Su lugar estratégico en Madrid, al final del paseo de las artes (que comienza con el Prado, y continúa con el Thyssen y el Museo Reina Sofía), y en pleno corazón del barrio de Lavapies, hacen de La Casa Encendida un centro cultural donde la diversidad es la característica que la define: públicos, actividades, disciplinas artísticas o espacios. Tania Pardo es la nueva responsable de exposiciones, y nos habla sobre los planteamientos que sostienen a esta entidad, los programas y líneas de trabajo que le competen
En su poema La Casa Encendida, Luis Rosales habla de aquella casa que «estaba viva siempre/estaba ardiendo siempre durante varios años de juego indivisible (…)». Una alegoría que hace el poeta a ese espacio de conexiones, casi de carácter eléctrico, que es nuestra memoria; donde los recuerdos y los sucesos más recientes conviven y transitan por nuestra mente veinticuatro horas al día. La metáfora para este lugar bien podría servirnos a la hora de referirnos al trasiego de actividad que genera la otra Casa Encendida desde que se puso en marcha como centro cultural en el 2002.
Perteneciente por entonces a Caja Madrid, la crisis económica no sólo le ha afectado a nivel de recortes de presupuestos, sino en su definición como entidad; ya que tras la desaparición de este organismo bancario se vincula hoy en día a la Fundación Montemadrid, cuya vía principal de financiación es el Monte de Piedad de Madrid, que desde 1702 facilita el crédito social.
Su proyecto como centro consiste en «el trabajo con diversas áreas: solidaridad, cultura, educación y medio ambiente y, por ende, con un caleidoscopio de públicos. Esta mezcla de gente y actividad prácticamente continua durante las veinticuatro horas, convierten a La Casa Encendida en una central eléctrica.Tenemos una amplia oferta de servicios gratuitos como el laboratorio de fotografía, con revelado analógico, estudio de radio y de multimedia, la biblioteca, la hemeroteca o la bebeteca. También se ofrecen actividades infantiles, cine y un huerto urbano», explica Tania Pardo.
En lo que respecta al área de cultura, coordinada por Mónica Carroquino, también se mira por desempeñar un trabajo transversal en el que participan todos los departamentos. Resulta que La Casa Encendida » ha sido pionera en ofertar residencias de artes escénicas y la primera en plantear un concurso para jóvenes comisarios, ‘Inéditos’ en el año 2002. Esto es importante porque será a partir de entonces cuando otros espacios de arte contemporáneo incorporen también la iniciativa. El apoyo al arte joven siempre ha estado presente en La Casa Encendida. Para los artistas plásticos menores de treinta y cinco años está la otra gran convocatoria que es ‘Generaciones’. Tanto los finalistas de ésta como los de ‘Inéditos’, protagonizan luego una exposición que se encuentran entre las nueve anuales que solemos celebrar», señala la responsable de exposiciones.
Sin embargo, Pardo comenta que le gustaría centrarse aún más en generar mayor tejido artístico, aprovechando este espacio que siempre ha fomentado la integración social de colectivos desfavorecidos y pionero en accesibilidad. “En realidad, no pretendemos trabajar en otras direcciones, sino sumar propuestas a las que ya existen. Nos interesa también crear un mayor espacio para los creadores españoles mayores de 35, ya que lo joven queda cubierto con Inéditos y Generaciones. También continuaremos con las líneas expositivas que han funcionado bien hasta ahora como son las grandes colectivas, como la que está en este momento Arstronomy. Incursiones en el cosmos, o las propuestas que se han centrado en una vuelta al pasado como La Caballería Rusa; Loie Fuller o la gran retrospectiva de Louise Bourgeois de 2012″.
Y con tantos formatos, ¿conectan todas las exposiciones por igual con el público? «Más que una lectura determinada, lo que más nos interesa es que el espectador reacciones ante las diferentes propuestas expositivas, sea para bien o para mal, pero que se las cuestione. Una exposición es, al fin y al cabo, una herramienta de conocimiento”.
En los años 90 asistíamos a la emergencia de esa figura del comisario estelar, pero parece ser que hoy en día se formulan otras dinámicas de trabajo en equipo con los artistas, ¿Es así? «En los 90 surgió el fenómeno de la bienalización y con él algunas figuras estelares del comisariado; pero personalmente no concibo crear un discurso expositivo sin el diálogo y el contacto con el artista y toda la puesta en común que éste genera.El comisario crea una historia, una narración y, muchas veces, es el que se hace cargo de la gestión y el responsable último de la construcción de un proyecto».
Para la próxima temporada, La Casa Encendida abre en septiembre con una exposición sobre el artista mexicano Gonzalo Lebrija, otra de Juan Ariño comisariado por Carmen Giménez; José María Larrondo y el programa Inéditos. Entre los objetivos de Tania Pardo y su equipo, está el atraer a la diversidad con un trabajo transversal.
Reportaje fotográfico de Alex TARANCO / Documentación y redacción, Sara VALVERDE