Amedeo Modigliani. Vida bohemia a la par de un gran talento creativo

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Uno de los clichés del mundo del arte es que la vida bohemia va ligada a la profesión de artista. No es el caso de muchos creadores, pero sí lo fue en el de Amedeo Modigliani, cuyo desarrollo artístico se nutrió, en gran parte, del turbulento escenario de las vanguardias. Nació el 12 de julio de 1884 en Livorno (Italia), ciento veinte años después su figura continúa viva en el recuerdo

Modigliani dejó muchas obras, también muchas palabras escritas en cartas a sus amigos, y lo que éstos decían de él. Una de las frases legendarias del artista es la que le escribió a Óscar Ghiglia: «Quisiera que mi vida sea un torrente fértil que recorra la tierra con alegría. Soy rico, estoy lleno de ideas, y sólo necesito trabajar (…)».  Y es que es un hecho irrefutable, que a pesar de su corta vida por una muerte prematura a los treinta y seis años, su producción es el resultado de un enorme potencial creativo. Su valor en la Historia del Arte reside en esa investigación del estado del alma, que captura en sus obras; tan recurrente a la vez, en los planteamientos artísticos de las vanguardias históricas.

Rebelde como característica principal de su carácter, empezó su trayectoria rompiendo con lo que había aprendido de pintura en Italia, para absorber el concepto de modernidad en las estéticas y en los temas proclives de los movimientos de principios del XX, a su llegada a París en 1906. Su principal objetivo estaba en romper con lo establecido, con lo autoimpuesto, para poder estimular el intelecto y engendrar así las obras supremas.

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«Nu Couche de Dos «

A diferencia de otros artistas, la vida personal y tormentosa de Modigliani está intrínseca en sus pinturas. Sus mujeres desnudas, a las que nunca se les ve el final de las piernas y los pies, despliegan tras su fisonomía aparente el interior psicológico. Sus amantes, como en el caso de Picasso, fueron sus mejores modelos. En sus lienzos se inmortalizaron las figuras de la escritora Beatrice  Hastings o la joven artista Jeanne Hébuterne, madre de su única hija y quién le acompañó hasta sus últimos días.

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«Retrato de Jeanne Hébuterne», 1918.

Las anécdotas también acompañan muchos de los textos de los expertos en Modigliani; así bien, han sido conocidas sus crisis autodestructivas, en las que el autor se enfadaba consigo mismo y se deshacía de parte de su producción realizada hasta el momento. El crítico de arte Francisco Calvo Serralller nos describe a un creador «de naturaleza enfermiza  y disipada vida bohemia, que el inmoderado consumo del alcohol y de los más diversos estupefacientes, fueron minando hasta convertirlo en una caricatura de sí mismo».

Otro hecho sonado de su trayectoria fue el cierre de la única exposición individual celebrada en París porque las autoridades  consideraron demasiados escandalosos sus desnudos. Una incomprensión hacia su obra, que pareció calmarse en los últimos años de trabajo, al captar la atención del público y de la crítica.

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«Desnudo recostado», 1917.

Si tuviésemos que resumir lo que significa la obra de Modigliani bien podemos recurrir a un párrafo del texto  Cantos de Maldoror de Lautréamont: «El verdadero dolor es incompatible con la esperanza. Por muy grande que sea ese dolor, la esperanza aún se alza a cien codos más arriba (…).La poesía que discute las verdades necesarias es menos bella que la que no discute».

Para los lectores interesados en conocer más a este artista, podrán hacerlo en DESCUBRIR EL ARTE, número 108 (versión en papel), donde Emma Rodríguez escribe un artículo que analiza la obra del artista italiano, con ocasión de la retrospectiva que celebró el Museo Thyssen de Madrid en 2008, comisariada por Francisco Calvo Serraller. Se puede adquirir dicho ejemplar en https://www.descubrirelarte.es/tienda

 

 

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