Sirtori en 1792 y que inciden en la temática pasionaria. En esta sala hay obras de gran interés, como las túnicas más antiguas del Nazareno y la Dolorosa, diseñada por el mismo Salzillo, o la cruz de carey con incrustaciones de nácar y cantoneras de plata que se trajo del Yucatán en 1800.
Sala de bocetos y taller escultórico. Los cincuenta bocetos preparatorios del taller constituyen un conjunto único por los valores jurídicos, intelectuales, técnicos y documentales que permiten el estudio del proceso de la creación de una escultura en madera policromada y de la obra de Salzillo. Tras el primer rasguño y el dibujo más elaborado que a continuación se cuadriculaba, se trasladaba a las tres dimensiones de la realidad en forma de boceto en barro, modelado con los dedos y palillos de boj.
Sala del Belén de Salzillo. Compuesto por quinientas cincuenta y seis piezas, entre las que también se encuentran las maquetas arquitectónicas de época, el belén fue realizado por Salzillo entre 1776 y 1783 para el noble Jesualdo Riquelme y Fontes, y completado por su discípulo Roque López y su taller, quedando concluido hacia 1800.
Extracto de los artículos escritos por María Teresa Marín Torres, directora del Museo Salzillo (Murcia).
Articulo muy interesante, si queremos ver toda la obra de Salzillo podemos visitar la pagina web del museo o la pagina http://www.salzillo.com
Hermosos artículos, me gustaría saber si se puede utilizar dicha información para un blog educativo, con intenciones exclusivamente pedagógicas: depasoarte.blogspot.com
Desde ya muchas gracias, Prof. Claudia Solís desde Uruguay.