Pioneras en lo que supondría en los años siguientes un gran progreso para la condición femenina en España, la Residencia de Estudiantes para señoritas abrió las puertas hace cien años bajo la dirección de la célebre profesora María de Maeztu.Un proyecto que impulsó a su vez la Institución Libre de Enseñanza y la Asociación de la Enseñanza de la Mujer. Por este primer paso de gigante, la propia institución celebra el centenario con una exposición hasta el 27 de marzo
Para las nuevas generaciones resulta casi una leyenda del pasado, la desigualdad de la mujer en el acceso y derecho a la educación. Hoy día nos es prácticamente impensable que en las escuelas y universidades públicas no compartan compañeros y compañeras el mismo cultivo intelectual.Sin embargo, esta meta se cruzó por completó hará unos cincuenta años (y si llega), tras la entrada a la Democracia y la idea de que una mujer podía ser profesional compaginando su vida familiar.
Una cuestión no tan fácil de comprender para la sociedad de principios de los años XX, cuando tan sólo un mínimo porcentaje de la población femenina (entre el 0’3 y el 3’9 % desde 1910 a 1920) se aventuraba a emprender un modo de vida poco usual para sus contemporáneas.Por ello, las primeras iniciativas fueron esenciales, no sólo para abrir y allanar el terreno de cara al futuro, sino también para dar pie a conseguir otras igualdades como el derecho a voto (1931).
Se podría decir que por entonces, el contexto fue el más proclive para emprender este proyecto de la Residencia de Señoritas,debido a la puesta en marcha en 1910 del homólogo masculino. Su trayectoria en cinco años había llamado la atención y atraído a afamados y reconocidos intelectuales de todo el mundo, por lo que en la versión femenina no se exigió menos.Desde la calle Fortuny, en el pequeño chalet donde nacieron las dos primeras sedes, se apostó por un modelo de educación en el que se contase además de con expertos y profesoras de la talla de Maruja Mallo,María Zambrano o Victorina Durán, entre muchas otras, con actividades que incentivasen las inquietudes de cada una: talleres,conferencias e instalaciones de laboratorio y biblioteca donde poder complementar sus estudios e investigaciones.
A partir de 1917, su atmósfera fértil llego a oídos de otras instituciones como el Instituto Internacional (fundado en Boston bajo el nombre International Institute for Girls) de origen estadounidense, que contactó con la Residencia para colaborar con ésta en su programa.Uno de los beneficios sería, que a medida que trascurriesen los años, se admitiría alumnas de otras nacionalidades para participar en proyectos como los cursos prácticos de química que ofrecía el Laboratorio Foster. También el flujo de alumnas procedentes de otras partes de España aumentó expotencialmente, a la par que los recursos: preparación de ingreso en las facultades; cursos para alumnas de bachillerato, comercio, sobre cultura general o biblioteconomía, y hasta de idiomas.
Este momento cumbre se sitúa en 1935, en los albores de una Guerra Civil a punto de estallar, y que terminaría en el periodo de los cuatro años siguientes con lo sembrado y construido en la Residencia. En septiembre de 1936, María de Maeztu dimite y poco después se exilia; dejando al cargo a un comité presidido por Regina Lago, que se trasladará junto al gobierno de la República a Valencia, donde se recogerán las cenizas de este proyecto educativo en el 39.
Este mismo recorrido es el que acoge el discurso de la exposición que se puede visitar en la institución en conmemoración del primer centenario desde su creación. El trascurso de los hechos, así como el paso y el progreso de las alumnas, está representado mediante un sin fin de documentos, fotografías u obras plásticas entre las que se incluyen autoras como Delhy Tejero y Menchu Gal.También el famoso retrato de María de Maeztu, realizado por su hermano Gustavo de Maeztu.
Sin embargo, lo que no pudo borrar el Franquismo, fueron los nombres de las estudiantes que catapultaron sus carreras profesionales y han quedado inscritas en la historia:Victoria Kent,Matilde Huici, Delhy Tejero o Josefina Carabias, fueron algunas.
Con motivo de la exposición se ha publicado un catálogo, Mujeres en vanguardia.La Residencia de Señoritas en su centenario (1915-1936), en el que se incluyen los textos de las dos comisarias, Margarita Márquez Padorno y Almudena de la Cueva, con aportaciones sobre la investigación llevada a cabo y documentos de sumo interés.Durante la muestra también participan en debates y charlas otras expertas como Idoia Murga en artes plásticas;Rosa Capel o Isabel Pérez-Villanueva, autora de la principal biografía de María de Maeztu.