Un óleo sobre lienzo de 160 x 220 cm del pintor granadino, presentado por la galería Espacio Mínimo, ha obtenido este galardón, en palabras del jurado, «por la ambigüedad con que trata los géneros (un paisaje convertido en un bodegón) y el manejo perverso de la gran tradición pictórica occidental, que dan lugar a escenas de aparente complacencia, pero siempre inquietantes, que obligan al espectador a repensar lo que cree conocer». La obra se mostrará en el espacio Solán de Cabras de ARCO del 22 al 26 de febrero
Si en la pasada y primera edición de estos premios, la vanguardia se rodeaba de vídeos, esculturas y danza, en esta segunda, el artista Antonio Montalvo (Granada, 1982), armado de pinceles y óleo, ha sorprendido a todos con su «maestría heredada de Velázquez, Zurbarán, Murillo o Alonso Cano; algunos de sus pintores favoritos». La obra pictórica, que ha conseguido el galardón de este año lleva el título de Diorama y fue presentada por la galería madrileña Espacio Mínimo.
El jurado, formado por distintos expertos del mundo del arte como Enric Pastor (director de la revista AD), Óscar Alonso Molina (crítico y comisario independiente) y Maribel López (subdirectora de ARCOmadrid) junto a tres representantes de Solán de Cabras, ha valorado, además de las características de la obra y la trayectoria del artista, «la ambigüedad con que trata los géneros (un paisaje convertido en un bodegón) y el manejo perverso de la gran tradición pictórica occidental, que dan lugar a escenas de aparente complacencia, pero siempre inquietantes, que obligan al espectador a repensar lo que cree conocer”. En su pintura, “de estética recargada y con reminiscencias del arte antiguo, encontramos una desconcertante mezcla entre lo barroco y el dolor. En las escenas de las obras de Montalvo aparece lo misterioso, aquello que se va a manifestar en algún momento para dejarnos parados ante su obra”, ha añadido el jurado.
También se ha dado una mención de honor al trabajo de Diego Delas por su obra A summer game inside a light stage, presentado por la galería F2. En su obra encontramos constantes referencias a la tradición y la artesanía que, sin embargo, en sus manos toman otra dimensión.
Por otra parte, para Antonio Montalvo la pintura es un «medio tan válido como cualquier otro para articular un discurso plenamente contemporáneo (…) es más, disfruta de una carga histórica y conceptual de la que otros medios carecen. Existe desde hace miles de años, no se agota (el siglo XX es una prueba infalible) y es siempre actual”.
Montalvo confiesa que el barroco español es uno de sus principales referentes, “la gran ventaja que tenemos los pintores es el pozo inagotable que nos ofrece la historia del arte. Y es que el arte cambia, pero no progresa. Por eso lo que me interesa de mi realidad es lo que tiene en común con la de todos los demás. Las ideas psicológicas básicas no han cambiado”.
Al artista le interesa la «complejísima relación que existe entre la belleza y la muerte (‘hermanas terribles que comparten un mismo secreto’, como dice el conocido poema de Víctor Hugo). Me interesa también esa perpetua sensación de haber caído desde cierto estado de gracia, tan presente en el relato religioso y mitológico. Son convulsiones, sacudidas de pesimismo, en un deseo de rastrear y así tal vez mitigar las perpetuas insatisfacciones del individuo. En Diorama aspiro a que haya una especie de gravidez pesimista, una morbosidad nostálgica, algo que surge de un pozo oscuro y que busca la redención a través de la belleza”.
En cuanto al premio, Montalvo comenta que se siente honrado e inmensamente agradecido si se tiene en cuenta la altísima calidad del arte emergente español y por la importante visibilidad y promoción que garantiza al ser mostrada la obra en lo que para él es el epicentro del arte contemporáneo en España: la feria de ARCO.