Bajo el título «Una Pasión Privada.160 obras de arte del siglo XX» recala en el espacio museístico de Le Bellevue de Biarritz la colección «Circa XX».En el número de julio del 2014 Descubrir el Arte hablaba con su propietaria, Pilar Citoler, sobre su labor durante tanto tiempo en el mundo del arte
Un tesoro que mostrar
Cuando Pilar Citoler donó hace un año el setenta y cinco por ciento de su colección privada al Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporánea, no sólo enriqueció sus fondos, sino que permitió que a partir de entonces el público general pudiésemos conocer obras transcendentales sobre el transcurrir del arte en el siglo XX. Fue entonces, que esta institución cultural y Citoler decidieron acompañar la buena noticia con una primera exhibición y lectura de la colección, formada por una selección de 169 obras, y que comisarió María Corral.

«El Alisio (1975)» de Martín Chirino. Escultura de hierro forjado empavonado sobre base de madera (40 x 42 x 21 cm
Ahora, la misma muestra ha viajado al País Vasco francés con el discurso expositivo adaptado al espacio de Biarritz donde se expondrá hasta el 20 de septiembre. Con menos piezas, fundamentalmente los eje que se señalan con especial interés son el retrato, la visión sobre la abstracción y las relaciones entre paisaje/arquitectura.Todos ellos constituidos por obras multidisciplinares, que bien pone de manifiesto la diversidad de soportes, técnicas y estéticas que acoge la colección, como reflejo a su vez de la realidad del panorama artístico de la contemporaneidad.
Otra característica, es el diálogo entre la creación internacional y la nacional para trazar paralelismos y diferencias en las ideas estéticas y planteamientos plásticos surgidos en los últimos dos siglos. Esto además, ayuda a dar una visión mucho más amplia del arte contemporáneo; tan apreciado para el mercado, tan incomprendido para el público.
Entrevista
Poco podía imaginar la joven médica nacida en Zaragoza en 1937, cuando llegó a Madrid para especializarse en estomatología a finales de los años 60, hasta dónde podría llevarla su descubrimiento e inmediato interés por la nueva creación plástica que entonces empezaba a bullir en nuestro país.
“Empecé a coleccionar hace tantos años que casi no me acuerdo. En aquellos momentos, hacerlo con obras de arte contemporáneo era un poco insólito, pero enseguida conocí la labor de algunas galerías –Biosca, Seiquer, Juana Mordó, Inguanzo y, poco más tarde, Fernando Vijande, con toda su aportación de modernidad internacional-, también el proyecto todavía en embrión del MEAC y los ecos que nos llegaban de ferias como Art Basel. Ese mundo me emocionó mucho, entré en relación con un montón de artistas, fui a sus estudios, nos hicimos amigos y, algunos han llegado incluso a ser pacientes de mi consulta, donde a día de hoy sigo trabajando”.
En 1972 compró en la galería Juana Mordó la que considera la primera pieza representativa de su colección: El andaluz errante de Pepe Caballero, un cuadro que la sigue emocionando cuando recuerda, además, su admiración por la figura de este artista y escritor, amigo de Lorca y Alberti, así como “la forma tan sutil con que, en un recorrido amplio y plural, pasó del figurativo al abstracto”.

«Deux personnages n°64», 1949, Le Corbusier. Una de las obras más preciadas para Pilar Citoler de su colección.
Desde entonces su adquisición de obras se sucede sin descanso: “compro lo que veo en las galerías que van abriendo, a los artistas que conozco”, pero no se especializa en ningún campo “nunca pensé que iba a coleccionar sólo óleos, me gustaban las técnicas mixtas, el papel, los grabados, la escultura y, por fin, la fotografía, en unos momentos en que todavía se discutía su estatus en el mundo del arte, algo que hoy nadie pone en duda”. Un paisaje de Schomer, también adquirido en la Mordó, sentaría las bases del cada vez más importante y nutrido apartado fotográfico de su colección.
Pilar Citoler reivindica con orgullo el carácter autodidacta de su forma de coleccionar. “Con mayor o menor acierto, Circa XX la he hecho sola, por mi gusto, por mi libre elección. Cuando he entrado en una galería nadie me ha dicho lo que debía o no comprar, ni se les ha ocurrido, porque yo debía poner una cara de loca de saber lo que quería. Siempre he sido independiente y autónoma en mis decisiones, y he ido aprendiendo casi sin darme cuenta: viendo exposiciones, acudiendo a ferias, leyendo…He adquirido gran parte de las obras en el momento en que se hacían y nunca pensando en que había que rellenar tal o cual hueco. Aunque hoy, si se estudia la colección, se ve que tiene un sustrato, un sentido, una didáctica, unas bases que, sin haberlas buscado de antemano, están allí intrínsecamente”.
Pronto el volumen de lo acumulado con tanta pasión –a principios de este siglo superaba ya con creces el millar de piezas, mitad españolas, mitad internacionales- iba a desbordar forzosamente su exclusivo deleite personal. Entonces, convencida de la función social del coleccionismo y con la asesoría del conservador Alfonso de la Torre, inició un intenso programa de exposiciones que daría a conocer como Circa XX en diversas ciudades españolas: Zaragoza, Madrid, Logroño, Cádiz, Málaga, Pamplona y Córdoba. En esta última ciudad andaluza y como fruto de una especial y generosa colaboración con la Universidad y la Diputación, se crearía en 2006 el Premio Internacional de fotografía Pilar Citoler, con una importante dotación económica y que ha celebrado ya, en 2013, su séptima edición.
A través de todas estas iniciativas, tanto su labor como su persona traspasaron los límites de los ámbitos especializados y, mientras su colección se difundía entre un público cada vez más amplio, comenzó a recibir el reconocimiento de instituciones clave en el sistema del arte español. El Premio Arco al coleccionismo (2005) recompensó sin duda su decidida apuesta por el trabajo galerista: “siempre he defendido que hay que comprar a través de las galerías y considero fundamental su papel en el mundo del arte”. En 2007 llegaría la Medalla de oro al mérito en las Bellas Artes y su nombramiento para presidir el Patronato del Museo Reina Sofía (MNCARS), del que ya era vocal desde dos años antes. La Universidad de Córdoba le concedió un doctorado honoris causa en 2013 y acaba de recibir hace poco el premio de la Fundación Arte y Mecenazgo 2014.
Asunción DOMÉNECH, (La Colección, Descubrir el Arte, nº 185)