Gagosian Gallery ha colocado, uno junto al otro, a Alberto Giacometti e Yves Klein en una exposición que pretende llamar la atención sobre cómo los dos artistas utilizaron su obra para trascender y superar el caos y la barbarie sembrados por la Segunda Guerra Mundial, de manera lírica y con lenguajes radicalmente distintos. En Londres, hasta el 11 de junio
El comisario de la exposición Joachim Pissarro ha decidido establecer este diálogo entre las obras de Alberto Giacometti (1901-66) e Yves Klein (1928-62) porque cree que, a pesar de las grandes diferencias que hay entre un artista matérico y figurativo y otro conceptual y cósmico, coincidieron en la conciencia de que lo que la Segunda Guerra Mundial supuso para la cultura. La respuesta de ambos no fue la representación del caos, sino -siempre según el argumento de Pissarro- superarlo «transformándolo y decodificándolo de una manera elegante y lírica».
El nombre de la exposición, La búsqueda de lo absoluto, está tomado de un texto de Jean Paul Sartre, publicado en 1948 en el catálogo de una muestra de Giacometti en la Galería Maeght de Nueva York. Allí el filósofo definió al escultor como el «artista existencial» por excelencia y uno de los protagonistas principales del contexto filosófico que surge después de la II Guerra Mundial. Sartre, amigo de Giacometti, interpretó sus largas y delgadas figuras como la metáfora apropiada del hombre que emergía de las secuelas de la guerra.
Klein, por su parte, tendió a la desmaterialización de la pintura con la saturación del color evitando marcas personales y autobiográficas. La profundidad del azul (recordemos que Klein creó y patentó el International Klein Blue) representa para Pissarro la nada y se acerca al vacío al que, con un lenguaje radicalmente distinto, tiende Giacometti en su lucha por reducir cada vez más la materia de las figuras. Las obras de Klein en las que Pissarro reconoce más claramente la esencia de Giacometti son en las Antropometrías en las que queda la huella sobre el lienzo de una mujer pintada en azul que se coloca y mueve según las directrices del pintor francés.
La exposición presenta piezas cedidas para la ocasión por Fondation Alberto Giacometti, Yves Klein Archives, Beyeler Foundation y distintas colecciones privadas.