El Quijote tiene en la maravillosa biblioteca de Lázaro Galdiano un papel importante. Por eso, este año que se conmemora la primera edición de la Segunda parte del Quijote el museo organiza una exposición que, bajo el título Leer y leer. Lecturas de Cervantes y lectores del Quijote, no solo recoge distintas ediciones de la obra de Cervantes, sino que muestra lecturas que inspiraron al autor y estudios realizados sobre este clásico de la literatura. Se puede visitar hasta el 14 de septiembre

Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra. Ed. Juan de la Cuesta, Madrid, 1615.
Estructurada en tres partes y comisariada por Juan Antonio Yeves, director de la Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano, la exposición del Museo Lázaro Galdiano (Madrid) gira en torno a la primera edición de la Segunda parte del Quijote, impresa en 1615. En su portada se mantiene el gran escudo del impresor y su composición tipográfica refleja una decidida apuesta por relacionarla gráficamente con las tres ediciones anteriores de la primera parte realizadas en Madrid por Juan de la Cuesta, y alejarla del segundo tomo firmado por el falsario Alonso Fernández de Avellaneda publicado el año anterior y que se acercaba más a la edición valenciana de la primera parte. A pesar del empeño de Cervantes, en la primera edición de la Segunda parte se utilizaron tipos gastados, tintas deficientes y mal papel, se aumentó la caja de texto con dos líneas más por página que en el primer tomo, y el resultado fue una edición descuidada y con erratas.
Junto a esta Segunda parte se exponen valiosas ediciones de la primera parte como la mencionada de Juan de la Cuesta de Madrid de 1608 que se cree que pudo ser corregida por Cervantes, la primera ilustrada en castellano y que fue publicada en Bruselas en 1622 con láminas de Frederik Boutatts, la corregida por la Academia de 1780, un ejemplar incompleto impreso en pergamino de Gabriel Sancha de 1797 o la miniatura de Didot (en la imagen que encabeza esta reseña). El recorrido permite percibir cómo desde el siglo XVIII el Quijote es tratado editorialmente como un clásico de la literatura universal digno de merecer ediciones de bibliofilo como las que aquí se presentan. A la hora de coleccionar, Lázaro mostró especial interés por los ejemplares publicados en vida de Cervantes.
- El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Ed. Juan de la Cuesta, Madrid, 1608.
- El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Ed. Pedro Patricio Mey, Valencia, 1608.
- Vida y hechos del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, de Miguel de Carvantes Saavedra. Ed. Juan Mommarte, Bruselas, 1662.
- El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Ed. Gabriel de Sancha, 1797.
Como prólogo, Leer y leer se abre con las lecturas de Cervantes: desde un ejemplar de Amadís de Gaula que perteneció a Cánovas de Castillo y que representa las novelas de caballería que llevaron a don Quijote a ser quien fue o Los diez libros de la Fortuna de Amor de Antonio de Lofraso, una de las obras que el cura y el barbero salvaron en el escrutinio de la librería de Alonso Quijano. Curiosamente, este primer capítulo se cierra con el Quijote de Avellaneda, obra de la que Cervantes tomó prestados personajes y temas para se Segunda parte.
- Los cuatro libros de Amadís de Gaula. Ed. Juan Antonio de Sabia, Venecia, 1533.
- Los diez libros de la Fortuna de amor, de Antonio de Lofrasso. Ed. Pedro Malo, Barcelona, 1573.
- Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Alonso Fernández de Avellaneda, seudónimo. Ed. Felipe Roberto, Tarragona, 1614.
El tercer y último capítulo es la mirada de otros autores sobre el Quijote. Se muestran ejemplos de las últimas décadas del siglo XIX y y principios del XX, sobre todo del entorno de José Lázaro Galdiano que fue promotor de estudios y lecturas de la obra de Cervantes. Hay estudios, artículos y escritos de, entre otros, el Doctor Thebussen, José María Asensio y Toledo o Unamuno.
La visita concluye con la edición del Quijote de la Imprenta Real, de 1819, con estampas realizadas a partir de dibujos de José Ribelles. Por las notas que incluye, se sabe que es la edición en la que Lázaro leyó el Quijote.

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Ed. Imprenta Real, Madrid, 1819.
Imagen de apertura: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Ed. Imprenta de Julio Didot Mayor, París, 1827.