Arturo Pérez-Reverte ha escrito un libro para contar a los jóvenes la guerra civil. Su intención es recordar lo que pasó y sacar lecciones para que nunca vuelva a ocurrir. Editado por Alfaguara, cuenta con unas ilustraciones estupendas de Fernando Vicente, cuyos originales se exponen ahora, y hasta el 8 de diciembre, en el Museo ABC de Madrid. En ellas se puede leer la tristeza, el odio y el rencor de la peor de las guerras, la que enfrenta a compatriotas
La planta baja del Museo ABC está ocupada por los originales de Fernando Vicente para el libro La Guerra Civil contada a los jóvenes de Arturo Pérez-Reverte. Son ilustraciones realizadas en acrílico sobre papel Guarro de 35 x 50 cm y enmarcadas en madera, salvo el mural de inicio y otro que multiplica la escala para recordar el Guernica de Picasso y lo que ese cuadro representa. En el libro, esa pieza cubre el interior de portada y de contraportada.
El recorrido por la exposición es un recorrido por el libro, del que se extraen fragmentos de los textos de Pérez-Reverte para acompañar a los dibujos de Vicente. Los contextualiza, aunque la verdad es que hablan por sí mismos. Y la historia que cuentan es una historia triste. Como triste es el gris que domina la mayor parte de las ilustraciones, con él, en distintos tonos y combinado con marrones, ocres y azules o verdes mortecinos, se dibuja a la población civil dividida, a los que huyen, a los que luchan, se rinden… Se dibuja un paisaje desolador, en el que cuando irrumpe con fuerza el color (esos rojos o azules) lo hace para recordar la división.
Lo peor de las guerras, por Fernando Vicente.
El poder narrativo de las imágenes de Fernando Vicente es impresionante. Reconocido pintor e ilustrador autodidacta, ha ganado prestigiosos premios, participado en numerosas exposiciones (este mismo año, el Museo ABC le dedicó una retrospectiva y hasta hace poco más de un mes en la galería La Fiambrera, también en Madrid, se pudieron ver sus mujeres en la muestra Eterno femenino). Es uno de los dibujantes de cabecera de medios como El País y sus suplementos, cuenta en su currículum con varios libros y ha dibujado portadas para los de otros. Gran caracterizador, es capaz de perfilar escenas con una fuerte carga erótica (buscar entre sus Venus), poéticas (como las ilustraciones de su libro Mansfield Park), misteriosas o cargadas de humor y de crear estampas tan bellas como las que uno puede encontrar en su colección Atlas (de todas ellas, hay muestra en su página web; merece una visita).
Disturbios en Barcelona, por Fernando Vicente.
La figura humana es un elemento fundamental en la obra de Fernando Vicente y este caso no es diferente: aparte de en los mapas, solo en una ilustración -la que cuenta la guerra en el mar- se prescinde del hombre. Por la exposición (y el libro) reconocemos personajes como Federico García Lorca, Machado, Franco o Unamuno, pero sobre todo nos enfrentamos a rostros anónimos, poseídos por la tristeza, por la falta de esperanza, el cinismo, la dureza o el odio (merece la pena detenerse en cada una de las caras del dibujo que en el libro ilustra el capítulo 19, dedicado a Las mujeres, víctimas frecuentes, o intentar adivinar qué le pasa por la cabeza al maquis del capítulo 20). A veces, esas personas no necesitan más que un fondo neutro, otras se plantan en un camino apenas esbozado y en otros casos, Vicente dibuja los escenarios que nos hacen viajar casi 80 años atrás. Ha pasado mucho tiempo, pero algunas de las escenas -carreteras llenas de refugiados- nos recuerdan demasiado a las que vemos cada día en las noticias.
Ese realismo cargado de psicología que reconocemos en los rostros se expresa también en los cuerpos: los gestos de los brazos, las posturas…; hay espaldas que parecen soportar pesos infinitos y otras que se saben vencedoras. Actitudes abatidas o firmes, según el momento y el bando.
Guerra en el mar. por Fernando Vicente.