Transformada en un centro de creación, la antigua cárcel de Segovia acoge ahora y hasta el 24 de mayo la exposición Galerías III con 25 proyectos artísticos de tipologías y temas muy diferentes. Hay teatro, fotografía. instalación, danza… La riqueza y variedad argumental y de estilos invitan a sumergirse con curiosidad en las propuestas
Estos 25 proyectos que llenan de vida, reflexión, desasosiego o humor la Cárcel_Segovia Centro de Creación son los seleccionados de entre los 300 que se presentaron a la convocatoria abierta por el Ayuntamiento de Segovia en febrero, para intervenir artísticamente en las celdas. Cumpliendo con la paridad que establecen las bases, 12 son de artistas locales, y los 13 restantes pertenecen a creadores de fuera de Segovia: de Granada, La Rioja, Madrid, Málaga, Mallorca, Murcia, Navarra o Valencia, pero también de Grecia o Argentina. Desde la organización destacan la juventud de algunos de los seleccionados en esta edición (entre los 20 y los 25 años), y la existencia de varios colectivos. El proyecto escogido para abrir este post es El interrogador, de Juan Antonio Cerezuela.
En cuanto a su tipología, hay obras de teatro, danza flamenco, instalaciones audiovisuales, interactivas, escultóricas, incluso olfativas; hay recorridos por las vidas de personas a través de sus fotografías y sus objetos, obras que ensalzan el efecto del paso del tiempo en las celdas y la transformación de las personas dentro de ellas; otras que reivindican la sostenibilidad medioambiental, y otras hacen una reflexión sobre la economía de la cultura. El tatuaje está presente, y también las historias carcelarias, escritas para el cine o reales. Algunas se centran en el carácter del espacio como represor de la libertad, y otras se evaden por completo de este hecho.
Ice cream, una acción con intervención de dos días (que se celebró los pasados 17 y 18 de abril) y que consta de cucharas, auriculares y reproductor de sonido, se inspira en la historia de un ciudadano ruso que se fugó de la prisión de Matrósskaya Tishiná de Moscú con la ayuda de una cuchara, con la que raspó las paredes de su celda. En las imágenes, dos personas -los autores, Aris Spentsas y Rosana Sánchez- rascando las paredes de dos cárceles contiguas y en la tercera, estas ya comunicadas.
- Ice cream. Performance, por Aris Spentsas.
- Ice cream. Performance, por Rosana Sánchez.
- Ice Cream.
La instalación Limbo, de Gonzalo Borondo, propone una experiencia sensorial que sitúa al espectador en medio de un diálogo contradictorio entre el dentro y el afuera o el antes y el después, procurando transgredir el sentido lógico de estos conceptos. La narrativa escenográfica intenta envolver y confundir al espectador.
El colectivo Los inventores de lo inútil han creado dos escenas y dos espacios sonoros con objetos cotidianos de una celda y una habitación de los años 40 en una instalación, Vidas no vividas, que toma como referencia la vida de Manolita del Arco, que estuvo presa 19 años, 8 de ellos en esta cárcel segoviana.
Pedro Guirao y Marga López son los autores de la videoinstalación Sal si puedes en la que con una celda vacía en la que no se puede entrar y alguien que no puede salir se indaga sobre los límites. Estos están más allá de los muros, somos nosotros los que dibujamos con una línea el horizonte.
La riqueza y variedad de las propuestas hace pensar que quizás lleve razón la invitación del programa de la exposición que reza: «Te invitamos a dejarte envolver por todos ellos y a encerrarte con ellos en las celdas. Después te dejamos salir, lo prometemos, pero seguro que ya no serás la misma persona…».
- Vuela libre, de Eduardo Amatriain.
- Encuadres resonantes II, por Manuel de Pablos.
- Piel sin luz, de Belén Martí y Carmen Muñoz.
- Detalle de escenografía Paliques Femeninos, por Colectivo Amedia.
El Ayuntamiento sufraga los costes de realización de la obra, hasta un máximo de 500 €, y concede a los autores de los proyectos seleccionados una dotación económica de 600 €.