El pasado 28 de marzo, los alumnos del máster en Curatorial Studies de la Universidad de Navarra (Pamplona) reinventaron esta pieza realizada en hielo por Allan Kaprow en 1967 en el Pasadena Art Museum de California. Esta iniciativa, que ha contado con la colaboración del público, reflexiona sobre lo efímero del arte, su posesión y cosificación o qué sucede cuando la creación de una obra ya realizada anteriormente se hace sin el artista «original»
En 1967, el artista estadounidense Allan Kaprow presentó una estructura de bloques de hielo, a la que puso por título Fluids, en el Pasadena Art Museum de California, una obra que fue construida en colaboración con el público, como una manera de diluir la barrera invisible que separa al artista de su público. La pieza, debido a su material, era efímera y con muchas posibilidades de ser reinterpretada.
Ahora, los alumnos del Máster in Curatorial Studies, el único oficial de España, dirigidos por el artista norteamericano Íñigo Manglano-Ovalle, reinventan esta obra en el Museo Universidad de Navarra con el nombre de Fluids Navarra, una estructura monumental de hielo de 7,25 metros de largo, 2,25 de ancho y 1,81 de alto con alrededor de 400 bloques de hielo de 20 kg cada uno. El objetivo es destruir o derritir ese muro no palpable pero existente entre el artista y el público. La elección del hielo hace que en este caso el arte efímero sea una auténtica experiencia.
El happening es una manifestación artística que se caracteriza por la participación activa del público y su condición efímera, lo que en parte conlleva que la obra no sea permanente y, por tanto, como dice Manglano-Ovalle, director artístico del proyecto pamplonés, “Fluids es una reinvención de una obra de 1967 de Allan Kaprow. No es una recreación, ni una versión, sino una realización de la obra auténtica. Ya no existe el original, así que todas las reinvenciones son originales, aunque diferentes”.
Para la realización de la obra, los alumnos del máster se han enfrentado a preguntas tan actuales como difíciles, tales como qué sucede cuando la creación de una obra ya realizada se hace sin el artista; el problema de los comisarios ante obras no originales pero con el concepto del artista, o la posición del público, en este caso colaborador. En el caso de Navarra, se contó con 80 voluntarios cuyos nombres aparecerán en la página web del museo navarro y la de Allan Kaprow Estate, entidad internacional que certifica la validez del happening.
El Tate Gallery de Londres, el Getty Center en Los Ángeles, Ámsterdam, Suiza o Berlín ya han reinventado la obra de Allan Kaprow, y ahora la versión navarra, de la mano del entusiasmo estudiantil y la experiencia de Manglano-Ovalle, deja su huella y derrite barreras.