La sala Verónicas de Murcia acoge Body Parts, una exposición en la que a través de un centenar de piezas, entre pinturas, algunas de ellas inéditas, dibujos, textos y proyecciones, el artista, autor dramático, músico y cineasta británico reflexiona sobre el cuerpo humano. Hasta el 23 de abril
A Peter Greenaway (Gales, 1942) podríamos calificarle como un hombre que practica el arte sin barreras: pintor, autor dramático, músico, artista plástico o cineasta. Y quizá sea esta última faceta una de las más conocidas por el público por películas tan excelentes como El contrato del dibujante o El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante.
La sala Verónicas de Murcia acoge Body Parts, una exposición comisariada por la holandesa Saskia Boddeke, conocida por sus instalaciones y perfomances multimedia, que muestra un conjunto de pinturas, algunas de ellas inéditas, dibujos, textos y proyecciones que giran alrededor del interés del artista británico por el cuerpo humano.
Greenaway, el hombre que se atrevió a afirmar que el cine tal y como se ha desarrollado hasta ahora había muerto, es también protagonista simultáneamente de un ciclo de cine en la Filmoteca regional Paco Rabal de Murcia, que proyectará Las maletas de Tulse Luper: La historia de Moab, El cocinero, el ladrón, su mujer y su amate o El niño de Mâcon entre otras.
El artista británico, que se formó como pintor en Londres y tuvo como tutor a David Hockney, se ha centrado en diferentes partes del cuerpo como cabezas, corazones o genitales en los cuadros y dibujos que se exhiben en Murcia. Son también numerosos los rostros individuales, en los que se pueden hallar referencias mitológicas y artísticas. Las pinturas se caracterizan por estar realizadas con plantillas y estarcidos personalizados por el propio Greenaway. Los cuadros y dibujos de los últimos diez años están realizados en acrílico sobre tabla, usando en ocasiones el collage.
En muchas de sus obras, Greenaway se ha inspirado en el gesto congelado de los cuerpos reconstruidos de la víctimas del Vesubio en Pompeya y en las pinturas murales romanas, por sus texturas, sus colores, su iconología e incluso por su desgaste, fruto del paso del tiempo.
Entre las proyecciones que podrán verse en esta muestra, la pieza central, situada en el antiguo altar mayor de la sala Verónicas, una antigua iglesia conventual del siglo XVIII, es un cortometraje de la propia comisaria, Saskia Boddeke, donde el artista desgrana diferentes reflexiones o relatos que los visitantes pueden también leer, en inglés y español, en dos proyecciones laterales y que revelan facetas de su trabajo como artista y observador del cuerpo humano. Mientras lee, se superponen en la cara del creador sus dibujos mediante mapeado de vídeo. Junto a esta pieza audiovisual, se muestran otros dos vídeos más cortos y un paisaje sonoro. El montaje ha corrido a cargo de Elmer Leupen, mientras que la música es obra de Luca D’Alberto.