Ignacio Llamas: un diálogo entre la materia y la luz

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El Museo de Ciudad Real-Convento de la Merced acoge hasta el 9 de septiembre las obras de este artista que necesita generar atmósferas como requisito previo al alumbramiento de la obra de arte. Un total de 28 piezas, entre fotografía, escultura y arquitectura, cuya tendencia subyacente es lo instalativo, donde la luz y el sonido actúan como andamiajes esenciales

Como explica Cristina Fontaneda, comisaria de la exposición Sangrar la luz, esta muestra invita al espectador a reflexionar sobre un principio esencial en el trabajo de Ignacio Llamas: el diálogo entre la materia estática y el imperceptible flujo, constante pero carente de masa, de la luz. Además, en el caso de este artista de Toledo, esto va unido a otra presencia necesaria, aquella cuya naturaleza viene definida por la ausencia de luz, la sombra. Así, Luz Presente frente a Luz Ausente es el argumento dialéctico principal en su discurso. Para comprenderlo es necesario conocer su cercanía a la cultura oriental y especialmente su fascinación por el arte y el pensamiento japonés.

Sobre estas líneas, dos piezas en una de las salas del Museo Ciudad Real-Convento de la Merced. Arriba, S/T XIX, serie Soledades, 2015, impresión digital de tintas pigmentadas sobre papel de algodón, 110 x 165 cm. Todas las obras de Ignacio Llamas.

Por otro lado, la comisaria ha hecho hincapié en que Ignacio Llamas necesita “generar atmósferas” como “requisito previo al alumbramiento de la obra de arte, de tal manera que su obras alcanzan para nosotros su mayor comprensión en forma de instalaciones expositivas que diluyen la individualidad de las obras que las componen. Se podría decir que nos encontramos ante una obra coral donde cada individualidad cobra sentido en la interpretación conjunta de la pieza”.

En las instalaciones, además de la luz, el espectador se encuentra con otro elemento fundamental: el sonido, o su complemento/contrario, el silencio. La música forma parte del trabajo como otra de las materias primas esenciales. El sonido permite “eliminar los ruidos exteriores” algo ineludible en el proceso de purificación de la creación. La música actúa como filtro de esos ruidos. Ciertas piezas, ciertas formas de música, son parte esencial del entramado de las obras y contribuyen de manera principal a la construcción de sus atmósferas.

S/T VII, serie Intemperies (detalle).

La exposición, que une “emoción, magia y arte”, es una buena oportunidad para contemplar y disfrutar de la genialidad artística de la producción contemporánea de Castilla-La Mancha, ha destacado Jesús Carrascosa, viceconsejero de Cultura. Nacho Llamas es un creador consolidado no solo en la región, sino también en el panorama nacional, “algo, esto último, que me honra como viceconsejero y nos hace seguir apostando por nuestros grandes creadores”, ha añadido.

Por su parte, Nacho Llamas ha explicado en la presentación de esta exposición compuesta por más de 28 obras en el Museo de Ciudad Real-Convento de la Merced, que “debe ser entendida como una confluencia de un magma material e inmaterial que vertido en diferentes crisoles genera piezas de distinta naturaleza ­–fotografía, escultura y arquitectura–, pero con una tendencia subyacente y compartida hacia lo instalativo, donde la luz y el sonido actúan como andamiajes esenciales”.

S/T XVII, serie Soledades.

Así, luz, penumbra, oscuridad, música, silencio y volumen son los protagonistas de Sangrar Luz. La conjunción de todos esos elementos crea una atmósfera especial, en la que la única figura humana es el espectador. Algo en lo que incidía Llamas en la inauguración, “lo ideal para mí sería que los espectadores recorrieran las dos salas de la muestra de uno en uno”. Sangrar luz es, pues, la última estación de ese viaje que Ignacio Llamas inició hace casi tres décadas.

Sangrar luz, en el Museo Ciudad Real-Convento de la Merced,

 

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