Los jardines de este espacio expositivo acogen por quinto año consecutivo el programa AIEnRUTa-Flamencos que potencia a los jóvenes talentos. Las noches del 14 y del 21 de julio, a las 22.00 horas, dos jóvenes promesas: Sergio de Lope y María Terremoto, respectivamente. Precio: 10 euros
La Sociedad de Gestión de Artistas Intérpretes o Ejecutantes (AIE) ha seleccionado para los conciertos del Museo Lázaro Galdiano, dentro de su ciclo AIEnRUTa-Flamencos, a dos de los mejores artistas del flamenco joven actual: Sergio de Lope y María Terremoto.
Sergio de Lope, flautista y saxofonista flamenco, diplomado en Magisterio de Música y licenciado en Flamencología en 2013 formó parte de la Compañía Flamenca de Córdoba bajo la dirección de Faustino Núñez. Junto al bailaor Daniel Navarro acudió en 2014, al Festival Flamenco de Montreal. Grabó el disco Arias más flamenco del cantaor Diego el Cucharita con el pianista Pedro Ricardo Miño y actuó en la producción de Patio de Lucía, el homenaje que la Noche Blanca del Flamenco de Córdoba le rindió al genial guitarrista. En 2015, estrenó en la Noche Blanca del Flamenco de Córdoba El viaje del mirlo, espectáculo de música flamenco-árabe que contó con la producción de la Casa Árabe.
A lo largo de su carrera, De Lope ha trabajado con músicos como David Pastor, Toni Belenguer, Josemi Carmona, Antonio Lizana, Juan Requena, Javier Conde, Eduardo Trassierra, David Caro, Juan José Amador, Dani Morón, con cantaores como Jesús Méndez, Juan Pinilla o Antonio Reyes o con bailaores como Javier Latorre, Farruquito, Daniel Navarro o Úrsula López
En 2016 fue seleccionado como músico emergente del Mediterráneo por el proyecto Medinea que organizan Berklee School Music, Festival de Aix en Provence y la Casa Árabe. En ese mismo año, consiguió el 2º premio Internacional de Instrumentista Flamenco del Festival de la Unión.
El 14 de julio, Sergio de Lope, acompañado al piano por Alfonso Aroca y a la percusión por Javier Rabadán, ofrecerá un repertorio de su disco presentado en la Bienal del Flamenco de Sevilla del pasado año, A night in Utrera, una propuesta que es fruto de sus vivencias flamencas y de la constante interactuación del flamenco con el jazz, donde crea su propio lenguaje que traspasa fronteras.
Por otra parte, María Terremoto (María Fernández Benítez), con tan solo ocho años se subió al escenario de la Peña “Fernando Terremoto” de Jerez de la Frontera junto a su padre, uno de los más importantes artistas jerezanos de todas las épocas, donde dejó a todos boquiabiertos cantando por bulerías. “Ella es el flamenco que viene (…) siente el flamenco como algo propio”, aseguraba el periodista Luis Ybarra después del concierto que ofreció el pasado año en Sevilla.
Desde niña escuchaba en su casa los ecos de los más importantes artistas jerezanos de todas las épocas que pasaban las noches en vela compartiendo vivencias con su padre, el cantaor Fernando Terremoto. María ha acumulado la sabiduría de esas noches y con el paso de los años ha ido recorriendo multitud de peñas y festivales flamencos cosechando en ellos un gran éxito. A pesar de su corta trayectoria ha sido reclamada por eventos tan importantes como la Bienal de Flamenco de Sevilla o el Festival de Jerez en el año 2016, donde la crítica la califica como “el estandarte de la nueva generación de lo jondo”. El pasado año recibió uno de los más prestigiosos premios del panorama flamenco el “Giraldillo Revelación” de la XIX Bienal del Flamenco de Sevilla, convirtiéndose en la artista más joven en la historia de este galardón.
La artista “viene dispuesta a dar un golpe en la mesa de los centros del cante, a desnudar su alma y a entregarse por entero para demostrar que su saga tiene un nuevo eslabón y que la niña que su padre subía, en sus momentos más difíciles, al tablao de la peña que llevaba su nombre, se ha convertido en una cantaora sin miedo a nada”.
En la actuación del 21 de julio, María hará un recorrido por los cantes tradicionales que ha ido aprendiendo desde la cuna: malagueña, solea por bulería, seguiriya, tientos tangos, alegría, fandangos y bulerías; “haciendo en algunos momentos un homenaje a su máximo y único maestro, su padre Fernando Terremoto”.