Dispuesta a modo de gabinete de las maravillas, la muestra Arte transparente. La talla del cristal en el Renacimiento milanés se concentra en una única y pequeña sala expositiva del Museo del Prado. Al entrar en esta sala el visitante descubre diecisiete selectas piezas de cristal que, quizás ya en un pasado, coincidieron en las mesas de los comensales de las grandes monarquías europeas del Renacimiento. Hasta el 10 de enero
Como bien explicaban en la presentación la comisaria, Letizia Arbeteta, y la coordinadora, Leticia Azcue Brea, el hecho de la escasez de estas piezas de cristal indica que estamos ante un tipo de tesoro y de obra de arte que en su época se producía de forma muy contada para un reducido colectivo de la alta nobleza. Así que mucho tiene que ver el estatus social con lo que se encuentra esculpido en los diferentes vasos y fuentes, y es que el nivel intelectual debía estar acorde con esa atmósfera de riqueza y poder. A fin de cuentas, la cultura era otro bien escaso, más sólo en manos de aquellos que tenían el dinero.
Los temas narrados son en su mayoría de carácter mitológico para llamar a la relación con los sentidos. No hay que perder de vista que estas piezas se rellenaban con perfumes, frutas, dulces, etc; por lo que se creaba casi una simbiosis entre la práctica con el objeto y la idea expresada en el cristal.

En destacado, Fuente con la historia de Hemafrodito y camafeos de los Doce Césares, taller de los Sarachi, Annibale Fontana (?), (ca.1570-1590). Sobre estas líneas, el apodado «Barco de la Tortuga», por Annibale Fontana (ca. 1540-87).Todas las imágenes, cortesía del Museo Prado.
El núcleo de producción se situó en Milán, y entre otras razones porque Venecia había tomado el monopolio en la fabricación de vidrio, e hizo a esta ciudad cercana a los Alpes, competir con otro material igual de potente; que resultó ser cristal de roca.

«Columna triunfal», Milán, 1554 – 1565 (cristal). Italia, siglos XVII – XVIII (guarniciones) Florencia, Palazzo Pitti, Museo degli Argenti.
Sin embargo, este soporte no ha resultado ser un buen aliado para otras cuestiones pertinentes con las piezas. Por ejemplo la autoría. Para Azbeta y su equipo, como para otros investigadores de esta pericia artística, la inexistencia de firmas continúa dificultando la labor a la hora de identificar a los maestros. Hasta la fecha se ha comprobado que hubo dos autores, que por su técnica se les ha podido adjudicar algunas de las piezas. El primero es Francesco Tortorino y de las obras que se exponen habrían sido labor suya la Columna Triunfal, Vaso de la Montería y Vaso con escenas del Génesis y el Éxodo; mientras que el segundo, Annibale Fontana, respondería con la certeza de los expertos ante el llamado Vaso en forma de dragón o caquesseitao.
Pero la complejidad no sólo se reduce a señalar un nombre u otro de un posible autor, sino que también reside en saber cuál de los talleres que más trabajaron, fue el responsable de tal encargo. Se trataba del taller de los Miseroni y el taller de los Sarachi. Sus miembros atravesaron toda Europa para visitar a los monarcas más poderosos. Y no es de extrañar que así tuvieron que ser, cuándo lo más inquietante a la vez que curioso, es que estos tallados transparentes, casi en calidad de tesoro reluciente, tenían (y tienen) un valor superior a la suma de varios Tizianos.

Vaso con las historias de Susana y Judith, taller milanés.Cristal de roca y oro esmaltado, mediados del siglo XVI (vaso medieval retallado y grabado).
Cabe añadir como dato útil para los visitantes, la disposición de veinte tabletas digitales, debido al convenio firmado entre el Museo del Prado y Samsung, en las que se amplía la información tanto de los autores, como de las piezas y el contexto del periodo histórico. Además, permite ampliar la propia obra para apreciar los detalles esculpidos y seguir la narración completa de los episodios.
Para los lectores de Descubrir el Arte, en nuestro número de octubre dedicamos un artículo escrito por Juan Ignacio Samperio Iturralde sobre esta exposición y la historia de cada pieza. El ejemplar se puede adquirir en los quioscos o en nuestra tienda.
Me parece increíble que alguien haya podido hacer estas maravillas en el tiempo que se hicieron, Hoy el arte solo se concibe en lo fácil, y no menosprecio a quien lo hace. Con los medios que existen hoy podrían salir más artistas y artesanos que se dedicaran a crear y tallar el cristal de esa forma tan magistral que lo hicieron los que nos precedieron, olvidarnos un poco de tanto diseño gráfico, fabricar en serie, etc. Hay mucha gente desempleada porque las máquinas desplazan al hombre. Hagámonos más artesanos y aprendamos oficios que estaban perdidos. La artesanía y el arte si se hace bien se paga. Por ejemplo la joyería es un de los artes que están en auge. En el mercado hay una infinidad de maravillosos catálogos de joyas que se pueden ver en la web y que te pasarías mucho tiempo viendo la creatividad del hombre en este arte.