Hasta el 3 de junio, el Rijksmuseum de Ámsterdam presenta Alta sociedad, una exposición de 39 pinturas de cuerpo entero de poderosos príncipes, excéntricos aristócratas y ciudadanos extraordinariamente ricos firmados por grandes maestros como Cranach el Viejo, el Veronés, Velázquez, Rembrandt, Reynolds, Sargent, Munch o Manet
El retrato es un género que permite conocer tanto la evolución de la creación artística hasta el siglo XX como las costumbres, usos, moda o la historia de la sociedad, sobre todo las de la élite. Y esta es precisamente la idea sobre la que gira la exposición High Society (Alta sociedad), organizada por el Rijskmuseum de Ámsterdam, mostrar la importancia del retrato como expresión del poder y de la riqueza de la alta sociedad europea desde el siglo XVI al XX. Y lo hace desde una mirada muy novedosa: todos los retratados aparecen de pie y a escala real.
Un total de 39 pinturas procedentes de museos y colecciones de Europa y Estados Unidos ofrecen una amplia variedad de formas y funciones de este tipo de retrato reservado solamente a las clases privilegiadas: soberanos, princesas, aristócratas, la alta burguesía y también alguna “mujer fatal”.
La exposición ofrece un recorrido cronológico compuesto de obras excepcionales como los impresionantes retratos de la pareja Enrique el Piadoso, duque de Sajonia, y Catalina, condesa de Mecklemburgo, firmados por Lucas Cranach el Viejo (1514); el matrimonio Iseppo da Porto y Livia da Porto Thiene con sus hijos del Veronés (1555); Don Pedro de Barberana y Aparregui de Velázquez (h. 1631-33); el Retrato de Jane Fleming de sir Joshua Reynolds (1778-79); The Artist de Edouard Manet (1875), y, Marten Soolmans y Oopjen Coppit de Rembrandt (1634), un matrimonio de poderosos burgueses y, sin duda, la estrella de esta muestra.
Un año después del enlace matrimonial de Marten Soolmans, hijo de un rico fabricante de azúcar, y Oopjen Coppit, descendiente de una rica familia de Ámsterdam, la pareja encargó su retrato a Rembrandt. Con una altura superior a los dos metros y un gran valor artístico, estas dos obras son la única pareja que pintó el maestro holandés a tamaño natural, de pie y de cuerpo entero.
Las dos obras, que pertenecían a una colección privada, fueron adquiridas en 2006 conjuntamente por el Rijksmuseum y el Museo del Louvre por la suma de 160 millones de euros. Ahora se exhiben en el museo de Ámsterdam después de haber sido objeto de una cuidadosa restauración llevada a cabo por los especialistas del Louvre y del Rijksmuseum que han descubierto que los dos retratos habían sido pintados al mismo tiempo, contrariamente a lo que se suponía anteriormente. En un documental proyectado en la entrada de la exposición se explica todo el proceso de restauración que ha permitido recuperar los sutiles matices de negros, grises y blancos, característicos de las obras maestras de Rembrandt. Además, esta muestra es la antesala de la celebración del Año Rembrandt en 2019, durante el cual se conmemorará ampliamente el 350 aniversario de su fallecimiento.
La exposición arranca con los que tal vez sean los primeros retratos en este formato, pero de lo que no hay duda es de que son los primeros formando pendant: los retratos de Enrique el Piadoso, duque de Sajonia, y Catalina, condesa de Mecklemburgo, de Lucas Cranach el Viejo, que datan de 1514. El Retrato de un hombre de Moretto da Brescia de 1525 podría ser el primer ejemplo de este formato en la pintura italiana. Asimismo, Iseppo da Porto y su mujer Livia Thiene del Veronés, es la primera pareja conocida en Italia. Los otros cuadros de los siglos XVI y XVII muestran el desarrollo del retrato pintado a escala real, de pie y de cuerpo entero en Italia, Alemania, Inglaterra, España y las Provincias Unidas de la mano de grandes maestros, como Giovanni Battista Moroni, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, Sir Anthony van Dyck, Frans Hals (su único retrato en este formato) y, por supuesto, Rembrandt.
En el caso del siglo XVIII, la exposición se centra en Gran Bretaña, donde el conocido como Grand Manner (Gran estilo) del retrato pictórico vivió su apogeo a manos de pintores como Thomas Gainsborough y sir Joshua Reynolds. Con respecto a los siglos XIX y principios del XX, se hace hincapié en el París de la Belle Époque, con ejemplos de Portraits en Pieds firmados por Edouard Manet, John Singer Sargent y Giovanni Boldini. El retrato de Walther Rathenau de Edvard Munch, que data de 1907, quizá sea una grata sorpresa para muchos visitantes.
La exposición demuestra que el retrato pintado a escala real, de pie y de cuerpo entero podía adoptar formas distintas (retrato oficial, pendants de bodas o alegórico) y podía cumplir diversas funciones, desde la representación del estatus político y social hasta el anuncio de alianzas familiares o la celebración de una notable belleza. El uso de ropa, posturas, actitudes, accesorios y fondos ayudan a transmitir el mensaje del retrato que es sumamente variado y sorprendentemente coherente.
Cuatro siglos de moda
Estos retratos además aportan una visión general de cuatro siglos de moda: desde el jubón y los pantalones de corte ajustado de 1514 hasta la alta costura de finales del siglo XIX. Algunos de los sujetos retratados llevan prendas sofisticadas con un estilo antiguo. Otros llevan una falda escocesa, hay quien no lleva pantalones y uno está prácticamente desnudo.
En este sentido hay que hablar de algunos detalles que aparecen en los retratos que hemos incluido en este artículo, como las joyas que lucen los protagonistas de las dos obras de Cranach el Viejo. Enrique el piadoso porta unos ricos anillos en los dedos de las dos manos que sostienen una espada con una lujosa empuñadura y su esposa Catalina lleva un tocado espectacular junto a un gran collar y un pendiente y tampoco hay que perderse los preciosos anillos que adornan casi todos los dedos de las dos manos. En el caso del doctor Samuel de Sargent, el color rojo junto a la caída del tejido es protagonista indiscutible de esta obra de aparente sobriedad que sin embargo se rompe con el detalle de los puños y cuello de la camisa blanca o en el labrado de la zapatilla.
Cabe destacar que las personas retratadas suelen aparecer con perros, en el caso de Luisa Casati el galgo que aparece junto a ella, que lleva un collar que es una pieza de joyería, es casi como un adorno más de su vestuario. O cómo esos animales se utilizan en las obras para dejar patente las diferencias entre unos y otros, como el fiero can de caza de Enrique el Piadoso que contrasta con el pequeño perro «faldero» de su esposa. Los fondos pueden ser interiores profusamente ornamentados, a menudo con columnas o cortinas, o un paisaje de verano o invierno.
Te invitamos a la Exposición «Futurista del Puntillismo Abstracto» que tendrá lugar en la sala privada del salón Gaudí en Madrid el próximo 5 de Abril.
El expositor será el magnífico artista Español Gabino Amaya Cacho.
Habrá una gran sorpresa: Se le dará de obsequio la cantidad de 10.000 € a quien encuentre oculta en las instalaciones del salón un rostro feliz.
El autor estará a disposición del público para intercambiar opiniones de sus obras.
Los esperamos.