Fundación Bancaja de Valencia celebra su décimo aniversario con tres muestras. Una antológica dedicada a Manolo Valdés, comisariada por Kosme de Barañano, en la que se repasa su trabajo desde 1982 hasta 2017; otra exposición analiza la influencia de los jardines andaluces en las obras de Sorolla y, por último, una retrospectiva rinde homenaje al escultor Vicente Ortí
Tras una obra de remodelación y redistribución de espacios en la que se unieron dos edificios históricos, un 7 de noviembre de 2007 abría sus puertas al público la Fundación Bancaja en Valencia con la exposición Sorolla. Visiones de España, donde se mostraron por primera vez en nuestro país los catorce paneles de gran formato que el artista pintó para la Hispanic Society of America en Nueva York.
A lo largo de estos diez años, la Fundación Bancaja ha organizado unas 50 exposiciones, desde individuales de artistas como Picasso, Miró, Equipo Crónica o Andy Warhol a colectivas dedicadas a su propia colección de arte, así como diversos proyectos expositivos realizados en colaboración con otras instituciones: Tres imperios del islam o Tanagras (Museo del Louvre), En la ciudad china o Por laberintos (Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona), Tentación-es Marilyn (Magnum Photo), 1900. El origen del arte publicitario (Museu Nacional d’Art de Catalunya) o Rusia sagrada (Museo Rublev de Moscú).
Para celebrar estos diez años, la Fundación ha elegido a dos de los artistas valencianos más internacionales, Manolo Valdés (Valencia, 1942) y Joaquín Sorolla (Valencia, 1863-Cercedilla, Madrid, 1923), que vuelve a ocupar sus salas hasta el 19 de marzo con Un jardín para pintar, una muestra organizada por la Fundación Bancaja, la Obra Social ‘la Caixa’ y el Museo Sorolla de Madrid, en la que se analiza la influencia de los jardines andaluces en la obra del pintor. Además, también ha homenajeado con una retrospectiva al escultor valenciano Vicente Ortí (Torrent, 1947), que podrá verse hasta el 25 de febrero.
Sorolla: pintor y jardinero
Hasta el 19 de marzo, la Fundación muestra al público las obras que el artista realizó sobre jardines en una exposición que indaga en profundidad sobre la influencia de los jardines andaluces en su producción artística y en el propio jardín al que dio forma en su casa de Madrid. Presentada en julio en CaixaForum Sevilla, la exposición incorpora en Valencia obras inspiradas en jardines valencianos.
Comisariada por Consuelo Luca de Tena, directora del Museo Sorolla, junto a María López y Ana Luengo, la muestra Sorolla. Un jardín para pintar está integrada por más de 120 piezas entre óleos, bocetos, dibujos, esculturas, azulejos y fotografías procedentes en su mayor parte del Museo Sorolla de Madrid, pero también de otras colecciones como las de la Fundación Bancaja, Museo de Bellas Artes de Valencia, Ayuntamiento de Valencia, Museo Carmen Thyssen de Málaga, Hispanic Society of America, así como colecciones particulares.
La exposición relata cómo Sorolla concibió su jardín de artista en su casa de Madrid y la influencia que ejercieron en su obra los patios y jardines en los Reales Alcázares de Sevilla y de la Alhambra de Granada. Además, ofrece al visitante la oportunidad de conocer cómo reflejó en su pintura los jardines valencianos.
La muestra presenta a un Sorolla maduro, que a lo largo de sus últimos años, en medio de los esfuerzos que le exige la realización del gran encargo de los murales de Visión de España para la Hispanic Society de Nueva York, encuentra el tiempo para pensar un jardín, trazarlo, plantarlo, cultivarlo y sentarse a disfrutarlo pintándolo: un Sorolla a la vez pintor y jardinero, como lo fueron otros pintores de su tiempo. La exposición pretende también llamar la atención sobre los aspectos específicamente botánicos del jardín, que son los que le prestan todo aquello que Sorolla más estimaba: color, variedad, movimiento, vida.
Manolo Valdés: un poema en cuatro miradas
La antológica Valdés. Una visión personal (hasta el 25 de marzo), comisariada por Kosme de Barañano, historiador del arte y uno de los mejores conocedores del trabajo del artista, es un más que justo reconocimiento al creador valenciano, que propone un amplio recorrido por su trayectoria, desde 1982 hasta las últimas obras que estaba realizando en su taller casi un minuto antes del montaje, a través de 130 piezas, de la que medio centenar son inéditas y otras veinte no se han expuesto nunca en España, procedentes de diversas instituciones y coleccionistas privados, así como de la colección del artista y la de la propia Fundación Bancaja.
La propuesta elaborada por Barañano resulta verdaderamente completa, ya que ofrece al espectador la oportunidad de conocer tanto la evolución artística de Valdés desde una perspectiva temporal, como descubrir sus diferentes formas de expresión, óleo, escultura, grabado y artes aplicadas o decorativas, como unas consolas y dos alfombras muy recientes, que, en palabras del Valdés, “son un divertimento que hago para mí y mis amigos, y que Barañano ha querido sacar a la luz”.
La exposición parte de un repaso a sus primeras obras matéricas para a continuación avanzar hacia otras miradas temáticas, especialmente de los últimos diez años, como los retratos, los bodegones (las cartas de la baraja, los helados, las hojas de los árboles o los periódicos), las variaciones sobre Matisse, las máscaras africanas o la crítica a la propia historia del arte.
La muestra revisa también su escultura, deteniéndose en la de la última década, menos conocida en España y que ha sido presentada en el Botanical Garden de Nueva York, en la Plaza Vendôme de París y recientemente en Valencia y Singapur. Partiendo de aquellas piezas en madera ya icónicas de los años ochenta como las Meninas (variaciones sobre Velázquez) o las Bañistas (variaciones sobre Picasso), la exposición evoluciona temáticamente hacia su escultura más reciente (máscaras, retratos o iconos de nuestra cultura como la imagen de Mickey Mouse), y muestra bocetos de sus creaciones para espacios públicos urbanos de distintas ciudades del mundo.
En un tercer aspecto didáctico, la exposición realiza un repaso por los materiales y técnicas utilizados por el artista, no solo por los materiales clásicos (mármol, bronce o hierro fundido), sino por su experimentación más reciente (resinas azules, epoxi, alambres o espejos). Además, se presentan tres series de grabados, así como muebles y artes aplicadas. Los interesados en leer el artículo completo sobre esta exposición podrán hacerlo en Descubrir el Arte núm. 227 (ahora en los quioscos) o en formato digital en Orbyt o Kiosco y más.
Vicente Ortí. El intérprete de la materia
Y, por último y hasta el 25 de febrero, la Fundación rinde homenaje a este escultor valenciano en una retrospectiva integrada por medio centenar de obras que recorren la trayectoria de Vicente Ortí desde los años setenta hasta la actualidad, con especial hincapié en su producción de los últimos años, lo que permite descubrir al público obra inédita.
Comisariada por el escritor y articulista Martí Domínguez, la muestra recorre el trabajo de Ortí con los diferentes materiales habituales en su obra: madera, mármol, piedra y hierro. Esta nueva propuesta expositiva adentra al espectador en un recorrido por lo que podría ser el taller de trabajo del artista y su versatilidad para trabajar la materia en sus diversas formas. La exposición se completa con un audiovisual que muestra al artista en el entorno de su estudio.
A lo largo de su trayectoria artística, Vicente Ortí ha expuesto su trabajo en numerosos espacios de ciudades como Valencia, Barcelona, Madrid, Valladolid, La Habana, Nueva York, Miami, Montreal y Basilea, entre otras muchas. Además, su obra ha recibido los máximos reconocimientos por parte de la Escuela de Bellas Artes de San Carlos en Valencia y la de San Fernando en Madrid.