Núria Corretgé, mundos inventados

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El edificio Miramar de Sitges acoge desde el 9 de septiembre y hasta el 23 de octubre la primera exposición individual de esta artista. Con el título de Orbis, la pintora propone al espectador un viaje imaginario a través de los paisajes de una memoria donde no existe ni el lugar ni el tiempo. Pinturas, grabados y libros de artistas conforman el itinerario vital de sus últimos dieciséis años

La creación de Núria Corretgé (Sitges, 1966) bascula entre la pulsión de la pintura y la introspección del grabado. También el uso de la palabra es vital en su proceso creativo porque le permite transitar por el universo de sus emociones. Y es que para Corretgé la palabra percibe lo que aún no se comprende en el caos del pensamiento fugaz. Metáforas que la artista reescribe en la intimidad del grabado, creando estampas que configuran el collage de sus pinturas, telas donde pone color a las ideas. De esta manera, la artista establece un movimiento circular donde conjuga todos los elementos que conforman su particular relato, las huellas que nos permiten rastrear en su mundo interior, en su sensibilidad.

Y es que igual que para Kandinski, para Núria Corretgé el círculo es la forma más pura del movimiento, por eso aparece en su obra como una deidad omnipresente y fundamental para entender la secuencia que la artista nos propone en esta exposición en su ciudad natal.

La memoria es teatro del espíritu (II), 2001, acrílico y collage sobre tela, 150 150 cm. Arriba, L'Atlas de Kublai Khan (díptico), 2016, acrílico y collage sobre tela, 162 x 260 cm.

La memoria es teatro del espíritu (II), 2001, acrílico y collage sobre tela, 150 150 cm. Arriba, L’Atlas de Kublai Khan (díptico), 2016, acrílico y collage sobre tela, 162 x 260 cm.

Formada en Bellas Artes por la Universitat de Barcelona y educada en el informalismo catalán, la artista sitgetana se aleja de las tendencias generacionales y se decanta hacia una investigación más personal, profundizando en los elementos que plasman su universo femenino ligado a la figuración, el simbolismo y la espiritualidad. La influencia latente de lecturas y poemas contribuyen a iluminar sus primeros trabajos, donde ya muestra su inclinación por experimentar con el recuerdo. Mapas arqueológicos de ciudades perdidas, libretas antiguas contenedoras de sabiduría, la mano alquímica que pinta mujeres-flor, son el testimonio de una narrativa que se convertirá en el hilo conductor de la obra de Corretgé.

La madurez artística en la que actualmente se encuentra corresponde con la presentación de su primera exposición individual en el Edificio Miramar de Sitges, donde la artista exhibe el recorrido de sus últimos dieciséis años. Pinturas, grabados y libros de artista conforman un trazado de viajes imaginados, de ciudades invisibles, de signos luminosos e indescifrables que nos transmiten el conocimiento.

Núria Corretgé en esta muestra nos evoca que el recuerdo es el creador de la identidad —»el mundo ya era como era, pero ahora lo reconozco en mí»— y viaja a través de los paisajes de una memoria donde no existe ni el lugar ni el tiempo. En definitiva, Orbis muestra sus mundos inventados, reescritos hasta el infinito sobre el lienzo de esta creadora.

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