Un territorio en plena modernización visto a través de cuatro cámaras

El Círculo de Bellas Artes de Madrid acoge una muestra que revisa la gestación de la fotografía moderna en Brasil, desde finales de la década de 1930 hasta el golpe militar de 1964. Y lo hace a través de cuatro de sus mejores representantes: Marcel Gautherot, José Medeiros, Thomas Farkas y Hans Gunter Flieg. Hasta el 31 de enero

La transformación de Brasil dio comienzos a finales del siglo XIX, cuando la economía esclavista se va sustituyendo por la industrial, lo que trajo consigo que la oligarquía rural fuese perdiendo poder a favor de nuevos agentes políticos y sociales y, con ello, ciudades como Río de Janeiro y São Paulo albergaron una esfera pública cada vez más cosmopolita.

Este ímpetu por modernizarse alcanzó sus máximas cotas a mediados del siglo XX. Un cambio que no fue ni gradual ni controlado y que impregnó todos los ámbitos de la sociedad, desde la economía, la política, la cultura y la vida cotidiana. La industrialización trajo consigo la emigración y la inmigración en masa a las ciudades y dio paso a las nuevas tecnologías de la información, como la radio, el cine o la prensa ilustrada.

En la esfera política, las tres décadas siguientes (de 1930 a 1964) estuvieron marcadas por los vaivenes entre democracia y dictadura. Y en el plano cultural, tuvo lugar un intenso y apasionado debate ideológico entre la identidad cultural brasileña y la modernidad. Como resume muy bien Samuel Titán J.R. en el catálogo de la muestra, “¿lo moderno estaría en la fusión de tradición popular y vanguardia estético-política o en la adhesión cosmopolita a los grandes y a los hábitos de consumo de la civilización burguesa occidental?”.

Pues bien, de todas estas cuestiones, que en su momento dieron lugar a debates encendidos, trata la exposición Modernidades fotográficas. Y lo hace no con la idea de zanjarlas, sino más bien de revisarlas. Para ello se ha elegido una vertiente poco estudiada, la de la gestación de la fotografía moderna en Brasil, desde finales de la década de 1930 hasta el golpe militar de 1964, a través del trabajo de cuatro de sus grandes nombres, Marcel Gautherot (1910-96), José Medeiros (1921-90), Thomaz Farkas (1924-2011) y Hans Gunter Flieg (1923).

No eran los únicos fotógrafos relevantes, han quedado fuera otros que también fueron decisivos, como Pierre Verger, Jean Manzon, Geraldo de Barros y Germán Lorca, por citar solo otros cuatro más.

En cualquier caso, lo importante es que la muestra ofrece un rico, “diverso y revelador panorama tanto de la creación fotográfica en el Brasil de aquellos años como del país que ellos mismos intentaban captar a disparos de Leica y Rolleiflex”, añade Samuel Titán. El resultado final, una gran variedad formal y estilística, y una enorme riqueza como registro documental de un país vasto y contradictorio.

Estos “cuatro nombres” están ligados por su diversidad, tanto de origen, de estilo, de intereses, como de actuación y no tanto por pertenecener a una misma escuela o corriente. Y eso es lo relevante de este proyecto, “mostrar la suma de muchos registros dispares, como un reflejo de un país y una época que no dejaba encasillarse en una fórmula única”.

En este caleidoscopio se podrán ver los trabajos de Gautherot, parisiense de origen obrero y con formación en arquitectura; Flieg, judío alemán de Chemnitz, que huyó del nazismo y de la guerra; Farkas, húngaro nacido en Budapest en el seno de una familia de comerciantes judíos de material fotográfico, y Medeiros, brasileño de nacimiento, instalado en Río de Janeiro pero proveniente de un Estado pobre y sin tradición artística.

A esa diversidad de orígenes, se suma la variedad de temas adoptados desde ámbitos profesionales muy diferentes. Medeiros es el fotorreportero que aprende su oficio en las redacciones brasileñas. Farkas, es el más “artista”, el más “vanguardista” del grupo, interesado desde sus comienzos por la fotografía como lenguaje, esa que se expone en museos y galerías. Flieg, el único de los cuatro que fundó un estudio fotográfico, se ve a sí mismo como prestador de servicios para clientes casi siempre industriales. Justo lo contrario que Gautherot, un nómada con simpatías de izquierdas, “dueño de una intuición formal procedente del trato con la arquitectura moderna, aunque siempre interesado en el proceso de formación nacional, del que tiene la ocasión de servir como testimonio y al cual intenta contribuir, al colaborar con diversos órganos e iniciativas del Estado”.

Los temas recogen un “retrato” de Brasil de lo más plural, desde paisajes vírgenes del Amazonas, fábricas, religiones africanas, fútbol y carnaval, estatuas e iglesias barrocas, herramientas mecánicas, festejos populares en el campo, el cosmopolitismo en las ciudades, tribus indígenas en el centro-oeste, edificios modernistas en São Paulo, Río de Janeiro y en la nueva capital, Brasilia.

En definitiva, una exposición imprescindible para entender las complejidades de la transformación social, política y cultural de América Latina, en concreto la del país carioca, y para conocer la belleza de las instantánas de estos cuatro grandes fotógrafos.