El espacio Castellana 22 (Madrid) exhibe una treintena de esculturas en pequeño y gran formato realizadas por la joven artista en diferentes materiales nobles como madera, mármol o piedra en una exposición que lleva por título Étimo. Hasta el 2 de marzo
Tras estudiar Publicidad y Relaciones Públicas y realizar un máster en Diseño, Carla Cascales (Barcelona, 1989) llamó la atención con sus dibujos y diseños de empresas como Louis Vuitton, Nike o Lacoste y un poco después trabajó para el grupo Inditex. Pero sentía que no había encontrado todavía lo que verdaderamente quería hacer en su vida, así que se tomó un año para experimentar en un pequeño taller familiar y que, como explicaba en una entrevista a Peka Díaz, poco a poco las cosas empezaron a tomar forma y dos años después, con solo 28 años, muestra todo este trabajo en su primera exposición individual en el espacio Castellana 22.
Consiguió una beca como artista residente en la Varda Artist Residency de San Francisco, junto a su hermana, compositora musical, para hacer un proyecto que giraba sobre la simbiosis de la música y la escultura y que dio como resultado una escultura sonora.
Ahora, bajo el título Étimo, Carla Cascales muestra una serie de esculturas realizadas con materiales nobles como madera, mármol o piedra que tiene la singularidad de que estos materiales fueron rechazados por sus imperfecciones. Son piezas que hablan de la belleza de la imperfección, de las cicatrices, como la vida misma. Además, se podrá ver por primera vez una serie de esculturas móviles concebidas durante su última beca en la Varda Artist Residency de San Francisco el pasado verano.
La búsqueda de la esencia y el origen de las cosas ha sido una constante en la trayectoria de la artista. “Étimo significa ‘origen’ en griego. Para ellos, la búsqueda del origen de una palabra equivalía a la búsqueda de la esencia de la cosa designada. En nuestro mundo actual, donde no llegamos nunca a profundizar en nada y donde todo es consumo rápido e instantáneo, este camino cobra para mí mucho más sentido. Con esta exposición he querido hacer un pequeño homenaje a esta reflexión, llegar a la esencia sin perder poesía”, comenta Carla Cascales.
Las piezas que se pueden ver en la muestra reflejan el interés de la artista por la arquitectura del movimiento moderno, el brutalismo y el minimalismo, además de su aprecio por los materiales nobles, las geometrías y la ausencia de ornamentos. La cultura japonesa ha estado siempre muy presente en el trabajo de Carla Cascales a través de dos conceptos tradicionales: el Wabi-sabi, la valoración del paso del tiempo y la apreciación de la belleza imperfecta, irregular y mundana –“una visión de la belleza muy distinta a la que tenemos en Ocidente, donde tendemos a la búsqueda de la perfección y nos horroriza el paso del tiempo»–; y el Kintsugi, una técnica de restauración de cerámica que propone reparar las fracturas con oro y mostrarlas en vez de esconderlas. El objeto reparado así es más bello y fuerte que antes de su rotura. “La belleza de estos conceptos son metáforas que se pueden aplicar a las personas: apreciar el paso del tiempo, encontrar la belleza en lo mundano o mostrar nuestras heridas”, comenta la artista.
Enrique del Río, cofundador de este espacio expositivo madrileño, decidió apostar por esta artista y le abrió las puertas para que mostrase sus esculturas porque como afirma es una escultora que sobresale por su trabajo casi artesanal en el que recupera materiales nobles desechados e incorpora técnicas muy delicadas de origen oriental. Y añade que desde el primer momento que vieron su trabajo les interesó porque es una creadora detallista, refinada, fuera de las modas actuales y que se centra en la esencia de la propia escultura y los materiales.
Castellana 22, creado por WeCollect, el primer club para coleccionistas de arte en España, es un espacio espectacular de más de 200 metros cuadrados en la “milla de oro” madrileña que se ha inspirado en la Neue Nationalgalerie de Berlín de Mies van der Rohe.
Una gran promesa,talento artístico muy vanguardista.Me gustaría ver su obra en Museo Arqueológico junto a la de Jose Luis Blanco en perfecta armonía con las esculturas romanas.