La Fundación Juan March muestra hasta el 1 de marzo las obras de estos tres artistas, muy relacionados entre sí a la vez que divergentes, sin los que la escultura del siglo XX no se entendería. Esta exposición es una de las «muestras de gabinete» que la fundación suele organizar en el mes de febrero
A través de una selección de obras de Henry Moore, Barbara Hepworth y Anthony Caro, la exposición Tres escultores ingleses (1952-1982) en la Fundación March de Madrid plantea un discurso expositivo que analiza la renovación que se produjo en el campo de la escultura en el Reino Unido desde la década de los treinta del siglo pasado hasta la actualidad. Un camino investigativo en la práctica escultórica que habían iniciado Picasso y Julio González en 1928.
Y qué mejor elección que mostrar el trabajo de tres escultores que compartieron su pasión por la escultura y por abrir nuevos caminos en esta disciplina artística, vida y trabajo. Barbara Hepworth conoció a Henry Moore cuando era estudiante en la Leeds School y fueron amigos durante toda su vida. También el más joven de los tres, Anthony Caro, trabajó como asistente en el estudio de Moore en los años cincuenta. Lo más interesante de esta exposición es comprobar tanto los puntos comunes como los divergentes entre ellos, ya que partiendo de la misma idea e intereses, y a pesar de la influencia de Moore, cada uno de ellos siguió un camino creativo diferente.
Desde que Henry Moore (1898-1986) empezó a estudiar bellas artes en la Leeds Schol of Art en 1919 tenía claro que lo suyo era la escultura, y aunque en Inglaterra había una gran tradición escultórica fue el primer alumno de esta escuela que quiso dedicarse enteramente a esta disciplina artística. También fue el primero en romper con la tradición academicista de la escultura británica para dedicarse de lleno a la experimentación y renovación de esta disciplina. Aunque Jacop Epstein y Henri Gaudier-Brzeska habían introducido las propuestas cubistas, es el trabajo de Henry Moore el que renueva completamente la escultura británica, una renovación que fue decisiva para la evolución de esta disciplina artística en el período de entreguerras. Su «producción evolucionó desde una primera época arcaizante, relacionada con las influencias del arte primitivo, hasta obras de formas onduladas en las que, a partir de 1933, horada la figura para dar entrada al hueco y al vacío, comunicando entre sí las superficies de la masa escultórica».
En el caso de su amiga Barbara Hepworth (1903-1975), su escultura evolucionó desde la figuración primitivista con representaciones humanas o de animales realizadas en piedra de sus primeras obras hasta la abstracción total, de esta etapa es su obra Thre Forms (1935), que destaca por sus formas múltiples. De su paso por el taller parisino de Brancusi en 1932, le quedó una fascinación por el material, la textura y la forma, que son los protagonistas de sus obras. Sus primeras piezas las realizó en madera, y a partir de los cincuenta empieza a trabajar el metal para incorporar a principios de los sesenta en el bronce.
La Segunda Guerra Mundial marcará un punto y aparte en su vida y en su obra. Abandona Londres y se va a vivir a Saint Ives, un pueblo pequeño de pescadores en Cornualles, donde queda fascinada por la belleza del paisaje y la luz, su obra pierde parte de la austeridad de la etapa londinense y gana en ductilidad.
Anthony Caro (1924-2013), aprendió de su maestro Moore sobre todo las posibilidades que aportaban los distintos materiales en el camino de la investigación. El trabajo de Caro gira «en el uso del ensamblaje como medio de construcción y en la insistencia de la presencia física de la obra», un camino que ha sido un punto de inflexión para la escultura británica, y que desde su «magisterio en Saint Martin’s School of Art ha sido durante años un referente para el desarrollo de algunos de los lenguajes escultóricos contemporáneos».
Las obras mostradas en la exposición de la Fundación Juan March proceden de colecciones particulares. Del artista Henry Moore pueden verse tanto esculturas como grabados, cuyos temas recurrentes en la carrera del escultor, es la figura inclinada y madre y el niño, entre las que destaca Mother and Child [Madre e hijo], de 1953.
De Barbara Hepworth se expone desde una escultura figurativa de líneas arcaicas primitivistas hasta su trabajo marcado por la abstracción y por la influencia del paisaje, como Figure in a landscape (Zennor) [Figura en un paisaje (Zennor)], de 1952.
Por último, de Anthony Caro se muestran dos obras de épocas diferentes, Table Piece CCLXXI [Pieza de mesa CCLXXI], 1975-76, que el artista comenzó en los años sesenta, realizada mediante la técnica del ensamblaje. En Sin título, 1982-83, se percibe la transformación que tuvo lugar en su trabajo a partir de la los setenta, marcado por contornos más complejos y estructuras más tupidas y donde la calidad y la oxidación del acero es el verdadero protagonista al eliminar el color.
Ángela SANZ
EXCELENTE REVISTA. MAGNIFICOS ARTICULOS. ME GUSTARON MUCHISIMO.