El Museo del Prado en colaboración con Acción Cultural Española (AC/E) presenta en el Museo Ingres de Montauban un recorrido por el retrato pictórico español constituido por obras prestadas de la institución española; en parte, como agradecimiento por la colaboración del museo francés, indispensable para haber podido producir la exposición de Ingres, que se puede visitar en el Prado hasta marzo del 2016
Comisariada por Juan José Luna, jefe del departamento de pintura del siglo XVIII del Museo del Prado,«El retrato en el Museo del Prado» plantea un discurso por el desarrollo de este género pictórico desde el siglo XVI hasta el XIX. En esta selección son muchos los autores consagrados de la Historia del Arte en España que representan el auge artístico de cada etapa histórica.
Doña María de Austria, reina de Hungría, por Velázquez. Arriba, Infantas, de Alonso Coello (detalle).
En primer lugar el Greco abre el recorrido expositivo, organizado cronológicamente, acompañado de dos grandes como Velázquez y Carreño, cuyos retratos María de Austria y Eugenia Martínez Vallejo, respectivamente, nos muestran la consolidación y la fuerza que conseguieron atrapar en la mímesis de la realidad. A continuación, se presenta el clasicismo del siglo XVIII, capitaneado por Anton Rafael Mengs, al que pronto ensombreció el maestro en la psicología del retrato, Francisco de Goya y Lucientes. De éste se exhibe la pintura del General Ricardos , como reflejo de ese tránsito entre finales del dieciocho y principios del diecinueve; así como la anticipación en planteamientos plásticos que demostró Goya, al huir cada vez más de los formalismos neoclásicos y tender hacia el naturalismo y la pincelada suelta, característica del Romanticismo.
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- María Pilar de la Cerda, de Vicente López.
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- La niña María Figueroa vestida de menina, de Joaquín Sorolla.
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- General Antonio Ricardos.
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- Eugenia de Austria, de Carreño de Miranda.
Paralelamente aparece en escena un joven Vicente López, que empieza a trabajar a fines del XVIII hasta coronarse posteriormente como pintor de corte con el reinado absolutista de Fernando VII; para entonces,Goya ya se había exiliado a Burdeos donde permanecerá hasta sus últimos días. Sin embargo, la obra de López en esta muestra es de su primera etapa, tras haber vuelto de Madrid, y por ello, se puede apreciar de forma nítida un gusto e interés por las pautas y el trazo que había emprendido Goya.
Otro de los pintores emblemas y conocedor de la producción de Goya, fue Federico de Madrazo, pero a diferencia de Vicente López, éste mirará por tratar el retrato acorde al gusto de las corrientes internacionales del Romanticismo.Es interesante también esta pieza, porque si hay una influencia clara en este autor es la de Ingrés, lo cuál, el lugar al que ha viajado y en el que se exhibe, no puede ser mejor escenario para establecer un diálogo entre ambos artistas.
«Saturnina», de Ferderico Madrazo.
La exposición se cierra con Joaquín Sorolla y el retrato de María Figueroa vestida de menina. Datada en los albores del siglo XX, refleja el eco del pasado sobre todo en la figura de Velázquez y su noción del realismo en el retrato.Por todo ello, esta muestra reúne en un escenario único un elenco de creadores claves para descubrir de los géneros más preciados del Museo del Prado.
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