La catedral de San Pablo de Londres acoge de forma permanente la videoinstalación del estudio de Bill Viola «María». Es un relato en cinco partes que representa en el ciclo de una vida los valores de cobijo, compasión y compañía de una mujer vista desde el punto de vista universal y terrenal. Junto a «Mártires», que se instaló en el templo anglicano, esta pieza utiliza el arte contemporáneo para capturar la espiritualidad de cada día
La catedral de San Pablo de Londres ha inaugurado una nueva videoinstalación del artista Bill Viola y su colega Kira Perov, la segunda que este templo acoge entre sus muros. Concebida de forma complementaria a la pieza Mártires (Tierra, Aire, Fuego, Agua), que se instaló en 2014, María es un tríptico constituido por tres pantallas de plasma, con una duración de 13,13 min y muda. Viola y Perov reconocen en María la representación de valores como la creatividad, la procreación, la fuerza interior, el amor y la compasión y la escogen como un refugio en el ciclo de la vida. La narración bebe de tradiciones artísticas y espirituales orientales y occidentales para invitar a la reflexión. Es una obra, como su compañera Mártires, espiritual pero no dirigida a una creencia en concreta, a pesar de encontrarse en un templo anglicano.
Apostada sobre una estructura proyectada por el estudio del arquitecto británico Norman Foster con la intención de que su diseño respetase la arquitectura de Christopher Wren, María complementa a Mártires. Una se encuentra en la nave norte y la otra en la sur. Cuando hace dos años, el artista norteamericano presentó la primera pieza, ya estaba trabajando sobre María y explicó la compenetración que ahora se puede reconocer entre una y otra: “María y Mártires simbolizan algunos de los misterios profundos de la existencia humana”, reflexionó. “Uno se refiere a la vida y otro a la muerte; uno al confort y la creación y otro al sufrimiento y el sacrificio. Si tengo éxito, las obras tendrán la doble función de ser objetos estéticos de arte y objetos prácticos de contemplación y devoción”.
Estas obras, un regalo de la Tate a la catedral, no son el primer acercamiento del estudio de Bill Viola a espacios sagrados. En 1996 realizó un encargo para la catedral de Durham; en 2007 presentó en la Bienal de Venecia Océano sin una costa en la iglesia de San Gallo y en 2008 donó a la Basílica de San Marcos de Milán un tríptico que había realizado en 2002. Pero la idea de la colaboración con la catedral de San Pablo nació en 2003 cuando Viola expuso en la National Gallery de Londres Las Pasiones, un conjunto de obras inspiradas en las representaciones de grandes maestros de temas como la Asunción, la Pasión de Cristo o la Resurrección. Esta gran exposición fue el punto de partida de la intervención en la catedral de San Pablo que se completa ahora.