El Museo Vostell Malpartida es una de las propuestas museográficas en España más significativas del arte de acción y sus diferentes tendencias: fluxus, happening y performances. Su colección incluye obras de los artistas más renombrados de este movimiento, empezando por las de su fundador, Wolf Vostell
La belleza del paraje natural extremeño de Los Barruecos, situado a tres kilómetros del municipio de Malpartida de Cáceres, en lo que era una antigua fábrica y lavadero de lanas, fue lo que convenció a Wolf Vostell para construir un museo al aire libre, en el que sus obras dialogasen con el entorno e invitaran al espectador a la reflexión.
Wolf Vostell inicia su carrera artística a finales de los años cincuenta en París, mientras estaba terminando sus estudios en la escuela de Bellas Artes. Desde un principio, se inclina por representar la vida contemporánea en las obras de arte como medio para evidenciar el componente destructivo de la realidad social y política de su tiempo y despertar la conciencia de la sociedad. Las circunstancias que vive el artista en su infancia, que coincide con los horrores de la Segunda Guerra Mundial, dejan en él un poso al que recurre durante el proceso creativo de sus piezas. Precisamente esta idea del horror y la destrucción es la que da nombre a la técnica que utilizará con más profusión, el dé-co/llage, proceso contrario al collage, que consiste en crear una imagen a partir de ser rasgada, cortada o eliminadas algunas partes de su apariencia original. Además Vostell añade este término al título de sus ensamblajes, ambientes, happenings o conciertos fluxus, en los que utiliza materiales como el televisor, el avión o el hormigón, siendo este último clave para entender el concepto de las obras, sobre todo, a partir de 1969.
Considerado precursor del movimiento fluxus en Europa, Vostell comparte sus ideas estéticas con otros artistas del arte de acción como Kaprow, Maciunas, Lebel o Higgins, que se declaran herederos del Action Painting, el movimiento Dadá y el Teatro de la Crueldad de Artaud. El fin que persiguen es provocar al espectador, complementando la obra con su reacción.
En 1974, Vostell y una serie de amigos suyos artistas y galeristas ponen en marcha un proyecto para crear un centro de arte contemporáneo en Malpartida de Cáceres. Posteriormente, el ayuntamiento de la localidad cede a Vostell el paraje de Los Barruecos, que incluía un antiguo lavadero de lanas, para el futuro museo.
En los años ochenta el artista alemán recibe numerosos reconocimientos por parte de prestigiosas instituciones culturales, como el Premio Pablo Iglesias, que propician su consolidación dentro del circuito profesional del arte contemporáneo. Esto permite a Vostell proponer una serie de ampliaciones estructurales en el museo, que termina definitivamente en junio de 1998. Wolf Vostell falleció dos meses antes de la inauguración.
Hoy en día el Museo Vostell Malpartida expone tres colecciones ubicadas entre los edificios del antiguo lavadero y las extensiones al aire libre del recinto. Una de las características del discurso expositivo es la posibilidad que ofrece al espectador de interactuar con las obras y participar del espíritu de los happenings o los conciertos fluxus.
En un primer edificio, situado a la derecha de la entrada, se encuentra la Colección Wolf y Mercedes Vostell, en la que se exponen piezas tan impactantes como el mural Mitos de Berlín (1987), que está considerado como una de las primeras creaciones con video-arte. Otras obras incluidas en este espacio son la Fiebre del Automóvil (1973), Depresión Endógena (1975-1978) y el Fin del Pazival (1998). Esta última es un ensamblaje formado por motocicletas que materializa la idea de Dalí en los años veinte para la escenografía de la ópera Parsifal, de Wagner. Desde esta sala se accede a un mirador con vistas al lago de Los Barruecos, lo que refuerza la idea del diálogo entre el arte y la naturaleza.
La segunda colección es la del galerista milanés Gino di Maggio, que donó 250 obras de 31 artistas europeos, americanos y asiáticos, protagonistas del nacimiento del arte de acción entre 1950 y 1960. Esta se expone en un gran edificio rectangular, y cuenta con piezas tan interesantes como el ambiente de Kaprow, Vacuum cleaner, que consiste en un pequeño recinto lleno de lana con una aspiradora rota, en el que el espectador puede interactuar recomponiendo la disposición previa de los elementos materiales del espacio. También se incluyen en esta colección las obras Ping Pong (1973), Pianoforte Luminoso (1989) y Painting in Three Stanzas (Lienzo en tres estrofas, 1961-1991) entre muchas otras, pertenecientes a Maciunas, Marchetti, y Yoko Ono, respectivamente.
Otro plato fuerte es la colección de 60 obras conceptuales de 48 creadores portugueses, españoles y polacos, que se incorporó al museo gracias a la relación entre el matrimonio Vostell y artistas como Canogar, Muntadas, Saura o el Equipo Crónica, entre otros, que coincidieron en la jornada del Día de Arte Contemporáneo de Malpartida (DACOM, 1983) y la firma del Manifiesto del Lavandero (1980).También hay un espacio dedicado a rememorar y explicar la importancia histórica y arquitectónica de la antigua fábrica de lana a través de paneles, fotografías y dibujos
Su mujer, Mercedes Guardado Vostell, como directora artística, y Josefa Cortés Murillo, como directora gerente, desde que asumieron la gestión de MVM, apostaron porque fuese un centro no solo expositivo, sino también didáctico que ayudara a redescubrir la singular belleza y sentido de las expresiones artísticas de nuestro tiempo. Precisamente este objetivo se muestra con la colosal escultura de W. Vostell ¿Por qué el proceso entre Pilatos y Cristo duró sólo dos minutos? (1996), situada al aire libre en el complejo museístico, y que sintetiza la idea de que el arte contemporáneo es juzgado, normalmente, por la sociedad en dos minutos.
En este momento una de las actividades más interesantes del museo es la exposición temporal “Fluxpost. Would you like to receive strange things from strangers in the mail?”, que permanecerá abierta hasta el 4 de noviembre. Para saber más sobre esta institución, se puede consultar su página web: http://museovostell.org
Sara VALVERDE
Es un museo muy interesante y espectacular, tanto por lo que se expone en el propio museo como por el entorno donde está situado. Muy recomendable para las vacaciones. Aunque tiene un discurso muy intelectual, a su vez es muy visceral, divertido, donde se disfruta con todos los sentidos. Se puede ir con niños, es más, se lo pasan de miedo. Interior y exterior forman un todo. Puedes pasear, perderte por sus salas y el campo que lo rodea.