Los tres reyes magos de Rubens

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La National Gallery of Art de Washington reúne hasta principios de julio a los tres reyes magos de Pedro Pablo Rubens, normalmente separados por la distancia que hay entre Washington, donde se encuentra el mediano de los sabios, y Amberes y Puerto Rico, donde residen el menor y el mayor, en los museos Plantin-Moretus y Ponce, respectivamente

Cuentan desde la National Gallery que esta exposición, que se inauguró el pasado 17 de marzo y estará abierta hasta el 5 de julio, supone el primer encuentro de los tres reyes magos de Rubens desde hace 130 años. Es también una oportunidad única ya que uno de los reyes, el que guarda la National Gallery, no puede viajar ni exponerse en otra ubicación ya que así queda estipulado en el legado de cesión por parte de la colección Chester Dale.

Fechados hacia 1618, fueron un encargo de Balthasar Moretus, amigo de la infancia del pintor flamenco y máximo responsable en aquel tiempo de la prestigiosa imprenta belga Plantin. Rubens pintó unos reyes muy humanos, utilizando fuertes colores y vigorosas pinceladas. En aquella época el tema de los tres reyes magos era recurrente, pero estas obras se distinguen por una narración íntima que presenta unas figuras cercanas.

Está claro que cada uno de ellos representa una edad; la atribución del mayor a Gaspar, el mediano a Melchor y el menor a Baltasar se ha realizado siguiendo los apuntes de la imprenta Plantin, pero en todas ellas se deja abierta la duda con un «posiblemente» junto al nombre del rey. El más joven de los tres coge entre sus manos un recipiente, en el que se adivina la forma de un pequeño sarcófago que guarda la mirra y del que sale luz en alusión a la resurrección de Cristo. Para realizar esta obra, Rubens se inspiró en un retrato anterior, el de un rey tunecino, Mulay Ahmad.  El retrato del mediano (posiblemente Melchor) parte de los estudios hechos por Rubens sobre modelos del siglo XVII, que luego transformaría con cabellos más largos y ropajes propios de un rey. Este abre su vasija, de la que emana el aroma del incienso. El mayor, por su parte, se presenta pensativo y con un halo especial, es una figura al tiempo tierna y resplandeciente.

 

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