Marcos Tamargo, la emoción de África

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El 20 de mayo se inauguró en la galería Gazzambo de Madrid la exposición Kenia del pintor asturiano. La muestra, compuesta por más de 30 piezas entre óleos, acuarelas y algunas esculturas, exhibe sus últimas obras, fruto de su trabajo realizado en Mombasa. El artista, que se define como paisajista autobiográfico, ha reinterpretado en clave matérica los paisajes y los ambientes que más le han impactado de la ciudad portuaria keniana y su entorno. Hasta el 30 de junio

Marcos Tamargo (Gijón, 1982) siempre ha dicho que los viajes y los lugares donde ha vivido le han influido de manera determinante en su trabajo. En este caso es más evidente que nunca, no solo por los estímulos recibidos del entorno y de la gente que los habita, sino también porque ha influido en su propia forma de trabajar la pintura.

En una entrevista concedida a DESCUBRIR EL ARTE que publicamos en el número de febrero, el artista decía que se había enamorado de Kenia. “Yo soy de Asturias, y también he vivido cinco años entre Nueva York, Londres y Miami, lugares industriales, más oscuros, y no es que reniegue de ellos, pero sí hay un antes y un después de mi vida en Kenia. Es la primera vez que vivo en un sitio que no es industrial, y esto me ha hecho percibir otros matices, sobre todo la luz, que casi desconocía, y cambiar los colores. Pinto mucho al aire libre, a diferencia de antes que lo hacía en el taller, incluso de noche, para lo que utilizo un foco. Me siento más libre, más relajado, y creo que eso se nota en mi pintura”.

Y desde luego que se percibe. Se nota que sus obras han nacido en una etapa de gran inspiración y creación. Marcos Tamargo tiene una excelente obra en papel en la que habla del furor creativo de Beethoven, que en su caso, más que furor, es felicidad creativa. Una felicidad, o mejor plenitud, que le ha llevado a afirmar que nunca había trabajado tanto como en su etapa en Kenia, tanto que casi le daba miedo…

Uno de los óleos que forma parte de la  serie Vías. Arriba, Masai.

Uno de los óleos que forma parte de la serie Vías. Arriba, Masai.

Llevado por este «furor creativo» por primera vez ha realizado una serie de pequeñas esculturas. Y aunque quizá era la evolución natural de un artista tan matérico como es Marcos Tamargo, ese paso a la tercera dimensión y al volumen ha tenido lugar precisamente en Kenia, de manera natural. Tan natural que cuando le preguntamos cómo fue, simplemente afirma que al pasar por una «chatarrería en Mombasa descubrí una serie de palos de hierro, me los llevé al taller y las piezas surgieron poco a poco». Estas pequeñas pero magníficas esculturas, las ha expuesto colgadas dentro de unos marcos, como si fuesen cuadros (todo un acierto porque se produce un sorprendente juego de luces y sombras) y otra de ellas, que representa al Quijote (uno de sus personajes fetiche), incluso la ha incrustado directamente en uno de sus óleos. Más matérico, imposible.

Entre las obras expuestas hay una serie espectacular, compuesta por tres cuadros de gran formato que representan las vías del ferrocarril que une Mombasa con Uganda, además de un óleo, La flor del desierto y el columpio, que evoca el jardín de la casa-taller donde ha estado trabajando en Mombasa. Otras obras reflejan los puentes o el horizonte de la ciudad, pero también a las personas que ha conocido, como en Masai.

Baobab I, técnica mixta sobre lienzo, 70 x 50 cm.

Baobab I, técnica mixta sobre lienzo, 70 x 50 cm.

Porque a veces los encuentros fortuitos llegan a convertirse con el tiempo en encuentros determinantes en la experiencia vital de las personas, como ha ocurrido entre Marcos Tamargo y Catherine Lieman, la propietaria de la galería Gazzambo. Como nos contaba la galerista, «descubrí a Marcos Tamargo en una feria y me gustó mucho, y le comenté a la persona que me acompañaba que los tonos entre rojos y naranjas de sus obras tenían un punto como de arte africano; Marcos me escuchó, y se presentó como el autor de las obras; salimos a la calle a hablar y desde entonces se estableció una relación muy fructífera para los dos». Una relación que culminó cuando Catherine Lieman le ofreció su casa-taller en Mombasa para que pudiera trabajar allí.

Para Catherine Lieman esta exposición también es muy importante porque es la primera vez que la galería acoge las obras de un artista no africano. Y es que, desde que abrió la galería, Catherine ha afirmado siempre que solo iba a exponer arte africano contemporáneo hecho por artistas africanos, pero para ella esto no es contradictorio porque “también hemos dicho que expondríamos artistas no africanos siempre que su trabajo nazca de su pasión por África y haya sido creado allí; si quieres es el África visto con ojos occidentales”.

Este es el caso de Tamargo, porque toda la obra que se expone ahora en la galería Gazzambo ha sido realizada en Mombasa, donde ha vivido en dos estancias, la última desde septiembre pasado. “Ha tenido una inspiración brutal y ha pintado cosas magníficas, ha trabajado muchísimo”, comenta Catherine Lieman. El siguiente paso, como nos decía Marcos Tamargo, es la exposición de la obra en Kenia.

Ángela SANZ COCA

Marcos Tamargo está patrocinado por la casa de pinturas Winsor&Newton (http://www.winsornewton.com/row/)

 

 

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