«Aída»: el Egipto de Verdi regresa al Teatro Real

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Esta ópera, considerada la más popular del repertorio mundial, regresa a este teatro madrileño donde no se representaba desde hace veinte años, una situación que Joan Mataboch, director artístico del Real, calificó de “inaudita” para cualquier teatro de ópera de primera línea. Aunque la programación de estas últimas temporadasofrece un 70 por ciento de novedades y está abierta a nuevas estéticas, compositores y artistas”, demuestra que el coliseo madrileño “tiene memoria”. Hasta el 25 de marzo

Los responsables del Teatro Real han presentado la nueva ópera que califican de “autohomenaje”. Se trata, en realidad, de un triple homenaje por los doscientos años de existencia del Real y un reconocimiento especial a Pedro Lavirgen, uno de los tenores españoles más extraordinarios de su generación y uno de los mejores intérpretes del rol de Radamès, para quien la profesión de cantante “es la más bonita del mundo, pero la que más disgustos da”.

Escena de la versión de Aida que inauguró la temporada 1998-99 del Teatro Real. Foto: Javier del Real.

Pedro Lavirgen, que está especialmente agradecido a la ópera por antonomasia de Giuseppe Verdi ya que siempre entonaba en los castings «Celeste Aida», uno de los principales temas de la obra, “rechazó tajantemente”, cómo en este mismo teatro han hecho Plácido Domingo o Teresa Berganza los modernos montajes que alteran la idea general de la ópera. Cuenta que se negó en Bolonia a vestir un uniforme de la Guardia Civil para representar Carmen. El director artístico del Real le tranquilizó diciendo que en esta puesta en escena de Aída “hay suficientes pirámides”.

Entre los días 7 y 25 de marzo se ofrecerán 17 funciones de Aída, con la gran producción concebida por Hugo de Ana para la inauguración de la segunda temporada del «nuevo» Teatro Real, en octubre de 1998, que desvelaba al público las enormes dimensiones y las excepcionales capacidades técnicas de su flamante escenario. Sorprende que en estos últimos veinte años no se haya representado Aída en Madrid, sobre todo porque en los años anteriores al cierre del teatro, en 1925, hubo nada menos que 353 representaciones del compositor preferido del público madrileño.

La media pirámide que se reflejaba en un espejo es uno de los elementos que se ha sustituido por una proyección en la nueva versión de Aida de Hugo de Ana para el Teatro Real. Foto: Javier del Real.

Y ello pese a que no era precisamente del agrado de algunos políticos de la época. Joan Mataboch ha leído parte del artículo que el político liberal Manuel Silvela escribía en 1865 criticando el gusto del ministro de turno: “Cuando la situación es grave y hay grandes partidos en funesto retraimiento, la crisis económica nos ahoga, el descontento crece, la desconfianza cunde y el horizonte se cubre de nubes del mismo modo que momentos antes de estremecerse y agrietarse el suelo a impulsos del terremoto, el ministro ha decidido intervenir en la gestión del Teatro Real. A estos efectos, ha regulado todos los ámbitos de su gestión, desde la calidad de las butacas a la de los cantantes. El ministro, completamente desocupado y sin otras atenciones, se ha consagrado también a escoger el repertorio. Declara preferente a Rossini, Bellini, Donizetti, Mercadante y Meyerber, y manda que sólo de vez en cuando se ejecuten obras de Mozart y Weber. Condena al destierro al innovador Verdi, y a otros peligrosos demócratas de la música. El ministro opina que, si al público le gustan, que se vaya a oírlos a Nápoles”.

Partitura muy efusiva

Con el estreno de Aida en El Cairo, en 1871, coincidiendo con la inauguración del Canal de Suez, Verdi, sexagenario y con 25 óperas en su haber, culminaba aparentemente una carrera prolífica (que luego duraría hasta los 80 años), con una partitura muy efusiva, pero también honda e intimista, en la que afloran los temas recurrentes en su obra: el triángulo amoroso, el trasfondo político y social, la prepotencia de los dictadores, la humillación de los oprimidos, los sentimientos paterno-filiales, los celos, los amores prohibidos, la traición, la soledad, la muerte…

Desde el punto de vista compositivo, Aida también refleja la veteranía de Verdi: su dominio de la escritura vocal, privilegiando los dúos y números de conjunto, en detrimento de las arias; la genial utilización de la orquestación para obtener efectos dramatúrgicos; la yuxtaposición de momentos de recogimiento y de esplendor; y la pericia en la articulación de grandes números corales y coreográficos con inspiradas melodías solistas, de gran aliento y profundo dramatismo.

El coliseo madrileño recupera la ópera de Verdi dos décadas después de su última representación y con el mismo montaje de entonces.

Es precisamente esta dualidad entre la espectacularidad de las escenas de masas con el imperio egipcio, ejércitos, faraones, esclavos, sacerdotisas, invasores, prisioneros, ritos religiosos, celebraciones, etc. y aquellas, recogidas, en las que afloran los conflictos y dramas de los protagonistas, donde radica la dificultad de la puesta en escena de Aida.

Nicola Luisotti, director asociado del Teatro Real, vuelve a este escenario con su tercer título verdiano, después de Il trovatore (2007) y Rigoletto (2015). Hugo de Ana, responsable de la dirección de escena, escenografía y figurines de la ópera, ha introducido algunas modificaciones en la producción, coproducida con la Lyric Opera de Chicago y el Teatro Municipal de Santiago de Chile.

Tres repartos reunirán en el Real a grandes voces verdianas como Liudmyla Monastyrska, Anna Pirozzi y Lianna Haroutounian en el rol titular; Violeta Urmana, Ekaterina Semenchuk y Daniela Barcellona como Amneris; Gregory Kunde, Alfred Kim y Fabio Sartori como Radamès; y Gabriele Viviani, George Gagnidze y Ángel Ódena, como Amonasro.

En torno a Aida se ofrecen múltiples propuestas culturales incluyendo cursos, exposiciones, conferencias, coloquios, visitas guiadas (como la titulada Cara a cara con las reinas de Egipto, a la cámara acorazada del Museo Arqueológico Nacional), o talleres para niños y adultos como el de “Caligrafía egipcia antigua”, en la Biblioteca Nacional).

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