Juan Luque: «Mis cuadros hablan de la soledad, eso sí, de una soledad buscada, positiva, de creación»

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Aunque vive en la campiña cordobesa, su última serie, El arte perdido de guardar la luz, que expone en la galería Ansorena de Madrid, está inspirada en los faros y el mar, que evocan a sus ojos una soledad y una melancolía positiva y creativa. Hasta el 4 de julio

Cuando Juan Luque (Montilla, 1964) comienza una nueva obra, lo primero que hace es preparar el soporte, porque para él forma parte indisoluble del proceso creativo. Le sugiere cosas, y establece con él un enriquecedor diálogo. “El soporte me va pidiendo una determinada imagen, una gama de color; le dedicó mucho tiempo hasta lograr que esté en el punto en el que ya me apetezca empezar a poner pintura y a ir desarrollando la obra”.

Serie Esperando la luz. Óleos en pequeño formato realizados sobre cartón pegado a tabla.

Serie Esperando la luz. Óleos en pequeño formato realizados sobre cartón pegado a tabla. Todas las fotografías, Sergio Enríquez-Nistal.

La simbiosis es tan perfecta que a veces es la obra la que requiere un soporte determinado pero otras, en cambio, es el soporte el que sugiere una obra. Como en el caso de una exquisita serie de pequeño formato (Esperando la luz) que ha presentado en su última exposición en la galería Ansorena de Madrid.

“Tenía unos cartones que me gustaban mucho y además era un reto porque quería conseguir que en distintos rincones del cartón aparecieran las calidades del propio soporte”.

PREGUNTA: ¿Trabaja sobre todo el óleo?

RESPUESTA: Sí. Me encanta el óleo porque me gusta mucho cómo entra la pintura y cómo se va desarrollando el cuadro. Además, en cuanto a la técnica me considero un pintor tradicional, sigo utilizando, como se hacía antaño, la cola de conejo o el blanco de Bolonia.

PREGUNTA: ¿Se considera un pintor de paisajes?

RESPUESTA: Al acabar la carrera de Bellas Artes en Sevilla me concedieron una beca de Paisaje en El Paular (Segovia), donde dediqué muchas horas a tomar apuntes del natural. Después pasé una temporada en Melilla de donde salió la exposición Detrás de Marruecos. Incluso cuando al principio de mi carrera hacía pintura abstracta, en la manera de organizar el cuadro tenía como referencia un horizonte, y casi siempre había un paisaje como punto de partida, aunque fuese pura abstracción.

Naranja, serie El arte perdido de guardar la luz, óleo sobre cartón pegado a tabla, 75 x 106 cm.

Naranja, serie El arte perdido de guardar la luz, óleo sobre cartón pegado a tabla, 75 x 106 cm.

PREGUNTA: Entonces, ¿su pintura rompe la división entre figurativa o abstracta?

RESPUESTA: Para mí la separación entre pintura abstracta o figurativa es un discurso que hoy en día no tiene sentido. Empecé siendo abstracto y de forma muy gradual fui incorporando la figuración a la abstracción, o la abstracción a la figuración. En mi obra hay una referencia figurativa, quizá un 5 por ciento en todo el cuadro, lo que no quiero es pintar el agua, sino poner la pintura de forma que al espectador eso le parezca agua. Por eso te decía que mi paso de la abstracción a la figuración ha sido gradual, no quiero quemar etapas, sino aprovechar etapas y llevarlas a lo que viene después. He procurado aprovechar el lenguaje de la abstracción, que me gustaba, en la forma de poner la pintura, y llevarlo a lo que estoy haciendo ahora y que conviva con la imagen figurativa y que resulte creíble. Al final, se convierte en una pintura inclasificable.

Green IV, serie The sky becomes green, mixta sobre tela pegado a tabla, 114 x 146 cm.

Green IV, serie The sky becomes green, mixta sobre tela pegado a tabla, 114 x 146 cm.

PREGUNTA: Lo soprendente es que aunque vive en un pueblo del interior, y que cuando se asoma a la ventana de su taller ve la campiña cordobesa, el mar y los faros son un elemento central de sus obras.

RESPUESTA: El faro apareció de manera natural, y un poco casual, pero me empezó a gustar cada vez más, tanto por su simbología como por la parte arquitectónica, que permite organizar el cuadro con total libertad, porque es un elemento vertical que me deja mucho espacio abierto y me permite trabajar otros elementos importantes para mí, como los fondos.

Exposición El arte perdido de guardar la luz, en la galería Ansorena de Madrid.

Exposición El arte perdido de guardar la luz, en la galería Ansorena de Madrid.

Aunque en esta última muestra todas las obras expuestas son paisajes de faros en la exposición que hice hace tres años también en Ansorena, había otras temáticas que también me gustan, como las carpas de circo o los moteles de carretera.

El denominador común en todos estos trabajos es una pulsión emocional de la que también participa el espectador que se sitúa frente al cuadro. Porque si bien, en principio, podría parecer que no tiene nada que ver un faro en el mar con una carpa de circo situada en un erial, sin embargo, emocionalmente, sí. Se puede encontrar melancolía, o soledad, tanto en un faro como en una capa de circo, y también los moteles de carretera, quizá por herencia del cine, son lugares que hablan de la soledad, eso sí, de una soledad buscada, positiva, de creación.

Detalle de Rojos, serie El arte perdido de guardar la luz, óleo sobre cartón pegado a tabla, 75 x 108 cm.

Detalle de Rojos, serie El arte perdido de guardar la luz, óleo sobre cartón pegado a tabla, 75 x 108 cm.

PREGUNTA: Todas estas temáticas muestran mundos que están desapareciendo y, además, la atmósfera de sus obras nos recuerdan a imágenes cinematrográficas…

RESPUESTA: El concepto de la pintura de paisajes al aire libre del siglo XIX ha desaparecido porque todos estamos contaminados por los medios de comunicación. Los pintores estamos muy influenciados por las imágenes que nos llegan a través del cine, la televisión o internet, más que por paisaje que vemos con nuestros propios ojos. Nuestra cultura es muy cinematográfica, y en mi caso, ha habido películas que me han atrapado como París Texas de Win Wenders, Belleza robada de Bertolucci, Bagdad Café de Percy Adlon o Rompiendo las olas de Lars von Trier, y que de alguna forma he deseado pintar esos letreros rojos o esos horizontes.

Blanco, serie las cenizas del viento, óleo sobre lienzo pegado a tabla, 114 x 160 cm.

Blanco, serie las cenizas del viento, óleo sobre lienzo pegado a tabla, 114 x 160 cm.

PREGUNTA: ¿Todas las obras que presenta en esta exposición de Ansorena son nuevas?

RESPUESTA: Sí. He disfrutado mucho haciendo esta serie, además hay algunas obras que son distintas a lo que había hecho hasta ahora, inician un nuevo camino, tanto por el planteamiento como por el soporte. Son más arquitectónicas, más relajadas.

Torre, de la serie Las cenizas del viento,  mixta sobre tabla, 114 x 160 cm. Arriba, Juan Luque. Todas las fotos de Sergio Enríquez-Nistal.

Torre, de la serie Las cenizas del viento,
mixta sobre tabla, 114 x 160 cm. Arriba, Juan Luque. Todas las fotos de Sergio Enríquez-Nistal.

Desde luego, recomendamos a nuestros lectores que se acerquen a la galería Ansorena, donde descubrirán y disfrutarán de la obras de un gran pintor. Simplemente, pintura, sin artificios, sincera.

En algunos de los óleos de El arte perdido de guardar la luz el protagonismo está en el movimiento o la fuerza que atrapa al espectador en cuanto se sitúa frente a ellos, como en los óleos que componen la serie Las cenizas del viento. En cambio, en series como The sky becomes green, Juan Luque no busca una respuesta emocional inmediata, sino pausada, del espectador; le invita a que se detenga, reflexione y descubra infinidad de detalles que van más allá de la primera imagen que percibimos.

Ángela SANZ COCA

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