El Museo Guggenheim Bilbao recorre siete décadas de trabajo de esta pionera en la renovación del textil y en la incorporación del lenguaje gráfico moderno a las prácticas tradicionales. Bajo el título Tocar la vista, el comisario Manuel Cirauqui reflexiona sobre cómo esta artista, inspirándose en la cultura precolombina y la industria moderna, trascendió el concepto de artesanía y labor propia del género femenino. Hasta el 14 de enero
La vida de Anni Albers (Berlín, 1899-Orange, Connecticut, 1994) estuvo marcada por una gran intimidad con los materiales y las técnicas que guiaron su trabajo. Conocida especialmente por su papel pionero en el arte textil o fiber art, por sus innovaciones en el tratamiento de las tramas y por su búsqueda permanente de motivos y funciones del tejido, Albers fue una autora clave en la redefinición de la figura del artista como diseñador. El suyo fue un arte inspirado por la cultura precolombina y la industria moderna, que trascendió las nociones de artesanía y labor propia del género femenino.
Albers estudió en la vanguardista Bauhaus de Weimar a partir de 1922, institución donde conocería a su marido, el pintor Josef Albers, y donde llegaría a dirigir el taller textil en 1931. Tras el cierre de la institución por los nazis en 1933, el matrimonio se trasladó a Carolina del Norte (EE UU), donde ambos fueron contratados como profesores de una escuela libre que se convertiría en referencia de la modernidad artística norteamericana, el Black Mountain College.
Desde allí, Anni Albers continuó combinando el trabajo pedagógico y la experimentación artística, a la vez que produjo algunos de los textos hoy considerados clave en el desarrollo del arte textil contemporáneo. Tras exponer sus colgaduras (Wall Hangings) y tejidos pictóricos (Pictorial Weaving) en numerosas muestras individuales (incluyendo el MoMA de Nueva York y otros museos norteamericanos entre 1949 y 1953, y el Massachussets Institute of Technology en 1959), Albers comenzó a explorar distintas técnicas de grabado en 1963.
En las múltiples técnicas de impresión gráfica, Albers encontró un nuevo espacio de investigación visual, que a partir de finales de los años sesenta reemplazó por completo a su labor relacionada con el tejer. A través de serigrafías, aguatintas, litografías y ediciones offset, la artista pudo perseguir por otros medios conceptos visuales que estaban ya presentes en muchos de los dibujos preparatorios de piezas textiles anteriores. Así encontró el elemento ideal para probar nuevos patrones compositivos y operar casi infinitas variaciones en ellos.
Durante las décadas siguientes y hasta el final de su carrera, Anni Albers realizó diversas colaboraciones con talleres y compañías de producción textil con las que buscó poner sus diseños al alcance del gran público, mostrando así su compromiso con el ideario perenne de la Bauhaus: entender las prácticas de arte y diseño como un solo campo, y producir prototipos que permitan una difusión igualitaria de las formas artísticas.
La exposición sigue un recorrido cronológico divido en tres apartados. Arranca con sus trabajos realizados en su época de formación en la Bauhaus, así como los realizadas durante sus años en el Black Mountain College. La selección de piezas de la Bauhaus incluye dibujos preparatorios para textiles y numerosas muestras de su trabajo de investigación de nuevas tramas en tejidos simples y funcionales, lo que permite observar la transformación de un esquema ortogonal predominante en el periodo inicial (de 1920 y 1930), marcado por la influencia de la abstracción racionalista.
Este primer apartado se centra también en su participación en la escena artística norteamericana, en unos momentos en que se estaba fraguando la modernidad en este país, y en sus viajes junto a su esposo Josef por México, Cuba y Perú (donde adquirieron muchas de las antigüedades precolombinas que inspiraron sus trabajos). Además, se muestra una selección de las joyas que diseñó en sus años del Black Mountain College.
El siguiente apartado indaga en sus obras de madurez y sus teorías sobre el textil en escritos que hoy día son considerados fundamentales para entender la evolución del Fiber Art. Se muestran bocetos, diagramas y fotografías asociadas a los desarrollos teóricos de Anni Albers. Estos se plasmaron de manera clave en su obra Del tejer (On Weaving), publicada en 1965 y cuya reedición ampliada en español y en inglés editada por el Museo Guggenheim Bilbao y Princeton University Press acompaña a esta exposición.
Además, se exhiben un gran número de tejidos pictóricos, obras únicas que retoman en clave moderna y abstracta la tradición de los tapices y en las que se puede observar la perfección formal del tratamiento de tramas y urdimbres por parte de Albers. En ellas, la artista se apropia de las preocupaciones que atañen a la pintura moderna y abstracta para llevarlas al terreno (más arcaico y fundamental) de la producción textil. También puede verse la obra que cierra el periodo de producción de textiles de Albers, Epitafio (Epitaph).
Y, por último, la exposición finaliza con la investigación de Albers en los distintos campos de la impresión gráfica, sobre todo las serigrafías, litografías y ediciones offset, una investigación que comenzó a finales de los sesenta. El visitante podrá ver cómo la creadora irá buscando mayores niveles de complejidad gráfica que emparentan el dibujo con las densas tramas de tejido, en series como Domberger, donde proliferan los esquemas triangulares y romboidales. Estas formas se alternan con otras obras dominadas por líneas curvas e intrincadas que evocan laberintos, nudos y marañas de hilos. En ocasiones, estas se traducen en trabajos textiles producidos en grandes cantidades en colaboración con diversos fabricantes, una práctica que la Fundación Josef y Anni Albers ha continuado llevando a cabo de manera póstuma por deseo de la artista.
Maravilloso trabajo.