Este retrato de Adele Bloch-Bauer I de Gustav Klimt es una de las obras en las que se detienen los hermanos Isidoro y Florencio Monje Gil para descubrir las enfermedades y patologías de los protagonistas de cincuenta pinturas universales en el libro «El rostro enfermo»
Gustav Klimt terminó este retrato en 1907 en óleo y oro sobre lienzo. De una belleza exquisita, el cuadro es un icono del arte austriaco y se ha considerado como la Mona Lisa de Austria. Se trata de uno de los dos retratos que el artista realizó de Adele Bloch-Bauer por encargo de su marido. Tras él, se esconden historias de intrigas, apropiaciones indebidas, sumas millonarias en el mercado del arte, películas… Aquí nos vamos a detener en lo que la mirada atenta y experta de los hermanos Isidoro y Florencio Monje Gil (doctor en Historia y doctor en Medicina, respectivamente) nos descubren acerca de la salud de la protagonista.
Esta es una de las obras de arte que los hermanos Monje Gil han escogido para establecer este interesante cruce entre arte y medicina en el libro El rostro enfermo. Los autores acercan al lector a cada uno de los cuadros a través de una reseña artística y otra patológica en una edición bilingüe (castellano-inglés, con la traducción de Tradupolis.es). En este caso, tras contextualizar la obra y recordar quién era Gustav Klimt, su carácter simbolista, su gusto por los mosaicos y por la ornamentación elaborada, se detienen en el rostro y las manos de esta dama dorada, cuya vida estuvo rodeada de misterio aunque se sabe que tenía mucha tendencia al cansancio y a las cefaleas. La observación les lleva a establecer las posibles patologías que responden a síntomas de deformidad articular y eritema de la cama. Así, especifican y explican (el libro tiene un interesante carácter divulgativo): un lupus eritematoso sistémico, una fiebre reumática con secuela cardiovascular posterior, una artritis reumatoide, una enfermedad mixta del tejido conectivo, una rosácea eritematosa o una sífilis. En otras obras, como el retrato escogido para la portada realizado por Domenico Ghirlandaio, el diagnóstico es único: nariz afectada por un rinofima.
El libro El rostro enfermo, en el que también se «diagnostican» obras de Goya, Velázquez o Piero della Francesca, entre otros muchos maestros, se regala con el número de julio de Descubrir el Arte (209) y el libro del Romanticismo al Postimpresionismo.