Rafael visto por Mengs

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Anton Raphael Mengs utilizó «La escuela de Atenas» de Rafael como ejercicio estilístico. El Patio de la Infanta. Sede de Ibercaja en Zaragoza acoge ahora la exposición «Rostros del Renacimiento. Rafael visto por Mengs» con los retratos que realizó el pintor checo, uno de los mejores artistas de la corte de Carlos III, copiando los trazos del gran Rafael

Platón, por Mengs.

Platón, por Mengs.

La exposición, que se inauguró el 20 de mayo y se prolonga hasta el 3 de abril de 2016, reúne 35 grabados. Su valor, aparte de en la impresionante belleza y delicadeza de los retratos, reside en la historia que encierran y que Virginia Oñate relata en el número de septiembre de Descubrir el Arte, 199 (de venta aquí). Todo comenzó en 1508 cuando el papa Julio II encargó a Rafael la decoración de las estancias del segundo piso del Palacio Pontificio. En una de las paredes pintó el monumental fresco La escuela de Atenas, que representa a sus miembros bajo una impresionante arquitectura renacentista, probablemente inspirada en el proyecto de renovación de la basílica paleocristiana de San Pedro de Donato Bramante. En la Academia de Atenas, fundada por Platón a finales del siglo IV a.C. y clausurada por el emperador bizantino Justiniano en el siglo VI, estudiaron los grandes pensadores y científicos del mundo antiguo, algunos de los cuales están representados en el fresco.

El pintor checo Anton Raphael Mengs (1728-1799) conoció las grandes obras de Miguel Ángel y Rafael en los palacios vaticanos en 1741, cuando apenas tenía 13 años. Con el tiempo se convirtió en un gran admirador de Rafael, a quien consideraba un artista fundamental para aprender a dibujar y a captar la expresión de los rostros. Este trabajo que ahora se expone en Zaragoza es una muestra perfecta de ello. Impulsor de las academias y escuelas de dibujo y filósofo sobre la estética y la belleza, estuvo al servicio de Carlos III, primero como pintor de cámara y después como pintor del rey.

Hombre maduro mirando a su izquierda, por Mengs.

Hombre maduro mirando a su izquierda, por Mengs.

Además de Rafael y Mengs, esta historia tiene otro tercer protagonista importante: Domenico Cunego, el primero de una familia de grabadores de reconocimiento internacional. En su trabajo prestaba especial atención a las texturas de los materiales y combinó las técnicas del buril y el aguafuerte para conseguir mayor fidelidad. Él se encargó de realizar los grabados de 52 dibujos de Mengs en 1781 (de los que se conservan los 35 que se exponen ahora).Tres años después, y gracias a la intervención del diplomático José Nicolás de Azara, gran amigo de Mengs, y a la disponibilidad del hijo de este, Alberico Mengs, los grabados fueron vendidos a la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, para la Escuela de Dibujo de Zaragoza que se acababa de estrenar.

Durante decenas de años, las estampas sirvieron como material de estudio para los alumnos de esa escuela. Como indica Virginia Oñate en su artículo, «puede decirse que los retratos han vuelto a su lugar de origen, ya que el edificio renacentista del siglo XVI en el que se exponen fue la sede de ese nuevo centro de enseñanza de las artes». Desde aquí recomendamos tanto la visita a esta maravillosa exposición, enriquecida con actividades paralelas como talleres y conferencias, como la lectura del artículo de Virginia Oñate, en Descubrir el Arte 199.

Imagen superior: Averroes, por Mengs.

 

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