Como cada año Estampa selecciona a un artista español para que realice la imagen de la feria. En esta edición, esta responsabilidad ha recaído sobre este pintor santanderino y uno de los artistas españoles más internacionales. Además podrá verse en Matadero la muestra Juan Uslé, notas, una serie de acuarelas que el pintor realiza al alba en las habitaciones de los hoteles donde se aloja; es una obra intimista donde afloran las partículas elementales del propio lenguaje pictórico del artista. DESCUBRIR EL ARTE habla con MARIANO NAVARRO, comisario de esta exposición
Con casi cuarenta años dedicados a la pintura, la trayectoria artística de Juan Uslé (Santander, 1954) es una de las más sólidas, coherentes, evocadoras y complejas del panorama artístico actual. Desde que en 1986 decide trasladarse a vivir a Nueva York, junto a su mujer la también artista Victoria Civera, su proyección no ha hecho más que crecer a nivel nacional e internacional.
En 2002 fue galardonado con el Premio Nacional de las Artes Plásticas y en 2014 los premios Cultura de la Comunidad de Madrid, en la categoría Artes Plásticas. Ha realizado exposiciones tanto en museos nacionales e internaciones, como el MACBA, Museo Serralves, el IVAM, el Ludwig de Viena, Nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York, la Documenta de Kasel o Es Baluard de Palma de Mallorca.
El público que se acerque hasta Matadero Madrid durante los cuatro días que dura la XXIII feria de Estampa (de 24 a 27 de septiembre) descubrirá a un Juan Uslé más intimista, menos conocido (apenas se han expuesto anteriormente estas acuarelas). En palabras de Mariano Navarro, comisario de la muestra Juan Uslé, notas, «en cierto sentido es una exposición que reúne una de las características que tiene la feria, una cierta intimidad con la obra del artista, una obra que no busca tanto el gran espectáculo, en el mejor sentido del término, como profundizar en el vocabulario pictórico que desde una voluntaria simplicidad adquiere unas características de profundidad, de búsqueda y de investigación».
Cuando el año pasado Juan Antonio Rodríguez, presidente de Estampa, y el director de la feria Chema de Francisco Guinea decidieron que el artista invitado fuese Juan Uslé, se pensó en hacer también una exposición sobre el pintor. Esta ha sido posible gracias a la colaboración de la galería del artista en Madrid, Moisés Pérez de Albéniz, y, sobre todo, por la generosidad de Juan Uslé, que ha estado muy implicado en el proyecto desde el principio.
Para Mariano Navarro, que no había comisariado ninguna exposición individual del artista aunque sí había incluido alguna obra suya en alguna colectiva, ha sido una experiencia muy enriquecedora porque Uslé ha colaborado muy activamente en el proyecto, «Juan se vino a Madrid con sus dos cartapacios de acuarelas, primero hizo él mismo una selección de 150 obras de entre las 300 o 400 que tiene y, finalmente, opté por una serie compuesta por cinco familias porque al igual que en sus óleos, Uslé trabaja por series. Me parecía hermoso que se pudiesen ver algunas de las variantes y, además, eso permitía jugar un poco con la complicación como hace también el propio artista».
En estas acuarelas de Juan Uslé hay todo un trabajo interior, como si el pintor estuviese «hurgando en el propio resultado, indagando en su propio trabajo, en las formas o en los colores, como si fuera un laboratorio de investigación –prosigue Navarro–. En este sentido es muy fascinante porque no te cansas de verlas, y ese es el elemento que más me seduce de la pintura, la cantidad de tiempo que puedes invertir en seguir descubriendo distintos elementos».
Uslé empezó a hacer estas acuarelas en un viaje que hizo a la ciudad sueca de Lund. Todo surgió cuando el insomnio, provocado por el jet lag, le impedía conciliar el sueño. En la habitación del hotel, al alba, le dio un «arrebato» y comenzó a pintar estas acuarelas. Desde entonces cuando viaja y va a estar tiempo fuera del estudio, sigue haciendo acuarelas, pero además esos dos cartapacios llenos también le acompañan porque a veces se remite a piezas antiguas como quien revisa un diario. Siempre tienen el mismo formato y con un fondo de papel, aunque este pueda ser diferente.
Según Navarro lo que destaca en ellas es que están compuestas por «unos elementos que aparentemente son muy sencillos, muy simples, pero que a la vez admiten una capacidad de complejidad muy alta. Consigue toda una serie de elementos jugando con el mero hecho de la pincelada, que como me ha contado el propio Uslé, examina las posiciones de su mano con relación a la pincelada»
En algunos casos son evocaciones de cosas, por ejemplo el mar, que para Juan es fundamental en su trabajo, del agua, un elemento que le gusta mucho porque para él guarda relación con la vida, con la limpieza, con la sed que sacia. Todos esos «elementos poéticos, que en Juan son muy importantes a lo largo de todo el desarrollo de su trabajo, como en las series de Nemo o Soñe que revelabas o Maculares, que no se entenderían sin la narracción (no digo la literatura artística que es otra cosa), el relato, y si algo caracteríza a Juan es la consistencia del relato que ha construido a lo largo de sus ya muchos años de trabajo», afirma Navarro. En todas ellas hay toda una «exploración del color, en lo que Juan es un maestro, añadido a la dificultad que tiene la acuarela (esta técnica no admite errores)».
En resumen, no son acuarelas de viajes, tampoco es un diario de viaje, es una indagación una vez más en el propio lenguaje pictórico, lo que Mariano Navarro ha definido como Partículas elementales, en el sentido de que son como las «partículas elementales de la física, si es que la partículas elementales tuvieran estructura, que no la tienen, mientras que las acuarelas de Juan sí tienen estructuras».
También se ha publicado un catálogo para conmemorar esta exposición, que de alguna manera quedase testimonio de una muestra que solo va a durar cuatro días. Además del texto escrito por Mariano Navarro donde explica el porqué de la selección de las obras, se han incluido unos poemas del crítico de arte, gran amigo de Juan Uslé y ya desaparecido Kevin Power.
Sin ser un homenaje, cosa que no le gustaba nada a Power, sí que es en cierta manera un reconocimiento a la edición que en 1995-96 hizo el escritor de las acuarelas de Uslé junto a sus poemas en el libro Primero de mayo. En ese libro cada acuarela iba acompañada de un poema. Unos poemas que, según Navarro «profundizaban en las acuarelas, en el ámbito espiritual de las acuarelas, una posición en el mundo que también se reflejaba en los textos de Kevin».
El viernes 25, a las 12.30, tendrá lugar un encuentro entre Juan Uslé, Mariano Navarro y Armando Montesinos.
Ángela SANZ COCA