Bernal Espacio presenta la obra del fotógrafo Mike Disfarmer en una exposición que reúne veinticinco retratos cargados de realidad. Descubrimos a este fotógrafo de la mano del galerista Efraín Bernal y repasamos con él los intereses e inquietudes que le han llevado a dirigir esta galería itinerante en Madrid. La muestra de Disfarmer se inaugura hoy, 5 de mayo, y se puede visitar hasta el 4 de junio
Mike Disfarmer fue un fotógrafo de origen alemán que nació en Indiana a finales del XIX y que realizó un cuerpo de retratos impresionante de los tres mil habitantes de un pueblo de Arkansas. «Desarrolló un retrato de aquella época tan tremenda de la Gran Depresión de Estados Unidos, sin ningún tipo de pretensión artística», nos cuenta el galerista Efraín Bernal, que inaugura ahora una exposición en Madrid con veinticinco retratos. Aprovechamos la ocasión para hablar con este galerista que ya nos sorprendió hace poco más de un año con otra artista de un perfil podría decirse que parecido al de Disfarmer, Vivian Maier, la niñera fotógrafa (pincha aquí para saber más sobre ella y sobre aquella exposición en nuestra web) y que este invierno ha hecho una apuesta decidida y ambiciosa por el dibujo con esa maravillosa exposición Walk the Line: Drawing Through in Contemporary Art sobre la que ya llamamos la atención en Descubrir el Arte. A su galería, Bernal Espacio, hemos dedicado la sección Galería del Mes de nuestro número de mayo, Descubrir el Arte 207.
El arte desde el periodismo
Las tres exposiciones que hemos citado pueden servir de tarjeta de presentación de las inquietudes e intereses de un galerista que se acercó al mundo del arte hace veinticinco años desde el periodismo cuando todavía vivía en su Colombia natal con la revista Art Nexus. Después hizo un doctorado de Historia del Arte en México y, de nuevo, en Colombia colaboró con la casa de subastas Christie’s. Con todo eso sobre su espalda llegó a España en 2001, en concreto a Madrid. Repasamos con él su trayectoria y sus inquietudes en una conversación en una librería de Madrid, Tipos Infames, y, días después, en una visita a la exposición de Disfarmer la víspera de la inauguración. «Vine con la idea de vivir en un país donde yo pensaba que las posibilidades profesionales y de poder ver el arte contemporáneo como a mí me gustaba iban a ser más amplias de las de Colombia, sobre todo en ese momento». Su primera incursión profesional en relación al arte fue una colaboración con Arco y, poco después, tuvo la posibilidad de trabajar con la galerista Soledad Lorenzo. «Estuve tres años allí y obviamente fue como el parteaguas de mi vida en España. Tuve la oportunidad de tener un aprendizaje maravilloso con ella de todo lo que tiene que ver con el mundo de las galerías de arte y de conocer el contexto del arte español contemporáneo, sobre todo de los coleccionistas».
Programa expositivo
En 2005, Efraín Bernal empieza a dirigir la galería de La Fábrica; lo hará durante siete años. «Nos centramos en hacer un programa muy riguroso que tuviera énfasis en el vídeo y en la fotografía contemporáneos, solamente artistas que utilizaran esos soportes. Tuve la posibilidad de colaborar con varias de las mejores galerías del mundo y de hacer exposiciones increíbles como las de Shirin Neshat, Marina Abramovic, Elja-Liisa Ahtila, Paul Graham, Diane Arbus o Francesca Woodman (…). De ese periodo fue muy interesante la simbiosis que hubo entre la empresa -y todo lo que La Fábrica tiene de sabiduría y de conocimiento empresarial en el área cultural- y el criterio que yo pude aportar en el tema de arte contemporáneo. Yo creo que lo más importante en una galería de arte es el programa expositivo. Obviamente sin dinero no se puede hacer nada, pero lo fundamental es articular un grupo de exposiciones o un grupo de artistas riguroso sin concesiones comerciales. Eso es complicado porque obviamente las galerías también tienen que vivir -y sobrevivir- y muchas veces si haces un programa extremadamente vanguardista o contemporáneo tendrás un mercado cada vez más reducido; por otro lado, si no haces pintura, por ejemplo, también complicado porque sigue siendo el medio que más se vende dentro del mercado en general, pero en el español también».
Galería itinerante
El siguiente paso profesional, cuando abandona La Fábrica, es el que nos lleva ya a su propia galería: Bernal Espacio, que, entre otras particularidades, se singulariza por ser itinerante, sin una sede fija, lo que le permite racionalizar gastos y disponer de mayor libertad y flexibilidad a la hora de programar viajes, ferias y otras visitas que le permiten enriquecer su actividad.
«A mediados del 2012 me tomé un año un poco sabático para ver qué iba a hacer y cómo iba a seguir adelante. En la primavera del 2013 es cuando tomé la decisión de crear mi propia galería. Mi idea fue que no se sometiera solo a la fotografía y el vídeo; sino que hubiera una apertura a otros medios. En este momento para mí fundamentalmente el dibujo, que es un soporte con el que tengo una afinidad muy especial. Por una parte me interesa el formato en términos generales; además, el tipo de dibujante al que yo me acerco suele tener un trabajo muy íntimo».
Mike Disfamer: retratos cargados de realidad
Nos habla de los artistas por los que siente más interés y afinidad y esto nos da pie a acercarnos de nuevo al protagonista de la exposición que ahora organiza en Madrid. «Muchos de los artistas, tanto en dibujo como en los otros soportes que yo presento, son figurativos o tocan problemáticas que tienen que ver con la representación de la condición del ser humano a nivel individual o a nivel social».
Disfarmer captó a través de su cámara, centrándose en el género del retrato, momentos definitorios de la sociedad norteamericana como la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial; en los años 50 reflejó una sociedad más optimista. Bernal Espacio reúne ahora veinticinco de sus fotografías en la muestra Mike Disfarmer In America: Soul of a People, 1939-1946. «Todo retrato, retrato de estudio. Hay retratos donde vemos familias, parejas, abuelos con niños. Es un tipo de obra de una calidad estética y humana impresionante. Estoy muy contento de hacer esta exposición en colaboración con Howard Greenberg Gallery de Nueva York, que es la misma galería que representa a Vivian Maier. Es una coincidencia porque realmente yo me puse a investigar quién era Mike Disfarmer después de ver una imagen en el FOAM de Ámsterdam». Esto de investigar es algo que le ocurre a menudo a Efraín Bernal: algo le llama la atención, le emociona, y empieza a googlegear -como comenta riendo- y a tirar del hilo. Le ocurrió con Maier y le ha pasado con Disfarmer, dos fotógrafos con «un tipo de obra que te toca de una manera singular» y que coinciden también en que «no tenían la pretensión de haber sido artistas», aunque con distintos matices porque Maier trabajaba como niñera y Disfarmer sí lo hizo como fotógrafo, completamente autodidacta por otra parte.
Al morir Disfarmer en 1959, en su estudio quedaron placas que almacenó un agente de su zona. Más tarde las vendió a un fotógrafo y periodista que había creado una sección sobre fotografías antiguas de la zona en el Arkansas Sun. En 1976 Paul Miller y Julia Scully, entonces editora de Modern Photography magazine, publicaron un libro tras estudiar su inmenso legado; a este le seguiría una exposición de copias póstumas en el International Center of Photography. Fotógrafos como Richard Avedon han reconocido a Disfarmer como una de sus grandes influencias.
En esta exposición en la calle Lope de Vega 29 (Madrid), mientras recorre la planta baja y escudriña los gestos de los retratados (de las caras y también de los cuerpos), el visitante disfruta de una música de fondo. Esta proviene del sótano en el que, enriqueciendo la exposición, se emite el vídeo de un concierto con la música que el músico de jazz Bill Frisell compuso inspirándose en la obra del fotógrafo. Arropando a los músicos, a ambos lados del escenario desde el que tocan, se proyectan retratos realizados por Disfarmer. El público de Madrid puede así asomarse a muchas más imágenes que las que le ofrece en directo la sala; aunque en estas no pueda, como sí lo hace arriba, detenerse a apreciar detalles como las arrugas de las medias y en valorar la calidad de la reproducción en gelatina de plata y las huellas que han dejado los defectos en las placas.
Los retratos de Disfarmer están cargados de verdad. Logró, sin pretenderlo -como indica el galerista-, que la forma de colocar a esa gente anónima ante la cámara y, sobre todo, la mirada que captó de ellos se convirtieran en arte, al tiempo que reflejaban amistad, camadería, protección. Algunos rostros y cuerpos prematuramente envejecidos hablan de mucho trabajo y a veces de hambre, otros contagian ilusión. Todos los que se presentan en esta exposición se encuentran sobre fondos neutros: negro o, como los describe Bernal, tipo Mondrian. Así nada distrae la atención, esta se concentra en las personas.
Contar historias
Por todo ello, esta exposición es muy representativa de la sensibilidad de este galerista por el arte que cuenta historias personales. «De alguna manera me interesa mucho todas las cosas que tienen que ver con la biografía personal o cuando los artistas parten de sus propias vivencias y experiencias para crear el trabajo y consiguen llegar más allá de los anecdótico. Me interesan mucho los artistas que cuentan cosas y sobre todo que yo las puedo leer de una manera muy inmediata. Eso es también muy importante para mí dentro del arte porque además también estoy muy influido por la literatura. De alguna forma, después de las artes visuales y dentro de las artes visuales sumado la parte del cine, la literatura es probablemente la otra vertiente del arte con la que más cercano estoy. Eso me genera una manera de acercarme a las cosas porque me encanta todo lo que tenga que ver con la narración, con el relato, con el leer cosas y con contarme historias».
Entre estas contadoras de historias hay dos artistas, Marina Abramovic y Francesca Woodman, que le interesan mucho: «tengo como una afinidad y debilidad hacia ese tipo de artistas, me llegan de una manera muy inmediata». Reconoce además que «siempre he tenido una cosa muy cercana al arte hecho por mujeres, como más discriminación positiva que negativa. Tengo una sensibilidad hacia el trabajo realizado por artistas mujeres muy especial, pero no me interesa el aspecto reivindicativo ni me meto en temas de género. No elijo un artista porque sea mujer, lo que pasa es que coincide que cuando pienso en programar artistas pues suelen aparecer muchas mujeres, como me ha pasado ahora recientemente con Olivia Bee o Vivian Maier».
En esta línea está también la artista Cristina Mejías (pincha aquí para leer la entrevista de Descubrir el Arte con ella). Efraín Bernal tiene previsto organizar una exposición individual sobre esta artista la próxima primavera. «Para mí fue también como uno de esos golpes tan especiales que te da. Descubrí su trabajo el año pasado en el programa Entreacto en Doctor Fourquet con artistas de la Complutense. Ví su vídeo de estas dos manos que se ayudaban para hacer los dibujos en el papel. Entré en contacto con la artista y de ahí surgió la posibilidad de que pudiéramos trabajar juntos, de poder enseñar su obra como lo hicimos en Estampa el año pasado y en JustMad. Me produjo una emoción muy profunda ver ese trabajo; luego cuando tuve la oportunidad de conocerla y de hablar con ella todavía me gustó aún más porque hay un trasfondo teórico muy interesante resuelto de una manera plástica maravillosa. El mejor arte no necesita explicación. Yo busco mucho el arte que te puede emocionar de una manara particular. Vi su vídeo y pensé esto es una maravilla y luego ya viene toda esa reflexión sobre la memoria, el trabajo con su abuela, esa parte autobiográfica».
Proyectos
La exposición de Mike Disfarmer estará abierta hasta el 4 de junio. Esta es la segunda muestra que Efraín organiza este año y, por lo tanto, si siguiera el ritmo marcado hasta ahora sería la última. Pero el galerista ha decidido duplicar el número de exposiciones -de dos a cuatro- y así tener más oportunidades de mostrar a artistas que le interesan. ¿Por ejemplo? «Me gustaría mucho enseñar a Hans Op de Beeck, lo he tenido ahora en la colectiva que tuve de dibujo: tuve dibujo pero no vídeo y me interesa mucho su faceta como videoartista. Hay artistas que sueño con enseñar en España más adelante como Sophie Calle, por ejemplo, o volver a enseñar a Rineke Dijkstra».
Además de la exposición que ha señalado sobre Cristina Mejías, Efraín Bernal tiene en mente otra para el próximo año. «Coincidiendo con Arco del próximo año voy a hacer otra exposición colectiva igual de ambiciosa que la que organizamos ahora en febrero sobre dibujo, pero esta vez sobre apropiacionismo, sobre la idea de cómo los artistas se apropian de imágenes de otros o roban imágenes de otros para poder interpretar la obra y crear obra nueva». Cuando nos cuenta esto, Bernal acaba de regresar de Milán donde se ha visto sorprendido, gratamente, con una exposición en la Fundación Prada comisariada por Thomas Demand que aborda el mismo tema. «Me alegra saber que esas coincidencias se dan; estás trabajando sobre algo y y descubres que coincides con otros inetereses, y eso está muy bien».
Entretanto, él y sus colaboradores son muy activos en las redes sociales; les interesa comunicar lo que hacen y el vídeo es una forma interesante de compartir. Aquí dejamos el que Manuel Vázquez ha realizado con motivo de esta exposición de Mike Disfarmer, y nos despedimos recomendando a nuestro lector que la visite y que disfrute de la playlist que la galería ha creado con la música de Bill Frisell.
Todas las imágenes cortesía de Galería Bernal Espacio y Howard Greenberg Gallery.
Marta PÉREZ ASTIGARRAGA