La muestra El canto de los signos, en la Fundación Picasso Museo Casa Natal (Málaga), recuerda la interesante aportación del pintor en el libro Le chant des morts del poeta francés Pierre Reverdy. Publicado en 1948, este libro incluye 125 litografías del artista malagueño que sorprenden por su estilo abstracto, algo nada habitual en su trabajo. Los poemas están marcados por la Segunda Guerra Mundial, los crímenes nazis o la bomba de Hiroshima. Hasta el 9 de octubre
Es bien sabido que la capacidad inventiva de Pablo Picasso (Málaga, 1881- Mougins, 1973) no parecía tener limites. En su larga trayectoria exploró todos los géneros de la creación plástica y experimentó también en el ámbito de la literatura, como escritor y muy especialmente como ilustrador de numerosos libros. Desde los clásicos griegos hasta los autores del siglo XX, Picasso desarrolló una intensa actividad dedicada a la creación de libros de bibliófilo. Es éste un aspecto particularmente brillante de su carrera, que le permitió trabajar con diversas técnicas de estampación, cuyas posibilidades expresivas supo explorar con una imaginación fuera de serie.
La curiosidad insaciable de Picasso le enfrentó a textos de muy diversa naturaleza, desde los sonetos de Petrarca hasta la Carmen de Prospero Merimée, pasando por La Celestina de Fernando de Rojas, los poemas de Góngora y los textos del naturalista francés, el conde de Buffon. Entre sus contemporáneos Picasso colaboró a menudo con sus amigos poetas como René Char, Michel Leiris, Aimé Césaire, André Breton, Rafael Alberti y Pierre Reverdy.
A partir de sus propios fondos, el Museo Casa Natal de Picasso en Málaga presenta la muestra El canto de los signos, que recuerda la interesante aportación del pintor del Guernica para ilustrar el libro Le chant des morts del poeta francés Pierre Reverdy. Publicado en 1948 por el editor Tériade, este libro de bibliófilo con una tirada de 250 ejemplares, incluye 125 litografías de Picasso que sorprenden por su estilo abstracto, algo nada habitual en el trabajo del maestro español. La Casa Natal posee el ejemplar número 245, que perteneció al artista y fue donado al museo por su nuera, Christine Picasso, en el año 1992.
La realización de este libro daría lugar a una de las más fecundas colaboraciones entre un pintor y un poeta. Picasso consideró entonces la escritura manuscrita de Pierre Reverdy como una creación gráfica por sí misma y decidió integrar sus “dibujos” a los textos del poeta, esbozando unos arabescos que crean un sugerente juego de correspondencias entre ilustración y caligrafía.
Poeta de la modernidad, Pierre Reverdy (Narbonne, 1889-Solesme, Francia, 1960) participó activamente en los movimientos vanguardistas de los inicios del siglo XX junto a escritores y colegas como Max Jacob y Guillaume Apollinaire. Reverdy, que llegó a París en el año 1910, se había instalado en el Bâteau-Lavoir en Montmartre, el mítico barrio de la bohemia artística y literaria. En 1911 su amigo Max Jacob le puso en contacto con Pablo Picasso, Juan Gris, Georges Braque y Henri Laurens, todos ellos artistas por los que el propio poeta manifestaría siempre una profunda admiración. Rápidamente su círculo de amistades se iría ampliando, y a partir de 1912 Pierre Reverdy entraría en relación con Pablo Gargallo, André Derain, Henri Matisse, Amadeo Modigliani, Fernand Léger, D.H. Kahnweiler y Guillaume Apollinaire.
Desde los inicios de su carrera literaria, los pintores y escultores tuvieron una gran incidencia en el trabajo de Reverdy. Cuando en 1915 editó su primer libro Poèmes en prose, no dudó en solicitar la colaboración de Juan Gris y de Henri Laurens para la realización de la portada. En 1917 Reverdy creó la revista de estética NORD-SUD, donde publicó el texto “Sur le cubisme”, en el que analiza con rigor la aportación de este movimiento a la evolución del arte, sin omitir su incidencia sobre la poesía.
La primera colaboración con Picasso tuvo lugar en 1922 con motivo de la publicación de un conjunto de poemas titulado Cravates de chanve, que incluye tres aguafuertes del pintor malagueño, entre ellas un retrato del propio Reverdy para el frontispicio. Al año siguiente Reverdy escribió para Paris-Journal su primer estudio crítico sobre la obra de Picasso, y éste dibujará en 1929 otro retrato del poeta para su nuevo volumen de poemas Sources du vent e ilustrará en 1948 Le chant des morts al que se dedica esta exposición.
Durante la Segunda Guerra Mundial Pierre Reverdy, profundamente afectado por la ocupación nazi, se negó a publicar ninguna obra, y se limitó a redactar algunas notas a partir de sus reflexiones personales. En 1944 empezó a escribir los primeros poemas de Le Chant des morts que concluiría en 1948. Se trata de un ciclo de poemas en verso, escritos en un contexto difícil, marcado por hechos tan terribles como la Segunda Guerra Mundial, el horror de los crímenes nazis, la Shoah y la bomba de Hiroshima. Sensible al drama humano, Reverdy ofrece en estas poesías un canto desencarnado a la miseria y al sufrimiento.
Por su parte, Picasso muy respetuoso con la hermosa caligrafía de Reverdy, decide utilizar un solo color, el rojo bermellón como si fuera sangre, para trazar unos dibujos esquemáticos y abstractos que bordean el texto de los poemas o incluso se deslizan entre los versos manuscritos.
Los interesados en leer el artículo completo podrán hacerlo en el número de septiembre de DESCUBRIR EL ARTE o en Orbyt.
Marie-Claire UBERQUOI