Con más de un siglo y medio desde los primeros síntomas de su creación, el Gran Teatre del Liceu es hoy en día una de las instituciones culturales más relevantes del circuito operístico español. Ahora en octubre presenta su nueva temporada de la que se prevé que sea un éxito con la llegada de afamadas producciones, directores de orquesta y cantantes
Del pretérito al presente
El Liceu de la ópera de Barcelona nació de la iniciativa de la Sociedad Dramática de Aficionados, creada en 1837 en el antiguo Convento de Montsió. Esta organización capitaneada por Manuel Gibert fue la que ayudó a impulsar el primer Liceo Filarmónico Dramático barcelonés de la reina Isabel II. Este espacio estaría orientado tanto para la representación teatral y de canto como para el cultivo y educación de estas disciplinas.
El éxito del proyecto junto con las inquietudes de una efervescente burguesía adinerada, propició un ambicioso traslado de la institución al solar del antiguo Convento de los trinitarios de la Rambla. Es en este lugar en el que continua hoy día. Sin embargo la infraestructura que diseñara, levantara e inaugurara en 1947 el arquitecto Miquel Garriga i Roca, fue arrasada muchos años más tarde, en 1994, por un demoledor incendio.
Como consecuencia de la destrucción de la sala y el escenario, desde las instituciones públicas se tomaron las medidas correspondientes para reformar entero el teatro con el fin también de proporcionar las técnicas y los recursos necesarios para su funcionamiento y su magnitud como institución cultural. Los encargados de llevar acabo estas ampliaciones fueron los arquitectos Ignasi de Solà-Morales, Xavier Fabré y Lluís Dilme. Por otra parte, los cambios no sólo fueron físicos, sino que éstos forjaron otros de carácter administrativo y jurídico, hasta el momento no contemplados desde sus inicios: se crea la Fundación del Gran Teatre del Liceu en 1994 y se traspasa desde la Sociedad del Gran Teatre del Liceu, concertada entre entidad privada y pública, al Consorci del Gran Teatre del Liceu, formado únicamente por administraciones públicas. Finalmente, tras las obras, el Liceu abrió de nuevo sus puertas el 7 de octubre de 1999.
Línea artística
La identidad y el carácter artístico (entiéndase esto por el tipo de programación llevada a cabo) también ha adoptado diferentes direcciones desde sus inicios. En la primera etapa las producciones operísticas, y nos remontamos de nuevo a principios del XIX, eran sobre todo italianas. Anna Bolena de Donetti fue la primera en estrenarse en esta institución. A ésta le siguieron los dramas románticos de Rossini, Donizatti, Verdi y Bellini, y también las óperas de Bizet, Sain-Saëns, o Massenet.
Sin embargo, habría que esperar hasta finales del XIX para que la vanguardia musical del romanticismo, en parte impulsada por las piezas de Wagner, se subiese a los escenarios en Barcelona. A principios del XX llegaron otras producciones de Stranvinsky y Falla así como los Ballet Rusos de Diaghilev, en los que participó Picasso con el diseño de vestuario.
Es por este bagaje y herencia, que si tuviésemos que elegir una característica para definir la identidad del Liceu en la actualidad bien podría servirnos «caleidoscopio de estilos». En la temporada que presenta ahora para el 2015/2016 se refleja muy bien esta política de programación de la mano de la nueva directora artística Christina Scheppelmann. Este trimestre otoñal se inaugura con Nabucco , tras 21 años sin representarse en este teatro; Benvenuto de Cellini, que cuenta en la dirección de la producción con Terry Gilliman, quien fuera de unos fundadores de los Monty Python, y la ópera Lucia di Lammermoor, protagonizada por Juan Diego Flórez.
Para el 2016 y como panorama más «clásico», La Bohème de Puccini, Otello de Verdi y de Rossini (cuyos contrastes a la hora de enfrentarse por separado al mismo drama es el punto fuerte de esta coincidencia), o El ocaso de los dioses de Wagner. Respecto a las propuestas más recientes se hace hincapié sobre dos: Written Skin, considerada por la crítica como una de las mejores óperas del siglo XXI ; y un proyecto llegado desde la Wiener Akademia, que plantea mezclar una soprano, piezas de música incidental y la composición de Beethoven de Egmont, recitada la letra por el actor oscarizado John Malkovich.
Por último se cerrará la temporada con la Flauta Mágica de Mozart, cuya puesta de escena será uno de los focos de mayor atracción para el público con un juego entre proyecciones de cine y animación, y el movimiento real de los actores sobre el escenario. Todo un espectáculo, nunca mejor dicho, que promete en intensidad dramática.
Datos útiles
Para todos aquellos amantes e inquietos por conocer el mundo de la ópera,Viajes el Corte Inglés ha firmado un convenio con el Liceu de Barcelona, para ofrecer un programa especial de viaje.Este consiste en la entrada en Platea, a elegir por el usuario de uno de los nueve títulos seleccionado de esta temporada, junto con la estancia en un hotel céntrico de la capital catalana.Además, en el mismo paquete de viaje, se incluye una visita guiada por el teatro y el desayuno en el hotel.