La National Portrait Gallery de Londres conmemora el 200 aniversario de la batalla de Waterloo con una exposición dedicada a Arthur Wellesley, duque de Wellington. Se titula Wellington: Triunfos, Política y Pasiones y puede visitarse hasta el 7 de junio
La muestra explora la carrera político-militar y la vida personal de Duque de Wellington (1769-1852) y analiza el papel de la cultura visual a la hora de perfilar la figura del héroe y, especialmente, el valor de los retratos para crear la imagen pública y privada de quien es sobre todo conocido por vencer a Napoleón en la batalla de Waterloo. Entre los 59 retratos reunidos, hay uno icónico de Francisco de Goya, realizado cuando Wellington luchaba en España durante la Guerra de Independencia y modificado dos veces para reconocer honores y triunfos en batallas posteriores. De tono marcadamente español, sobre todo por la expresión desafiante de los ojos, este retrato fue robado en 1961 de la National Gallery y encontrado en 1965 abandonado en la consigna de una estación de ferrocarril.
Destacan asimismo dos de los realizado por Sir Thomas Lawrence, miembro de la Real Academia, y uno de los retratistas más de moda de su época. Se colocó frente al duque en varias ocasiones, pero hay dos especialmente reseñables. Uno fue realizado el año de la batalla de Waterloo en la vivienda del duque, la casa Apsley, y posteriormente se utilizó como base del diseño del billete de cinco libras que se utilizó en Gran Bretaña entre 1971 y 1991. El otro, posterior, tiene una historia curiosa. Wellington presidía un gobierno conservador, pero cayó del poder en 1830 por su oposición a importantes y necesarias reformas políticas. Admiradora de Wellington, la condesa de Jersey, que mantenía un salón que apoyaba al partido conservador, encargó el retrato. El pintor murió antes de finalizarlo y la condesa no consintió en que otro artista lo terminara. Sigue todavía inacabado. Pertenece a una colección privada y en muy raras ocasiones se expone al público.
También es de Lawrence el retrato de la esposa del duque: Kitty Pakenham, quien, como Wellington, pertenecía a la aristocracia anglo-irlandesa. La inclusión de esta obra, así como una imagen algo sentimental del duque jugando con sus nietos, obedece a la intención del comisario de la muestra, Paul Cox, de, sin dejar a un lado su carrera militar, examinar también aspectos menos familiares de la vida del duque. Además de estas notas personales, se recogen aspectos de su larga carrera política. «Confío en que los visitantes de la exposición obtengan una imagen completa de Wellington como hombre más que simplemente como héroe».
Su carrera militar, además de en múltiples retratos como aquellos en los que se le reconoce como un oficial joven que ganó sus ascensos en la India, se ilustra con bocetos realizados por sus soldados, con el diario de un joven oficial que luchó bajo sus órdenes, Edmund Wheatley, y con objetos conmemorativos de todo tipo y valor. El cuadro que encabeza este post es El Duque de Wellington mostrando al príncipe regente (posteriormente Jorge IV) el campo de batalla de Waterloo, por Benjamin Robert Haydon, h. 1844.
De su paso por la política (y de las dificultades y problemas que esta trajo consigo para el duque) queda constancia en las numerosas publicaciones satíricas reunidas en la exposición. Como contrapunto, la gran obra de Samuel Henry Gordon Alken y George Augustus Sala del cortejo del funeral del duque demuestra que la figura del duque fue, tras las desavenencias de su paso por política, de nuevo reconocida. Con cerca de veinte metros de largo, este cuadro es el de mayor dimensión que guarda la National Portrait Gallery. Aquí mostramos dos detalles.
Michael ALPERT